Acuerdo arancelario México-EEUU deja dudas sobre migración
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Aunque Washington y México celebraban cada uno su victoria por un acuerdo que disipó la amenaza de aranceles sobre los productos mexicanos, falta ver qué tan efectivo será, y expertos en migración plantearon inquietudes sobre lo que podría implicar para las personas que huyen de la violencia y la pobreza en Centroamérica.
Excepto por una vaga reiteración de un compromiso conjunto para fomentar el desarrollo, la seguridad y el crecimiento en América Central, el acuerdo se centra casi exclusivamente en labores policiales, y habla poco sobre las causas del incremento en el número de migrantes que se ha registrado en los últimos meses.
“Me parece que, en general, el gobierno mexicano salió de esta mejor de lo que pensaba. No obstante, el acuerdo deja muchas interrogantes”, dijo Andrew Selee, presidente del Instituto de Política de Migración. “Es bueno que ambas partes llegaran a un entendimiento que les permita a los dos guardar las apariencias, pero no está claro qué tan fácil será implementarlo”.
El despliegue de 6.000 elementos de la Guardia Nacional parece ser el compromiso clave de lo que fue descrito como “medidas sin precedente” por parte de México para reforzar la seguridad, aunque la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero dijo que eso ya estaba planeado y no fue parte de presiones externas.
“Yo dije y he dicho, nuestra migración hacia adentro de México tiene también que ser regulada”, afirmó Sánchez Cordero. “Tiene que ser también regulada, ordenada y legal y segura. Entonces la Guardia Nacional que vamos a desplegar de todas maneras la vamos a desplegar. No es porque nos lo diga, sino porque de todas maneras lo vamos a hacer".
México ya había comenzado a incrementar las detenciones, deportaciones y retenes migratorios. En las últimas semanas desmanteló una caravana migrante, disipando con ello gran parte de la disposición de los migrantes a viajar en grandes grupos visibles.
Si México toma mayores medidas, como lo prometió, lo más seguro es que sean reforzamientos de esas mismas tareas, dijeron expertos: redadas en hoteles donde se alojan los migrantes o en líneas de autobuses que los transportan hacia la frontera norte.
Los dos países también acordaron colaborar para compartir información sobre redes de contrabando de personas y para desmantelarlas, de lo que se pudo ver un ejemplo hace unos días cuando México arrestó a dos activistas y congeló cuentas bancarias de más de una veintena de personas que presuntamente organizaron caravanas.
Una de las inquietudes es que una mayor vigilancia podría poner a los migrantes que tienen necesidades legítimas de asilo en riesgo de ser deportados por México hacia los lugares de los que tratan de huir.
Asimismo, es conocido el nivel de corrupción de las fuerzas de seguridad mexicanas y se sabe que suelen extorsionar a los migrantes. El reforzamiento de las tareas de vigilancia es visto como una estrategia para dificultar el tránsito por México, pero que hace poco por desalentar a los centroamericanos desesperados por escapar de la pobreza, el hambre y la violencia.
En el albergue Movimiento Juventud 2000 en Tijuana, frente a la ciudad de San Diego, los migrantes se encuentran en decenas de carpas naranja bajo un enorme cobertizo con techo de láminas de metal. La hondureña Reyna Vázquez pidió a la gente que reflexione sobre por qué personas como ella dejaron su casa, su familia y su país.
“Si cada quien se pusiera a pensar cuál es el motivo que nos trae a nosotros los migrantes a tomar la decisión de dejar nuestras familias, nuestro país y venirnos para otro país, se pusieran a pensar en eso, y en vez de cerrarnos la puerta nos dieran una oportunidad de demostrar que somos personas que queremos trabajar y lo que queremos es nada más un futuro para nuestros hijos y nuestra familia”, declaró Vázquez.
“La gente huye de sus hogares sin importar lo que implique el viaje y sin importar qué tantas oportunidades tendrán de pedir refugio en México o en Estados Unidos”, dijo Maureen Meyer, experta en inmigración de la Oficina de Washington sobre Latinoamérica. Lo hacen “simplemente porque necesitan salir”.
“Parece que en todas estas discusiones (sobre los aranceles y la inmigración) se perdió la realidad humana de estas personas y por qué abandonan América Central”, agregó. “Se redujeron a ‘¿Qué podemos hacer para detenerlas’ y no ‘qué podemos hacer de verdad para crear las condiciones en sus países para que la gente no tenga que irse?’”
