Cubanos disfrutan las vacaciones de verano pese a la crisis
JIBACOA, Cuba (AP) — Cada verano, miles de cubanos huyen de las ciudades hacia la costa y el campo junto a sus familias y mascotas en busca de aliviar el calor y dejar por un tiempo las tensiones que genera la presión económica del gobierno de Estados Unidos sobre la isla.
En Jibacoa, unos 60 kilómetros al este de La Habana, las familias se reúnen en campamentos estatales para cocinar, nadar y disfrutar del verano que por su humedad resulta agobiante en la vida diaria. Los campamentos tienen capacidad para 800 personas distribuidas en cuatro sitios a lo largo de la costa de aguas transparentes.
Entre ellos están los 15 miembros de la familia Santana --niños, abuelos, tías y tíos-- que se reúnen bajo un árbol para jugar al dominó y comer carne de cerdo, arroz, frijoles, yuca y ensaladas gracias al dinero de un familiar que vive en Estados Unidos.
"Este verano es a lo cubano, pero gracias al primo que viene de Miami, que es el que puede sustentar todos estos gastos, gracias a él estamos compartiendo aquí en familia", dijo a The Associated Press Raidel Santana, un trabajador estatal de 24 años.
Los bajos precios y las remesas ayudan a los locales a disfrutar de sus vacaciones de verano, un rito anual que no es interrumpido por la política o las limitaciones económicas.
El gobierno cubano proporciona transporte y alojamiento subsidiado a los trabajadores estatales y el saldo en general se compone de remesas de familiares radicados en el exterior.
Los costos varían de 11 pesos cubanos (50 centavos de dólar) para el alojamiento de dos personas a 90 pesos cubanos (3,80 dólares) por día en una cabaña.
Para un bungaló con aire acondicionado, los precios suben a entre cuatro y 16 dólares por día, fuera el alcance del cubano promedio que gana alrededor de 44 dólares mensuales.
El gobierno cubano lanzó recientemente una ofensiva para disminuir las importaciones que lastran su presupuesto y fomentar la producción nacional en sectores emergentes como el turismo.
El plan incluyó el incremento del sueldo de unas 2,5 millones de personas que trabajan en el sector estatal y facilidades para los productores que provean a exportadores o a servicios turísticos.
La crisis económica se hizo más palpable en Cuba en los últimos meses con el desabastecimiento intermitente de productos como el pollo, arroz, artículos de higiene y aceite. Sin embargo, en las últimas semanas las filas para hacer las compras han disminuido y las autoridades esperan que el país no caiga en una crisis similar a la de los años 90.
Cuba sufre las consecuencias de las dificultades de sus aliados económicos como Brasil --cuyo nuevo gobierno le recortó colaboración-- y Venezuela, así como del recrudecimiento de las sanciones de Estados Unidos después de que el presidente Donald Trump aseguró que espera lograr un cambio en el modelo de la isla mediante la asfixia económica.
Roxana de Oreste, una agrónoma de 26 años que trabaja para una compañía estatal, dijo que sin el apoyo del Estado ella y su familia no podrían escapar del atestado complejo de viviendas en el que residen cerca de La Habana.
Hay personas que “no tienen presupuesto para ir a hoteles, a cayos, a lugares caros, y entonces el centro de trabajo nos da esta posibilidad que no es tan cara y es agradable (estar) un ratico aquí en la playa con los hijos", dijo a AP.
Autobuses repletos llegan a los campamentos todos los días trayendo a familias ansiosas por disfrutar del agua fresca y la brisa del océano.
"Según el diferente nivel de vida y social de cada persona (es) adonde puede ir", explicó Neyis Velázquez, una agrónoma de 26 años que trabaja en una granja estatal.
Para los que se quedan en la ciudad, el Malecón de La Habana ofrece un descanso pintoresco y ventoso.