Actuación de Bernal inspira sueño de escarabajos colombianos
ZIPAQUIRÁ, Colombia (AP) — Tomás Moreno da una mirada furtiva sobre el hombro antes de acelerar para cruzar la meta y alzar los brazos en celebración. Es la primera victoria ciclística para el niño de 8 años, pero ya está pensando en seguir el sendero trazado por el escalador Egan Bernal, que se elevó de sus modestos orígenes en este pueblo andino en las afueras de la capital colombiana a la cima del ciclismo competitivo mundial.
"Espero ir al Tour de Francia y hacer todo lo posible para ganar”, dice Moreno, extenuado tras finalizar un sprint de 1,5 kilómetros en poco más de 5 minutos.
Moreno no es el único niño colombiano que sueña así en estos días, cuando Bernal se apresta a ganar el Tour de Francia.
A unas pocas cuadras de distancia, decenas de jóvenes ciclistas, algunos de ellos en bicicletas adornadas con los colores de la bandera colombiana, atestan la “Plaza de la Esperanza” en Zipaquirá para ver en una pantalla gigante al hijo favorito del pueblo defender el sábado la camiseta amarilla en la penúltima etapa. El confeti llovió sobre la concurrencia, entre la que estaban varios familiares y amigos de Bernal, cuando éste finalizó con una dominante ventaja con vistas a la última etapa el domingo hacia París.
"“Siempre fue disciplinado y muy trabajador. Nunca tenía que decirle dos veces qué hacer....”, dijo Fabio Rodríguez, quien descubrió a Bernal a la edad de 8 años cuando éste, contra los deseos de su padre, un frustrado ciclista semiprofesional, se inscribió en una clase de ciclismo de montaña para niños pobres administrada por el gobierno municipal.
Rodríguez dijo que se dio cuenta de que Bernal superaría a las decenas de otros niños que ha entrenado en este pueblo, situado a 2.650 metros (8.700 pies) sobre el nivel del mar cuando de adolescente viajó a Europa e inmediatamente consiguió una impresionante cadena de actuaciones a campo traviesa antes de pasar al ciclismo de ruta a la edad relativamente tardía de 17 años. “Ahí me dije, ahí va ser, ahí va ser”.
Los ciclistas colombianos han brillado en el Tour previamente. Luis "Lucho" Herrera se convirtió en 1984 en el primero de 12 colombianos en ganar una etapa en la carrera y varios otros han lucido la camiseta de “Rey de la Montaña”. Nairo Quintana, quien entró este año como uno de los favoritos, finalizó segundo en 2013 y 2015 y es uno de dos colombianos detrás de Bernal este año entre los 10 primeros.
Pero ninguna de esas carreras memorables ha hecho vibrar a los colombianos como la impresionante actuación de Bernal, de 22 años, como el ganador más joven del Tour desde la Segunda Guerra Mundial.
Por varios días, los colombianos han estado pegados a sus televisores siguiendo cada pedaleo de Bernal y su equipo Ineos. Incluso el presidente Iván Duque visitó un café en el centro de Bogotá en medio de un atareado calendario el viernes para ver los minutos finales de la histórica actuación de Bernal cuando éste tomó la punta en una etapa frenada por una granizada y un alud. El sábado, con Bernal al borde de la victoria, se conoció la noticia de que una madre había nombrado a su hijo en honor de la sensación ciclística del país. En Zipaquirá, el alcalde del pueblo, anticipando la victoria, develó hace 10 días un grafiti gigante con la imagen de Bernal.
Aunque poco conocido en Europa y Estados Unidos, Colombia tiene una rica tradición ciclística que es parte integral de una cultura nacional sin igual en el resto de Latinoamérica. Gran parte de esa historia fue escrita en las mismas laderas alrededor del pueblo de Bernal, de donde la leyenda Efraín "El Zipa" Forero, ganador de la primera Vuelta de Colombia en 1951, también proviene.
Con un primer premio de apenas 10.000 dólares _ comparado con los 500.000 euros que Bernal se llevará si gana en Francia _ la Vuelta de Colombia había sido básicamente ignorada por los principales ciclistas del mundo.
