Brasil no encaja goles, pero también le cuesta anotarlos
PORTO ALEGRE, Brasil (AP) — Brasil es un equipo de contradicciones en la Copa América.
En cada uno de sus cuatro partidos disputados, el anfitrión ha sido ampliamente superior en la posesión. También destila calidad individual y rara vez sufre atrás. La ambición que irradia es innegable: ganar el título en casa es un mandato ineludible.
Pero, entonces cómo se explica que lleve dos partidos sin marcar goles, en los que debe exponerse a una impredecible tanda de penales para doblegar a un ultradefensivo Paraguay.
El pase a las semifinales fue con toda justicia, pero atascarse con un 0-0 ante un rival que jugó casi todo el segundo tiempo en inferioridad numérica debe alarmar al técnico Tite.
Idéntica situación se dio en la primera fase ante Venezuela, otro equipo que se replegó con bloques defensivos que no supo vulnerar para empatar sin goles. También se complicó en el partido inaugural ante Bolivia, un triunfo 3-0 que empezó a fraguarse gracias al penal que Philippe Coutinho cobró al comienzo de la segunda parte. La Canarinha recibió abucheos en ambos duelos.
La excepción fue el plácido trámite de la goleada 5-0 que le propinaron a Perú para cerrar su grupo como primero, y acallar las críticas.
Brasil echa de menos a un jugador con la lucidez e imaginación para romper líneas. También paciencia frente al arco contrario. Y por supuesto extraña el vértigo del lesionado Neymar, siempre capaz de arrastrar marcas y causar estragos con su habilidad.
“El balón no le llegaba a los delanteros”, reconoció Tite tras eliminar a Paraguay en Porto Alegre. “Se defendieron muy bien en el primer tiempo. El funcionamiento mejoró en el segundo y empezamos a generar más ocasiones, aprovechando la tarjeta roja”.
Los responsables de la generación de juego son Arthur y Philippe Coutinho, los volantes que juegan en el Barcelona. Coutinho es un jugador de altibajos, que a menudo desaparece de los partidos, mientras que Arthur hace sentir su presencia en el mediocampo pero por ahora no muestra la visión de un Xavi, con quien a menudo se lo compara.
“El fútbol no tiene una lógica, se controlan unas variables, pero eso no te asegura el resultado”, comentó Tite.
Después de un partido en el que le costó dejar huella, Arthur confía en que a la larga Brasil irá creciendo en juego.
“Este clasificación nos da la confianza que necesitábamos”, sostuvo. “Quedan partidos difíciles por delante. A veces el balón no entra, pero nos mantenemos enfocados, estamos bien mentalizados. Es una cuestión de serenarse y concentrarse en el siguiente rival”.
Ese oponente saldrá entre Argentina y Venezuela, que jugaban el viernes en el estadio Maracaná Río de Janeiro. Su semifinal será en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, escenario de un nefasto episodio en el fútbol brasileño. Hace cinco años, como local, cayeron goleados 7-1 por Alemania en la misma instancia y en el mismo escenario.
Ante Paraguay, los brasileños repitieron el mismo trío de delanteros que encandiló frente a Perú, Roberto Firmino, Gabriel Jesús y Everton. Los tres desperdiciaron varias ocasiones, luego que Paraguay se quedó con 10 tras la expulsión de su defensor Fabián Balbuena a los 58 minutos. El arquero paraguayo Junior Fernández fue un muro en el tiempo reglamentario, sólo superado en la tanda de penales.
Liderada por Dani Alves, Filipe Luis y Thiago Silva, la defensa de Brasil siguen sin encajar goles.
Tite lanzó duras críticas por las malas condiciones de la cancha de la Arena de Gremio, afirmando que era imposible hilvanar pases seguidos a sus jugadores más habilidosos.
El técnico se juega mucho en la Copa América. Se le reclama el título tras la eliminación en los cuartos de final del Mundial del año pasado.
No pasa inadvertido que Dunga, su predecesor, fue despedido cuando Brasil naufragó en la ronda de grupos de la Copa Centenario en 2016.
“Así es la vida del técnico, (la presión) es inevitable”, dijo Tite. “Lo más importante es continuar trabajando”.
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