Trump transforma la política comercial de los republicanos
WASHINGTON (AP) — Aun cuando retiró su amenaza de imponer aranceles a los productos de México, el presidente Donald Trump ha transformado la política comercial del Partido Republicano.
A los legisladores republicanos no suelen agradarles los aranceles. Son vistos como un impuesto para los consumidores y una intervención indeseable del gobierno en el libre comercio. Pero muchos republicanos, reacios a resistirse a Trump, estaban dispuestos a seguir la pauta marcada por el presidente y respaldar aranceles del 5% a México como parte de la disputa de ambos países en torno a la inmigración.
Sin embargo, después de regresar el viernes de Europa, Trump tuiteó: “Tengo el placer de informales que los Estados Unidos de América ha alcanzado un acuerdo firmado con México. Los aranceles que Estados Unidos tenía previsto aplicar el lunes contra México han quedado suspendidos de manera indefinida”.
Trump dijo que México aceptó trabajar para “contener la oleada de migración por México, y hacia nuestra frontera sur” y que esas medidas “reducirán considerablemente, o eliminarán, la inmigración ilegal proveniente de México hacia Estados Unidos”.
El amago de imponer aranceles podría o no haber resuelto la crisis en la frontera. Pero tal como ocurrió con los aranceles de Trump al acero y al aluminio, y a los productos de China, la sola amenaza tuvo secuelas en una economía nerviosa.
“Soy un defensor del libre comercio, pero deseo acceso equitativo”, dijo el senador David Perdue, exejecutivo de compañías incluidas en la lista de Fortune 500 y aliado cercano de Trump.
“De lo que estamos hablando aquí es de intentar cambiar el comportamiento”, afirmó el republicano de Georgia. “Necesitamos que el gobierno mexicano nos ayude con esta avalancha de personas que está viniendo”.
El senador republicano de Florida, Rick Scott, dijo: “No me gusta, pero voy a apoyar al presidente. Quiero seguridad fronteriza”.
Durante las negociaciones de esta semana en Washington, las autoridades mexicanas accedieron a emplazar a 6.000 efectivos de la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala para controlar el flujo de migrantes. Sin embargo, una de las principales exigencias de Estados Unidos _que México acceda a convertirse en un “tercer país seguro” para los solicitantes de asilo_ seguía siendo un tema crucial durante las conversaciones del viernes, dijeron quienes monitorean la situación. Las autoridades mexicanas se han resistido a esa exigencia, que le dificultaría a los que ingresan a México solicitar asilo en Estados Unidos.
“Eso se está viendo”, declaró el viernes el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en su conferencia de prensa diaria.
El debate está colocando a los legisladores republicanos en territorio nuevo, usando los aranceles no sólo como una política económica para temas de comercio, sino como una herramienta de negociación en una disputa no relacionada en torno a las políticas migratorias. La táctica es contraria a los puntos de vista sobre el comercio que los republicanos tienen desde hace tiempo: darle prioridad a los mercados libres, y está presionando a los republicanos a que se alineen, en especial a aquellos que buscarán su reelección junto con Trump en 2020.
El senador Thom Tillis, de Carolina del Norte, se dijo dispuesto a apoyar a Trump si el asunto llega a votación. Sin embargo, también expresó confianza en que cualquier arancel sea temporal y no elevado en forma considerable.
“A ninguno de nosotros nos gustaría ver la imposición de un arancel de largo plazo”, declaró Tillis. “Me parece justo ponerlo sobre la mesa. Si el arancel fuera de 50% estaríamos teniendo una discusión distinta”.
Desde el presidente Ronald Reagan ha existido un “movimiento inexorable” al interior del Partido Republicano hacia el libre comercio, que culminó con la aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLCAN, dijo Tim Phillips, presidente de Estadounidenses a Favor de la Prosperidad, un grupo a favor del libre mercado que tiene el apoyo de los hermanos conservadores Koch.
Sin embargo, esto está cambiando en el gobierno de Trump e interfiriendo en las alianzas tradicionales entre los legisladores republicanos y la comunidad empresarial de Estados Unidos, lo que deja a ambos sectores en la incertidumbre. Trump desea deshacerse del TLCAN —el nuevo acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá aún debe ser ratificado en el Congreso, pero los aranceles podrían ponerlo en peligro— y congeló el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica con más de una docena de naciones.
“Tenemos un largo camino frente a nosotros para recuperar esa ortodoxia”, declaró Phillips.
Pero muchos republicanos se están resistiendo a la transformación de Trump. Los republicanos de estados agrícolas, manufactureros y fronterizos se oponen en particular a la imposición de aranceles a México. El senador republicano de Kansas, Pat Roberts, describió los aranceles como “algo en verdad incómodo. Y los aranceles son como vidrios rotos. No se sabe dónde van a terminar”.
En algunas formas, la postura de Trump concuerda más con la de los liberales, entre ellos posibles contrincantes en 2020, como Bernie Sanders y Elizabeth Warren, lo cual crea nuevas corrientes políticas entrecruzadas en la controversia.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos, el grupo empresarial dominante desde hace mucho tiempo en Washington, ha estado alentando a la Casa Blanca y a los legisladores republicanos a que se desistan de imponer aranceles a México. El grupo evalúa sus opciones legales para intervenir si se aplican esos impuestos.
“Tenemos una crisis real en la frontera”, dijo Neil Bradley, director de políticas de la Cámara de Comercio. “Pero aplicar un impuesto que será pagado por las empresas y los consumidores no resolverá ese problema, y quizá lo empeore”.
Luego de que las estadísticas de empleo difundidas el viernes señalaron una desaceleración de la economía, Bradley dijo que el gobierno debe evitar errores. “Poner aranceles a todo lo que importamos de nuestro principal socio comercial definitivamente sería un error”, apuntó.
Al mismo tiempo, se desconoce si los aranceles servirán para contener el número de migrantes en la frontera, una crisis que ha molestado a la Casa Blanca. El Departamento de Seguridad Nacional dijo esta semana que la cantidad de migrantes que cruzaron ilegalmente la frontera en mayo y que fueron detenidos alcanzó su nivel más alto en una década: 132.887.
Frank Sharry, director ejecutivo del grupo activista America’s Voice, dijo que Trump está usando fuerza bruta para un problema complejo de migración y refugiados, que resulta de las condiciones en América Central y es avivado por traficantes de personas que aprovechan las propias amenazas del presidente de cerrar la frontera entre Estados Unidos y México.
“Esta es una crisis regional de refugiados causada por la violencia y la sequía en América Central que el gobierno débil y tambaleante de Trump ha manejado tan mal en verdad que ha creado una crisis humanitaria en nuestra frontera”, afirmó. Trump, dijo, “continúa apostando a una estrategia fallida”.
En una advertencia a Trump, algunos senadores republicanos habían prometido votar en contra de los aranceles, en una medida de desaprobación que constituiría una severa reprimenda proveniente del propio partido del mandatario.
Sin embargo, el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, no se había comprometido a impulsar una votación, y otros que dan seguimiento a la situación dudaban que lo hiciera.
El senador republicano Josh Hawley dijo que entendía la frustración del presidente y estaba dispuesto a considerar opciones.
“Hay que hacer la pelea en forma diferente”, afirmó. “No significa necesariamente que se está contra el libre comercio. Significa que se tiene que ver el libre comercio en una perspectiva de largo plazo”.
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Los periodistas de The Associated Press, Jill Colvin, Matthew Lee y Luis Alonso Lugo, en Washington, contribuyeron a este despacho.