Pero es la vitrina para esa tipo único de ciclistas conocidos en Colombia como los “Escarabajos” por la incesante determinación con la que trepan cualquier montaña. Su etapa más dura es un una elevación de 3.265 metros de altitud conocida como “La Línea” _ medio kilómetro más que el punto más alto en el Tour de este año _ en la que los ciclistas que arrancan en un valle tropical frondoso deben rodar 21 kilómetros a un altiplano andino antes de embarcarse en un descenso peligroso y serpenteante de regreso al calor de la jungla. Bernal finalizó cuarto este año en la competencia.
En un país desgarrado por una escarpada topografía y medio siglo de guerra de guerrillas, la carrera se las ha arreglado para unir a los colombianos en una forma sólo posible en el deporte. Y aunque la popularidad del fútbol y otros deportes ha eclipsado al ciclismo, las transmisiones radiales de la Vuelta aún acaparan las ondas nacionales.
"Casi siento que lo gano yo”, dijo Santiago Botero, quien compitió en tres Tours y finalizó quinto en la clasificación de montaña en 2000, sobre la actuación de Bernal. “Mirando a Egan, te das cuenta la diferencia entre los que nacieron en la altura y los que solo entrenan en ello”.
Aunque todos los colombianos comparten el triunfo de Bernal, Botero dijo que resuena especialmente con los más pobres, que frecuentemente provienen de las mismas montañas descuidadas, mayormente indígenas, de donde salen los campeones escaladores. Dijo que ellos ven el triunfo de Bernal como una validación de los valores tradicionales como el trabajo arduo en uno de los países más corruptos y económicamente desiguales en el mundo. Irónicamente, es el físico delgado y fibroso de los Escarabajos _ resultado de mala nutrición en la infancia _ lo que les da fuerza aerodinámica en la bicicleta.
Como en Europa, la presión para ganar en Colombia en enorme _ y como en otras partes ha llevado a casos de dopaje que han mancillado la imagen del deporte aquí. Este año, uno de los mejores equipos del país, Postobon, fue disuelto antes de la temporada europea y suspendido por el organismo rector del ciclismo mundial luego que dos de sus ciclistas dieron positivo por la presencia de sustancias prohibidas en un período de 12 meses. La Agencia Mundial Antidopaje suspendió además un laboratorio gubernamental en Bogotá a cargo de tomar las muestras de los ciclistas y los controles antidopaje en las carreras.
Bernal ha estado rodeado de ciclistas desde una edad muy temprana. Aunque la carrera de su padre no floreció, su novia, Xiomara Guerrero, es tres veces campeona de Colombia en ciclismo a campo traviesa. Su hermano de 14 años, Roland, y su prima de 8, Nicole Pachón, estaban entre los niños que acudieron el sábado a la carreta amateur en Zipaquirá.
Pero a diferencia de sus privilegiados rivales europeos, llegar a los primeros niveles del ciclismo no fue fácil para Bernal. Su padre era un guardia de seguridad, primero en una catedral hundida bajo una mina de sal _ la principal atracción turística del pueblo _ y más adelante en una represa, mientras que su madre recogía flores en una granja cercana. Vivían en apartamentos públicos y no tenían suficiente dinero para comprar un casco ni inscribir a su hijo en clases.
La familia recibió ayuda de un filántropo colombiano, Pablo Mazuera, que auspicia a media decena de promesas del ciclismo en Zipaquirá y sus alrededores. Mazuera está con Bernal en Francia.
Pero a un punto, frustrado por sus decepcionantes resultados, Bernal dejó de entrenarse y se inscribió en una universidad local para estudiar periodismo. Con paciencia, Mazuera lo convenció a que regresase, prometiéndole que si después de un año no mostraba progresos, él financiaría sus estudios.
"Siempre supimos que Egan tenía el físico perfecto pero no es que nació un campeón", dijo Martha Cecilia Cortés, quien trabaja con Mazuera entrenando a ciclistas adolescentes. “Tenía que luchar para realizar su sueño.”
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Josh Goodman está en Twitter: https://twitter.com/APjoshgoodman
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