Hallan en Chipre restos de niña, víctima de asesino en serie
NICOSIA, Chipre (AP) — Varios buzos sacaron el miércoles del fondo de una presa en Chipre lo que las autoridades creen que son los restos de una niña que un asesino en serie confesó haber matado, informaron las autoridades.
El descubrimiento de los restos en descomposición de la menor, que se cree que es Sierra Grace, de 6 años de edad, podrían poner fin a la búsqueda que comenzó cuando un capitán del ejército chipriota confesó el 25 de abril haber matado a siete mujeres y niñas extranjeras.
El jefe del Departamento de Bomberos, Marcos Trangolas, dijo a The Associated Press que los restos, que estaban envueltos en una sábana y atados con una cuerda a un bloque de cemento, fueron encontrados entre cañas a 6 metros (20 pies) de profundidad en la presa, que era parte de una antigua mina de pirita de cobre.
Se cree que ella es la séptima y última víctima del asesino en serie, de 35 años de edad.
Trangolas informó que los buzos hicieron la búsqueda en el lugar exacto que el sospechoso señaló a los investigadores previamente el miércoles luego de ser llevado al lugar. La policía ha dicho que no ha encontrado pruebas que indiquen que el sospechoso haya matado a alguien más, pero los investigadores siguen tratando de localizar a cualquiera que haya estado en contacto con él a través de internet.
El oficial del ejército, a quien la policía aún no ha identificado formalmente, habría entrado en contacto con varias de sus víctimas a través de salas de chat en línea.
La investigación comenzó con el hallazgo fortuito el 14 de abril del cadáver de la madre de Sierra Grace, Mary Rose Tiburcio, de 38 años, en un pozo de minas inundado. Las pesquisas se enfocaron entonces en el sospechoso, con quien Rose Tiburcio, de origen filipino, tuvo una relación de seis meses.
El cuerpo sin vida de Arian Palanas Lozano, de 28 años, también de Filipinas, fue encontrado en el mismo pozo seis días después.
Los asesinatos ocurrieron durante un periodo de dos años y medio, comenzando en septiembre de 2016 con la desaparición de la rumana Livia Florentina Bunea, de 36 años, y de su hija de 8 años, Elena Natalia. Sus cuerpos fueron encontrados dentro de maletas en el fondo de una presa tóxica que era parte de otra mina de pirita de cobre.
Otro cuerpo, que era de Ahita Khadka Bista, de Nepal, fue encontrado en un pozo seco en un polígono de tiro militar.
El sospechoso deberá comparecer ante un tribunal el viernes, pero no está claro si los investigadores pedirán otra prórroga de la custodia o le acusarán formalmente.
Bunea y su hija serán enterradas el jueves en una aldea a las afueras de Nicosia, la capital de Chipre. El gobierno chipriota ha dicho que cubrirá los gastos de funeral y entierro de todas las víctimas.