Trump viaja a Europa en un momento de recuerdo y cambios
LONDRES (AP) — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió el lunes a Europa, un lugar donde ha tensado amistades históricas e insultado a sus anfitriones en visitas anteriores. En esta ocasión encontrará un aliado sumido en la incertidumbre y una llamada global a renovar los pactos democráticos.
La agenda para el viaje de una semana combina la ceremonia y los actos oficiales: una visita de estado y una audiencia con la reina Isabel II en Londres, té con el príncipe Carlos, ceremonias de recuerdo del Día-D a ambos lados del Canal de La Mancha y su primera visita presidencial a Irlanda, que incluirá una estancia en su club de golf en la costa.
Sin embargo, el presidente llegó en un momento complicado, coincidiendo con una nueva oleada de llamadas a impugnarle en su país y con la incertidumbre al otro lado del Atlántico.
La primera ministra británica, Theresa May, dejará el cargo apenas unos días después de la visita de Trump, y se espera que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, aproveche el 75to aniversario de la batalla que cambió el rumbo de la II Guerra Mundial para pedir que se refuercen los lazos multinacionales que el mandatario estadounidense ha debilitado.
“Mi mayor esperanza es esta: el presidente y todos los líderes siguen centrados en el extraordinario heroísmo de ese Día D y centrándose en lo que llevó a los aliados a esa posición”, dijo Heather Conley, vicepresidenta del Center for Strategic and International Studies. “En Europa vuelven a formarse negros nubarrones, y en lugar de alentar esas fuerzas, necesitamos encontrar herramientas mucho mejores para derrotarlas”.
Trump y su familia llegaron el lunes a Londres para un frenesí de pompa, circunstancia y protestas durante su visita de dos días, que incluirá reuniones con la familia real y una lujosa cena de estado en el Palacio de Buckingham. Se espera que haya manifestaciones, incluido el posible regreso de un globo hinchable que muestra al presidente como un bebé.
Hace un año, Trump fue un invitado poco cortés, que criticó a May en una entrevista apenas unas horas antes de que el Air Force One aterrizara en Inglaterra. Eso ha vuelto a ocurrir, en esta ocasión sin atacar a May pero elogiando a su rival, el aspirante a primer ministro Boris Johnson, justo antes de que la mandataria abandone el liderazgo del Partido Conservador este viernes por su fracaso a la hora de conseguir un acuerdo de Brexit.
“Creo que Boris haría muy buen trabajo. Creo que sería excelente”, dijo Trump a The Sun. “Me gusta. Siempre me ha gustado. No sé si será elegido, pero creo que es muy buen tipo, una persona de mucho talento”.
No estaba claro si el apoyo de Trump sería beneficioso o perjudicial para las opciones de Johnson de convertirse en el próximo gobernante británico.
Antes de salir de la Casa Blanca el domingo por la noche, Trump volvió a comentar los asuntos internos de sus anfitriones. Dijo al Sunday Times que Gran Bretaña debería “marcharse” de las negociaciones del Brexit y negarse a pagar los 39.000 millones de libras (49.000 millones de dólares) del acuerdo de divorcio si no consigue unos términos mejores de la Unión Europea. Señaló que quizá se reuniera con otro político partidario del Brexit, Nigel Farage, durante su visita, y afirmó que Farage debería tener un puesto en las negociaciones del Brexit.
Trump también arremetió contra el alcalde de Londres, Sadiq Khan, que describió al presidente de Estados Unidos como “una creciente amenaza global” y dijo que no debería recibir un trato preferencial en Gran Bretaña. Trump dijo que no tenía interés en conocer a Khan y “no tengo buena opinión de él”. También dijo que era “el gemelo” del alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, uno de los aspirantes a la candidatura demócrata para las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos.
Los partidarios de Khan han acusado a Trump de ser racista con el primer alcalde musulmán de Londres.
Al menos algunas partes del elaborado recibimiento a Trump auguran a momentos incómodos. El té formal ofrecido por el príncipe Carlos reúne a un futuro rey que ha advertido varias veces sobre los peligros del cambio climático con un presidente que trabaja de forma activa para desmantelar las políticas estadounidenses diseñadas para frenar el calentamiento global.
Trump hará el miércoles su primera visita presidencial a Irlanda. Pero lo que debería haber sido una visita de rutina al primer ministro se complicó debido a la tendencia sin precedentes de Trump a mezclar deberes de gobierno con la promoción de sus empresas. Trump pasará dos noches en su club de golf en Doonberg, frente al Atlántico, y la Casa Blanca insistió en un principio en que el mandatario y su homólogo irlandés se reunieran allí.
Ante la reticencia de Dublín, finalmente se acordó un encuentro con el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, en el aeropuerto de Shannon.
La pieza central del viaje serán los dos días de actos por el 75 aniversario del Desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944, probablemente el último aniversario importante que verán la mayoría de los veteranos de la batalla. Los actos comenzarán en Portsmouth, Inglaterra, desde donde se lanzó la invasión, y después llegarán a Normandía, Francia, donde las fuerzas aliadas iniciaron a arrebatar la Europa Occidental a los nazis.
Normalmente se celebra el día con un sentido homenaje a la unidad y el sacrificio, por encima de diferencias nacionales o políticas. Pero hay una preocupación a ambos lados del Atlántico sobre cómo lo afrontará Trump, que se ha mostrado dispuesto a dar un tono partisano a esta clase de actos. El presidente también ha chocado con las democracias occidentales en cuestiones comerciales y de gasto militar.
En un viaje a Bruselas el pasado verano, criticó a los líderes de la OTAN por sus presupuestos de defensa y estuvo cerca de sembrar el pánico por los rumores de que se estaba planteando abandonar la alianza formada tras la II Guerra Mundial. Apenas unos días después, en Helsinki, Trump conmocionó a las capitales europeas al ponerse del lado del presidente de Rusia, Vladimir Putin, y en contra sus propias agencias de inteligencia.
En su visita más reciente a Europa, el pasado noviembre en Francia, Trump fue muy criticado por faltar a una ceremonia en un cementerio militar estadounidense para recordar el centenario del final de la I Guerra Mundial cuando la lluvia impidió volar a su helicóptero. Otros mandatarios europeos, por su parte, aguantaron en pie bajo la lluvia para rendir tributo a los caídos.
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Lemire informó desde Nueva York. El periodista de Associated Press Zeke Miller, en Washington, contribuyó a este despacho.
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