Protestas en Puerto Rico en la voz de los manifestantes
SAN JUAN (AP) — A la sombra de un árbol y sentado en una silla de playa, José Troche, un médico de 64 años, esperaba el inicio de la manifestación.
“Esto, ahora mismo es un sueño”, dijo el oriundo de Yauco mientras señalaba a la enorme multitud reunida en la capital de Puerto Rico. “El pueblo está unido”.
Troche cree que Puerto Rico está en una encrucijada, y que la agitación obligará al pueblo a ser más consciente sobre por quién votar en las elecciones del próximo año. Dijo que las históricas manifestaciones han cambiado la manera en que la gente percibe a los partidos políticos de la isla y cómo se relaciona con ellos: “Hay que sacar a los que traicionan al pueblo, no importa el color (político)”.
Cuando era más joven, imaginaba que Puerto Rico gozaría de una economía sólida y sería autosuficiente, pero no cree que eso suceda durante, al menos, otros 40 años.
“Malgastaron el dinero y ahora nosotros tenemos que pagarlo”, dijo en referencia a los funcionarios del gobierno. “Estamos indignados con la situación de la isla. Tanta corrupción y tanta falta de respeto”.
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Rebecca Claudio tiene 36 años y, junto a su esposo, posee una compañía de jardinería en la localidad de Aibonito, en la región montañosa del centro de la isla. Decidió unirse a la protesta por sus dos hijos.
La pareja quisiera ver avances importantes en la calidad de los servicios de salud y educación que provee Puerto Rico, y cree que Rosselló debe renunciar para permitir que alguien más tome las riendas de la isla e implemente cambios que, cree, son sumamente necesarios.
“No mejoró, sólo para un grupo selecto”, dijo al señalar que las protestas le dan un poco de esperanza. “Un pueblo unido es mucho lo que puede lograr”.
Claudio señaló que su hijo de 10 años y su hija de 15 estudian en escuela pública, pero que no cuentan con programas de arte o teatro y carecen de artículos básicos.
“A veces no tienen exámenes porque no hay papel”, comentó. “A veces no tienen ni papel de baño”.
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Mientras se limpiaba las lágrimas, Germán Alejandro Ortiz explicó por qué decidió integrarse a la manifestación del lunes: “Necesitamos dirigentes que velen por el pueblo de verdad, no por sus amigos”.
Ortiz, un empresario de 43 años, proviene de una familia a favor de la estadidad de la isla, asistió a la misma escuela secundaria que Rosselló y votó por su padre cuando se postuló a la gubernatura. Pero ahora quiere a otra persona a cargo, alguien que pueda combatir la corrupción y revertir la crisis económica que atraviesa Puerto Rico.
“Yo ahora mismo no tengo el dinero para poner a mi hija en una escuela privada”, declaró.
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Desempleada y con 27 años de edad, Ada Torres se mudó de Dallas a Puerto Rico hace apenas un mes debido a que extrañaba a la isla, pero ahora tiene dudas sobre su futuro.
Le gustaría encontrar trabajo en facturación y codificación clínica, pero la crisis económica se lo impide.
Sin embargo, Torres se dijo inspirada por la enorme participación en la protesta del lunes y planea permanecer en Puerto Rico con la esperanza de que la situación cambie eventualmente.
“Lo había encontrado más unido y eso me emociona tanto”, comentó. “Me gusta la idea que no están pensando en el estatus, sino pensando en lo que es mejor para la isla”.
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Lydia Hernández, una jubilada de 62 años, se integró a la protesta para ayudar a garantizar un mejor futuro para sus hijos y su nieta.
“Yo estoy feliz que está pasando esto”, dijo, mientras señalaba a los manifestantes que exigían a gritos la renuncia del gobernador. “Veo un pueblo decidido. Veo un pueblo que no se deja. Vamos a limpiar el gobierno”.
Hernández afirmó que el cambio comenzó después de que el huracán María azotó a Puerto Rico como una tormenta de categoría 4 el 20 de septiembre de 2017, causando daños superiores a los 100.000 millones de dólares.
“La gente se salió de su zona de confort y vio lo que realmente estaba pasando”, dijo Hernández, harta de la corrupción dentro del gobierno. “Hay un pueblo que está sufriendo”.
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Giovanni André Correa, estudiante de secundaria, se sumó junto con su hermano a las manifestaciones a pesar de que cree que eventualmente se mudará a Estados Unidos continental en busca de una vida mejor.
“Quiero progresar”, dijo el joven de 17 años, quien aspira a estudiar lingüística o informática.
Correa cursa el 12vo grado en una escuela privada de Coamo, pero cree que las autoridades gubernamentales podrían mejorar considerablemente la educación que se imparte en las escuelas públicas.
“Me gustaría que nos unamos como pueblo, que el gobernador sepa que no nos quitamos”, sentenció. “Vamos a seguir luchando”.