Muere arquitecto César Pelli a los 92 años
NEW HAVEN, Connecticut, EE.UU. (AP) — El célebre arquitecto argentino-estadounidense César Pelli, creador de algunos de los edificios más altos y emblemáticos del mundo, ha muerto. Tenía 92 años.
Aníbal Bellomio, socio sénior del estudio de arquitectura de Pelli en Connecticut, dijo que Pelli murió serenamente el viernes en su hogar en New Haven. Fue decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Yale y profesor de la institución, que le otorgó un título honorario de doctor en artes.
Las Torres Petronas en Kuala Lumpur, Malasia, es una de las obras más reconocidas de Pelli. Los rascacielos gemelos de 452 metros (1.483 pies) de altura fueron en su momento los más altos del mundo. Diseñó la Salesforce Tower en San Francisco y Brookfield Place, antes el Centro Financiero Mundial, en Nueva York. En varias obras tuvo la colaboración de su esposa, la arquitecta paisajista Diana Belmori.
Pelli decía que la arquitectura era un arte social.
Su fallecimiento generó reacciones de las autoridades argentinas y de la provincia de Tucumán, donde nació en 1926 y se formó.
“Quiero enviar mis condolencias a los familiares y amigos del talentoso César Pelli. Las obras que deja en todo el mundo como legado son un orgullo para los argentinos”, tuiteó el presidente argentino, Mauricio Macri.
Por su parte Juan Manzur, gobernador de Tucumán, destacó la faceta profesional y personal de Pelli. Para el gobernador de la provincia norteña de argentina la trayectoria del arquitecto “ha sido un orgullo no solo para los tucumanos sino también para todos los argentinos. Un hijo de esta tierra que trascendió por la calidad y monumentalidad de sus obras y por su enorme capacidad de trabajo”, señaló.
El gobernador destacó igualmente su carrera como “brillante profesor en grandes universidades, en las que formó a muchas generaciones de arquitectos”, afirmó. “Fue sin dudas un creador y su legado perdurará por siempre en cada una de sus obras”, destacando igualmente su calidad humana, puesto que supo combinar, según dijo, excelencia profesional y profundidad intelectual “con una delicada sencillez, rasgos que nos hablan de su inmensa bonhomía.
El arquitecto declaró en una entrevista al diario La Nación hace unos años que lo suyo no fue una vocación que arrastraba desde pequeño. “Yo nací en Tucumán, me crié en Tucumán, me hice arquitecto en Tucumán y no sabía qué iba a estudiar”, afirmó.
“A los 16 años, yo ya estaba para entrar en la universidad, y, aunque no tenía ninguna idea concreta, me animé a probar con arquitectura, que era una carrera muy nueva en Tucumán, sabiendo que si me equivocaba no importaba perder un año”.
Sin embargo la función social de la profesión cambió su pasión hacia esta materia. “al fin del primer año vinieron dos jovencitos de Buenos Aires como profesores y las cosas empezaron a cambiar. Me hicieron analizar un edificio de Frank Lloyd Wright en vez de un palacio renacentista y tuve que diseñar una parada de ómnibus en vez de una tumba o una urna. Ahí me empezó a entusiasmar la cosa, porque veía que combinaba el arte con el sentido social”, declaró. “El primer edificio construido fue una casa de vacaciones para mis futuros suegros”, afirmó a La Nación.
Pelli se refirió a su vida en Estados Unidos donde llegó con una beca de 95 dólares por mes para estudiar en la Universidad de Illinois. “Teníamos una habitación en una casa compartida con varias parejas ¡y mi señora embarazada! Así que tuve que trabajar de bibliotecario nocturno y otras cosas, hasta que un profesor de la escuela de posgrado de arquitectura me consiguió trabajo en el estudio de Eero Saarinen, a dos dólares con cincuenta la hora”.
Tras trabajar diez años con Saarinen fue director en un estudio de ingeniería en Los Ángeles, “donde diseñé obras que se publicaron mucho y de allí pasé al estudio de Victor Gruen, por primera vez como socio y no como empleado. Diseñé la embajada estadounidense en Japón y un edificio muy popular llamado la Ballena Azul. Para entonces ya era conocido”.
Rechazó una oferta de ser decano de arquitectura en Harvard que le había ofrecido Philip Johnson “le dije que no me interesaba” y se decantó por Yale pero “a los dos meses de decanato, me convocaron para ampliar y renovar nada menos que el MoMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York) de las calle 53 entre la Quinta Avenida y la Sexta, algo que todavía no puedo creer, porque no es que yo no tuviera estudio, ¡no tenía ni un tablero! Mi señora consiguió este lugar, llamé a un muy joven arquitecto de apellido Clarke, hoy mi socio, que estaba en la Universidad de Rice, y empezamos de la nada”, recordaba.
Pelli, hijo de una maestra y un empleado público, nació el 12 de octubre de 1926 en San Miguel de Tucumán, en el noroeste de la Argentina.
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La periodista de AP Patricia Luna colaboró con este despacho desde Santiago, Chile