“Dumbfakes”, videos falsos que pueden decidir elecciones
Sofisticados videos falsos llamados “deepfakes” son considerados una amenaza a la integridad de las elecciones. Pero un problema más grande para los comicios presidenciales del año que viene podrían ser los “dumbfakes”, videos falsos más sencillos y fáciles de producir.
A diferencia de los deepfakes, que requieren el empleo de inteligencia artificial, manipulación de audio y tecnología de mapeo facial, los dumbfakes pueden producirse simplemente modificando la velocidad del video o con edición selectiva. Son más fáciles de crear y pueden resultar muy convincentes para alguien desprevenido.
Un video en cámara lenta que daba la impresión de que la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi estaba impedida, fue visto más de 2 millones de veces en Facebook en mayo. En noviembre, la secretaria de prensa de la Casa Blanca Sarah Sanders tuiteó un video acelerado que hacía que el periodista de CNN Jim Acosta pareciese más agresivo de lo que en realidad había sido. Su post fue retuiteado miles de veces.
El hecho de que estos videos puedan ser producidos tan fácilmente y compartidos en numerosas plataformas de internet no es un buen augurio para las elecciones del 2020, de acuerdo con Hany Farid, experto en ciencias forenses aplicadas a la internet de la Universidad de California, en Berkeley.
“El reloj avanza”, dijo Farid. “El video de Nancy Pelosi fue una señal de alerta”.
Las redes sociales no tienen políticas claras que prohíban los videos falsos, en parte porque no quieren verse en la posición de tener que decidir si algo es una sátira o tiene el propósito de engañar a la gente. No quieren exponerse a ser acusadas de censura o de prejuicios políticos.
Facebook, no obstante, bajará de categoría (“downrank”) los posts engañosos, incluidos videos, para que menos gente los vea. Ese material será acompañado con corroboraciones de la información de otras organizaciones, incluida The Associated Press.
Hay además muchas zonas difusas que pueden ser interpretadas de distinta manera, dependiendo de las ideas políticas o el sentido del humor de una persona.
Un individuo que se hace llamar Paul Lee Ticks --un juego de palabras que suena como “politics” (política) en inglés-- a menudo produce videos fabricados, sobre todo del presidente Donald Trump. En uno de los más recientes incorporó la expresión “campos de concentración” al cartel del Trump International Hotel & Tower de Chicago.
Otro que se llama Carpe Donktum produce videos editados a favor del presidente. Después de que Trump dijese en junio que Joe Biden parecía lento, Carpe Donktum redujo la velocidad de un video de Biden y empalmó dos videos para que pareciese que el ex vicepresidente decía algo que no dijo.
Trump a menudo retuitea los posts de Carpe Donktum, quien la semana pasada conoció personalmente al mandatario en una “cumbre de redes sociales” con figuras conservadoras. Carpe Donktum dice que hace parodias en sus videos y niega que los adultere. Afirma que su intención es satírica y que la manipulación es obvia.
“Estos son memes básicamente y están en la internet desde sus comienzos”, declaró.
Tanto Paul Lee Ticks como Carpe Donktum, quienes hablaron con la AP a condición de no ser identificados por sus nombres reales por temor a recibir amenazas o ser hostigados, dijeron que empezaron a producir videos sencillos, cómicos. Pero estos hicieron más sofisticados, al punto de que le puede resultar difícil distinguir si son reales o falsos a una audiencia desprevenida o que no está al tanto de que el objetivo es divertir.
La alarma por estos videos va en aumento.
Durante una vista de la comisión de inteligencia de la Cámara de Representantes del 13 de junio, Adam Schiff, demócrata, dijo que el video de Pelosi da una idea del problema que hay por delante. Según un estudio del Centro de Investigaciones Pew de junio, el 63% de los consultados acerca de noticas falsas dijo que los videos y las imágenes alteradas para engañar al público generan mucha confusión en torno a los hechos.
Otras manipulaciones son igualmente toscas, y al mismo tiempo más sutiles. Algunos videos falsos, por ejemplo, cambian las fechas de videos o el lugar de desmanes o de actividad policial para hacerlos pasar por imágenes de otros episodios del momento.
“El poder de la desinformación es muy grande con nuestros niveles de polarización política”, dijo el profesor de la Universidad Estatal de Ohio Erik Nisbet, coautor de un estudio del 2018 según el cual las noticias falsas pueden haber ayudado a Trump a ganar las elecciones del 2016. “La gente está enojada, preocupada, ansiosa. Son más vulnerables al engaño y la desinformación que convalida sus puntos de vista”.
Cliff Lampe, profesor de la Universidad de Michigan, dijo que las personas mayores “tienden a confiar más en los videos”. Un estudio publicado por la revista Science Advances en enero, por otro lado, señaló que las personas de más de 65 años y los ultraconservadores son más proclives a compartir información falsa.
Expertos dicen que cuando a alguien se le mete algo en la cabeza, cuesta hacerlo cambiar de opinión, incluso si se le demuestra que un video era falso.