Tres corneados en el último encierro del año en Pamplona
PAMPLONA, España (AP) — Un toro se separó de la manada y corneó a dos corredores australianos y un español el domingo en el octavo y último encierro de las fiestas de San Fermín en Pamplona, en el norte de España, según indicaron autoridades sanitarias.
Eso elevó a ocho el número de heridos por asta de toro en los encierros, que aportan una dosis matinal de adrenalina en las fiestas, que atraen a un millón de personas cada año.
Mientras que cinco de los toros se mantuvieron juntos para correr por las estrechas calles junto a los bueyes que les servían de guía, uno de los astados se quedó rezagado y sembró el caos entre los mozos que corrían. El toro volteó a un hombre y lo dejó caer a plomo sobre la calle adoquinada. Después hirió a otros dos corredores que se vieron atrapados contra el lateral del circuito.
El hombre volteado por el toro, un animal colorado llamado Rabanero, sufrió una cornada en la pierna, explicó el portavoz del hospital regional Tomás Belzunegui, mientras que otro hombre fue herido en el brazo derecho y un tercero en la axila. Los tres fueron hospitalizados, aunque las lesiones no ponían en peligro sus vidas.
Cruz Roja informó de otros heridos por golpes de los toros o los cabestros, o bien de otros corredores caídos durante el recorrido.
Los siete encierros previos de este año habían dejado cinco heridos por asta: tres españoles y dos estadounidenses.
Los seis astados de Miura, que celebraban la 53ra aparición de la ganadería en las fiestas, completaron el recorrido de 850 metros (930 yardas) hasta la plaza en dos minutos y 42 segundos. Los toros serán lidiados en la plaza más tarde el domingo.
Las fiestas de San Fermín fueron popularizadas a nivel internacional por Ernest Hemingway en su novela “Fiesta”. La mayoría de los asistentes se quedan despiertos toda la noche o madruga suficiente para ver desde los balcones y barreras cómo cientos de mozos vestidos con la tradicional ropa blanca con cinto rojo corren en los encierros.
Dieciséis personas han muerto en los encierros desde 1910. La última muerte fue en 2009.
Las protestas de defensores de los animales también se han vuelto algo habitual en los últimos años. La víspera de que comenzaran las fiestas, decenas de activistas semidesnudos simularon ser toros lanceados en las calles de Pamplona para denunciar lo que consideran crueldad animal por entretenimiento.
La legislación española protege las corridas de toros como parte de la herencia cultural del país.