Otro elemento crucial del acuerdo es que Estados Unidos ampliará un programa conocido como el Protocolo de Protección a Migrantes (PPM). Según las autoridades mexicanas de inmigración, desde enero 10.393 migrantes fueron regresados a México mientras sus casos avanzan en tribunales estadounidenses.
El PPM está plagado de fallas y a la fecha sólo fue puestos en marcha en California y El Paso, Texas, y Selee señaló que no hay obstáculos logísticos para ampliarlo a otras ciudades. En este preciso momento, la cifra de más o menos 10.000 relacionada con el PPM representa “una gota en una cuba” en comparación con el total real, agregó.
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, que encabezó las negociaciones por México, dijo que el acuerdo no incluyó cuotas.
Si el PPM es aplicado a escala masiva a lo largo de toda la frontera sur de Estados Unidos podría inundar de migrantes a las ciudades fronterizas mexicanas. México se comprometió a ofrecer empleos, atención médica y educación a los migrantes que Estados Unidos le regrese, pero carece de la infraestructura para hacerlo. En la actualidad, la mayoría de los albergues y programas de apoyo son administrados por organizaciones no gubernamentales y la Iglesia católica.
Y si el programa incluye ciudades de Tamaulipas, estado del golfo de México donde los carteles y grupos delictivos controlan grandes porciones de territorio, los migrantes podrían enfrentar incluso mayor peligro.
“Como ustedes saben ésta es una zona que el gobierno estadounidense considera insegura para los ciudadanos estadounidenses”, declaró Meyer, en referencia a la advertencia al más alto nivel que el Departamento de Estado emitió para que se evite viajar a Tamaulipas debido a la delincuencia y los secuestros en ese estado. “¿Y aún así está bien que regresemos a personas allí?”
Sin embargo, muchos empresarios y políticos elogiaron el acuerdo.
Arturo Rocha, director general de comunicación social de la cancillería mexicana, tuiteó el viernes en la noche que “es un triunfo incontestable para México”. Impedir los aranceles envía un mensaje tranquilizador a las agencias calificadoras preocupadas de una posible guerra comercial, dijo, y agregó que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador había conseguido un nuevo compromiso de Estados Unidos de apoyar el desarrollo de Centroamérica además de resistirse a que designaran a México “tercer país seguro”, una concesión que pretendía Washington mediante la cual los solicitantes de asilo tendrían que pedirlo primero en esa nación.
Sin embargo, Abdel Camargo, antropólogo del Colegio de la Frontera Sur, en el sur de México, dijo que al recibir a las personas que le sean regresadas de acuerdo al PPM, “México no se asume como tercer país seguro pero de facto va a actuar como tal”.
Algunos como el ex presidente Felipe Calderón, que perteneció al Partido Acción Nacional de la oposición conservadora, preguntó si México era de verdad dueño de su propia política migratoria. Sin embargo, José Antonio Meade, que ocupó cinco cargos de gabinete y perdió las elecciones del año pasado ante López Obrador, elogió a Ebrard por haber impedido los perjudiciales aranceles “frente a condiciones muy complejas”.
En San José del Cabo, para asistir a la cumbre de alcaldes de América del Norte, el de Tijuana, Juan Manuel Gastélum, dijo que estaba bien que Estados Unidos regrese a los migrantes a su urbe siempre y cuando el gobierno federal cubra los gastos para atenderlos. Agregó que la amenaza de los aranceles quizá fue necesaria para doblarle la mano a su país.
“¿De qué manera iba a entender México que no es lo correcto dejar la migración sin control?”, dijo Gastélum, que también es miembro de Acción Nacional.
En el extremo sur de México, en Ciudad Hidalgo, separada de Guatemala por un río, el hondureño Reynoldo Reyes Gavidia, estaba sentado en la plaza principal. Ha ido y venido con frecuencia durante años. Dijo que regresó esta vez a México debido a la violencia en su país.
Dijo no saber mucho sobre la Guardia Nacional salvo rumores de que iba a ser desplegada, pero que no le preocupaba porque tenía sus papeles en regla. No es así para muchos otros migrantes que temen la deportación.
“La mayoría están preocupados porque de repente es como que les pueden caer... ya no van a poder dormir hoy aquí”.
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Orsi reportó desde la Ciudad de México y Sherman desde San José del Cabo. La periodista de The Associated Press María Verza, en la ciudad de México, el videoperiodista Jordi Lebrija, en Tijuana, y el videoperiodista Benjamín Alfaro, en Ciudad Hidalgo, contribuyeron a este despacho.