Republicanos sufren, demócratas furiosos con tuits de Trump
HELENVILLE, Wisconsin, EE.UU. (AP) — Bill Brasch simplemente se encogió de hombros al enterarse de la nueva controversia generada por los tuits de Donald Trump.
No cree que el presidente sea racista por decirles a cuatro representantes que “se vuelvan” a los países de los que vinieron. No importa que las cuatro sean ciudadanas estadounidenses, tres de ellas nacidas en el país. Para Brasch, el revuelo en torno a los tuits es una distracción con fines políticos.
“Yo veo lo que hizo y no lo que dice”, expresó Brasch, de 58 años, durante el almuerzo en el bar Wingin’ It de una localidad rural de Wisconsin.
Más al sudeste, Maria Masferrer opinó que los comentarios de Trump estuvieron “totalmente fuera de lugar”. Masferrer es una estudiante de la Universidad Internacional de la Florida en Miami que se nacionalizó hace poco. Toma la retórica de Trump como algo personal, descalificador.
“¿Por qué voy a votar por alguien que me quiere expulsar del país?”, preguntó.
En todo el país, en estados vitales para las posibilidades de reelección de Trump, las reacciones a los tuits racistas expresan dos puntos de vista radicalmente opuestos. En entrevistas con unos 50 votantes de siete estados indican que mucha gente, mayormente demócratas, considera que el hecho de que Trump esté dispuesto a hacer comentarios racistas es escandaloso e imperdonable. Para muchos otros, sobre todo votantes de Trump, los tuits son algo secundario.
Los votantes de Trump que hablaron con la Associated Press expresaron una mezcla de indiferencia, desconcierto y una leve irritación ante los cuestionamientos. Opinan que son cosas que se pueden esperar de un presidente anticonvencional. Les gusta su franqueza y su forma directa de hablar, y niegan que sea racista. En todo caso, sus puntos de vista sobre temas raciales no son lo que más les importa a ellos.
“No es perfecto, de eso no hay duda. Hay algunas cosas que no te gustan, que a mí no me gustan”, dijo Yanire Kruiniger, quien emigró de Perú y se naturalizó hace 12 años. Ahora vive en Nevada, un estado que Trump perdió en el 2016 y que espera ganar el año que viene. Kruiniger votó por Trump entonces y piensa volver a hacerlo.
“Corrimos el riesgo”, dijo Kruiniger, de 53 años, en Las Vegas. Y la apuesta rindió dividendos, sobre todo porque la economía marcha bien, agregó.
Las conversaciones con votantes de Pensilvania, Wisconsin, Ohio, Michigan, Florida, Arizona y Nevada reflejan los debates que tienen lugar en los dos grandes partidos. Los demócratas han tenido duros enfrentamientos internos en torno a temas raciales --como autobuses escolares y la desegregación de las escuelas, la justicia penal y reparaciones a los negros--, lo que refleja la dependencia del partido de las minorías, los sectores progresistas y los jóvenes.
Los republicanos cruzan los dedos por que el electorado, sobre todo las mujeres y los votantes suburbanos, le presten más atención a la pujante economía que a la personalidad de Trump.
Braeden Howard es el tipo de personas que alientan las esperanzas de los republicanos.
Howard, de 38 años, de Carlisle, Pensilvania, votó por Trump en el 2016 sin tener una idea clara de lo que se podía esperar de él y se describe como alguien que todavía no ha decidido por quién votará en el 2020.
Dice que siempre consideró a Trump una figura que provoca divisiones, desde el momento en que lanzó su campaña hablando mal de los mexicanos. De todos modos, no obstante, no está muy seguro de que sea un racista. “Se usa esa descripción con mucha liberalidad”, sostuvo.
El tuit no incidirá en el voto de Howard.
“El tiempo dirá. Si la economía marcha bien, probablemente vote por él”, dijo Howard, quien supervisa un proyecto de preservación de un monumento de la guerra civil en una ciudad universitaria de una región conservadora del centro de Pensilvania. “Si la gente está en la calle, sin trabajo, probablemente cambie de parecer”.
En un sector suburbano de Columbus, Ohio, varios votantes entrevistados no prestaron mucha atención al contenido de los tuits de Trump, pero dijeron que cuanto antes deje de tuitear, mejor.
“No debería hacerlo, tiene que actuar como un presidente, ocuparse de las cosas que importan”, dijo Scott Wood, republicano dispuesto a votar de nuevo por Trump, a menos que surja otra alternativa “realmente notable”.
Woods, un ingeniero de IT de 45 años, sirvió cuatro años con los Marines y dijo que valora la promesa de Trump de reforzar las fuerzas armadas, resolver los problemas del seguro médico y ocuparse “de lo que pasa en la frontera”.
“Está haciendo las cosas bien en algunos sectores vitales, pero no nos está uniendo”, afirmó.
Trump desató nuevas polémicas el domingo al decir en un tuit que las legisladoras que “odian a nuestro país” pueden regresar a los países “quebrados, infectados de delitos”, de los que vinieron. Aludía a cuatro representantes: Ilhan Omar, Alexandria Ocasio-Cortez, Ayanna Pressley y Rashida Tlaib. Todas son ciudadanas estadounidenses y tres de ellas nacieron en el país. Trump restó importancia a las críticas, diciendo que “mucha gente está de acuerdo conmigo”.
“Entiendo lo que dijo”, expresó Emily Ort, de Lemoyne, Pensilvania. “Si vas a un restaurante y no te gusta la comida, ¿vas a regresar?”.
Ort opinó que Trump simplemente “defendió nuestro país”.
Los demócratas creen que Trump apeló a comentarios racistas para movilizar a su base y retomó su estrategia de hablar de la caravana de migrantes del 2018 y de su restricción al ingreso de musulmanes del 2016.
Nicole Sample, abogada de Grand Rapids, Michigan, considera los tuits de Trump “repugnantes”.
“Es obviamente racista”, dijo Sample, de 33 años. “Se supone que somos un crisol de razas. Representa todo lo que este país no es”.
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Los reporteros de la Associated Press Andrew Welsh-Huggins (Columbus, Ohio), Ellis Rua (Miami), Jonathan Cooper (Phoenix), Marc Levy (Carlisle, Pensilvania), Mark Scolforo (Hershey, Pensilvania), Sara Burnett (Grand Rapids, Michigan) y Michelle Price (Las Vegas) colaboraron en este despacho.