Ritos ancestrales reciben al Año Nuevo Andino en Bolivia
LUKURMATA, Bolivia (AP) — El presidente Evo Morales celebró el viernes el Año Nuevo Andino en Bolivia y destacó la resolución de las Naciones Unidas aprobada la víspera que declaró el 21 de junio como “Día Internacional de Celebración del Solsticio”.
“Celebramos el Año Nuevo Andino, ahora reconocido por la ONU. Con el nuevo ciclo renace la esperanza. Nuestra cultura es reconocida en el mundo”, dijo el mandatario de origen aymara en la localidad arqueológica de Tiwanaku, a 80 kilómetros de La Paz, donde se dieron cita miles de personas para celebrar la festividad de origen prehispánico.
La cancillería destacó en un comunicado que la iniciativa fue de Morales y que la resolución de la ONU “pretende difundir la importancia que tiene la cultura de vivir en armonía con la naturaleza”.
El Año Nuevo Andino Amazónico 5527 fue recibido en más de 200 sitios sagrados. En Bolivia se la conoce también como “Willka Kuti” (“regreso del sol” en aymara) y en el vecino Perú como “Inti Raymi” y se celebra el 22 de junio.
Una de las celebraciones más tradicionales tuvo lugar en la comunidad aymara de Lukurmata, a unos 40 kilómetros de La Paz, donde autoridades indígenas sacrificaron una llama en agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra) y al Tata Inti (Padre Sol) en un altar de piedra donde por siglos sus antepasados realizaron la misma ceremonia.
La sangre caliente del animal regó la tierra fría y su corazón aún palpitante ardió en una hoguera como ofrenda a las divinidades.
A las siete de la mañana las sombras de la noche se retiraron y un sol rojizo encendió el horizonte. Todos los presentes recibieron sus rayos con las manos alzadas y pidieron a la Pachamama mejores cosechas en estas tierras a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar.
El Año Nuevo Andino se ha hecho popular en Bolivia pero la celebración se remonta a los rituales que practicaban antiguos pueblos prehispánicos para conmemorar el regreso del sol en el inicio del solsticio de invierno en el Hemisferio Sur.
“Se sacrifica la llama para agradecer a la Pachamama y al Tata Inti para despedir el año y pedir por buena cosecha y salud en un nuevo año. Es una reciprocidad para que la tierra nos dé frutos y sabiduría”, dijo David Flores, presidente del consejo de autoridades indígenas. Todos los líderes de la comunidad aymara vistieron un poncho rojo y llevaron cruzado al hombro un cordón de cuero, símbolo de su autoridad.
La celebración coincide con el inicio del preparado de la tierra para un nuevo ciclo agrícola en el mundo andino, explicó Richard Canaviri, director de Culturas de la gobernación de La Paz.
Para establecer el año se calcula que los pueblos más antiguos vivieron 5.000 años antes de la llegada de los colonizadores europeos. A ello se suman los 527 años desde la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492.
“La suma de los años es también la suma de dos herencias culturales que se han mezclado con los siglos: la religiosidad del mundo andino con los ritos cristianos traídos. Ambos han creado un sincretismo religioso muy rico”, dijo Canaviri.
En los hechos el Año Nuevo Andino es una formalidad porque en todos los ámbitos de la vida cotidiana rige el calendario gregoriano traído por los europeos.