México plantea una defensa cordial contra aranceles EEUU
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Las autoridades mexicanas han imitado el estilo de Donald Trump en los últimos días, acudiendo a Twitter para comunicar que trabajan para mitigar las tensiones por la inmigración y evitar aranceles punitivos sobre todas las exportaciones mexicanas a Estados Unidos.
En medios sociales se han visto anuncios de reuniones en Washington, fotos y mensajes optimistas cuidadosamente redactados sobre negociaciones tranquilas, en respuesta a una emergencia diplomática y económica que pocos vieron venir.
La amenaza el jueves del presidente de Estados Unidos de imponer aranceles para presionar a México y que haga más por detener el flujo de migrantes llegó el mismo día en el que México anunció que comenzaría el proceso de ratificar el nuevo acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá.
Muchos se cuestionan hasta qué punto es legal mezclar los objetivos de política migratoria con represalias comerciales, y grupos empresariales estadounidenses ya estudian emprender acciones legales contra la propuesta de arancel, alegando que hay flujos comerciales en ambas direcciones y producciones conjuntas.
“Tomó a casi todo el mundo por sorpresa”, comentó Antonio Ortiz-Mena, consultor de comercio internacional con sede en Washington, y que trabaja para Albright Stonebridge Group, que representa a México como parte del equipo que negoció el Tratado de Libre Comercio de América del Norte a principios de la década de 1990.
Ortiz-Mena dijo haberse pasado buena parte del fin de semana al teléfono y trazando estrategias para asesorar a sus clientes en la cadena de suministros de Estados Unidos-México sobre la mejor forma de gestionar la situación. Su consejo a las autoridades mexicanas sería que mantuvieran la calma y mostraran buena fe ratificando el Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
“Somos vecinos. No nos vamos a ninguna parte”, dijo Ortiz-Mena.
México adelantó a Canadá en abril para convertirse en el principal socio comercial de Estados Unidos.
México ha mantenido el tono cordial en sus comunicaciones. El presidente, Andrés Manuel López Obrador, dijo que el país no entraría en pánico, firmó una misiva el jueves a Trump como “su amigo” y reiteró que su país no quiere esta confrontación, mucho menos una guerra comercial.
También ha habido algo de sutil presión en las redes. El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, compartió una foto de sí mismo el viernes en un aeropuerto mexicano mientras esperaba a viajar hacia Washington, con un poste de carga de celulares de marca Huawei a su espalda. La sutil insinuación era que si Estados Unidos aleja a México, China, un adversario geopolítico y económico, podría llenar ese hueco.
La secretaria mexicana de Economía, Graciela Márquez, dijo que se reuniría el lunes en Washington con el secretario estadounidense de Comercio, Wilbur Ross. Ebrard señaló que la delegación que dirige se reunirá el miércoles con otra liderada por el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.
También asistirán el secretario mexicano de Agricultura y Desarrollo, Víctor Manuel Villalobos, y su homólogo estadounidense, Sonny Perdue, ya que los aranceles afectarán “severamente” al sector agrícola estadounidense, señaló Ebrard. El objetivo es que Estados Unidos evite pegarse “un tiro en el pie”, señaló el secretario de Exteriores.
México es el mayor mercado de exportación para el maíz y el cerdo estadounidense, mientras que México produce una de cada tres frutas y verduras frescas consumidas en Estados Unidos. Se espera que los aranceles a las exportaciones agrícolas suban el coste de los aguacates, tomates y bayas para consumidores estadounidenses.
Durante el fin de semana, la secretaria de Economía se sumó a los que los tuiteros mexicanos han empezado a llamar el “Ebrard Selfie Challenge” (“Desafío Selfie de Ebrard”), al tomarse una foto sonriendo junto al secretario de Comercio de Estados Unidos en la investidura del presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
La estrategia mexicana de recurrir a la amabilidad ha sido recibida con escepticismo y palabras cada vez más duras de Trump.
“México va a enviar una gran delegación para hablar de la Frontera”, tuiteó Trump el domingo. “El problema es que llevan 25 años ‘hablando’. Queremos acciones, no palabras”.
Ese tuit seguía a otro en el que Trump acusaba a México de “abusar” de Estados Unidos al tomar sin dar nada a cambio. El mandatario amenazó con atraer de vuelta a su país a empresas y empleos estadounidenses con aranceles a menos que México detenga lo que describió como una “invasión” de narcotraficantes, cárteles, traficantes de personas, contrabandistas e inmigrantes.
La inclusión del narcotráfico en las quejas complica más las negociaciones.
“Es pedir lo imposible”, dijo Maureen Meyer, directora para México y derechos migrantes en la Oficina de Washington sobre Latinoamérica, un grupo que investiga y defiende los derechos humanos. “Desde luego ignora lo mucho que México intenta cooperar con Estados Unidos”.
Las autoridades mexicanas han hecho redadas sobre las caravanas migrantes que recorrieron los estados sureños de Chiapas y Oaxaca este año. Han deportado a miles de migrantes y frustrado a miles más que esperan a conseguir permisos que les permitan viajar por México de forma legal.
Meyer cree que las autoridades estadounidenses volverán a presionar esta semana a México para que firme un acuerdo de “Tercer país seguro”, que designaría a México como un lugar adecuado para que esperen los solicitantes de asilo en Estados Unidos mientras se tramita su caso. México debería mantenerse firme y resistirse, dijo Meyer, porque incluso si estuviera dispuesta a hacerlo, carece de los recursos humanos o financieros para procesar miles de casos de refugiados.
Una militarización completa de las fronteras mexicanas también tendría un coste altísimo. Igual que la frontera mexicana con Estados Unidos ha demostrado ser porosa, la frontera sur con Guatemala pasa por densas junglas y un río que complican los patrullajes.
Durante el fin de semana, reporteros de The Associated Press vieron migrantes llegando en pequeños grupos con balsas en Tapachula, una localidad fronteriza en Chiapas. No había helicópteros federales, embarcaciones y policía en el río Suchiate como ha sido el caso, en el pasado para detener las caravanas.
Pero AP también presenció cómo una mujer y dos niños eran sacados de un autobús en los últimos días para ser transportados a un centro de detención. A los vecinos de Tapachula se les pide habitualmente que muestren una identificación cuando viajan en transporte público, mientras las autoridades buscan a migrantes que no tengan permiso legal para estar en México. En Tapachula se veían pocos migrantes en la calle o acampando en parques públicos.
En las últimas semanas, las personas que atraviesan México sin visa de tránsito han optado por guardar la discreción conforme México trata de detener y deportar a más migrantes, y llamar la atención sobre esos esfuerzos.
El Instituto Nacional de Migración tuiteó una foto el sábado de un avión trasladando a 64 cubanos de vuelta a su país desde el estado de Veracruz, en el Golfo de México.
Trump afirma que impondrá un arancel del 5% a rodos los productos mexicanos a partir del 10 de junio para obligar al gobierno de México a impedir que los migrantes, en su mayoría centroamericanos, crucen a Estados Unidos. El presidente afirma que hasta que esté satisfecho con los resultados en México, la tasa de importación subirá cinco puntos porcentuales cada mes hasta octubre, con un arancel máximo del 25%.
Sin embargo, no se han establecido indicadores concretos para que México demuestre que está frenando la inmigración.
Mick Mulvaney, jefe de despacho de la Casa Blanca en funciones, dijo en “Fox News Sunday” que Trump “va muy en serio” sobre los aranceles y añadió que “no hay un objetivo específico, no hay un porcentaje específico” que México necesite alcanzar.
“Tienen que mejorar de forma drástica y tienen que mejorar deprisa”, añadió.
López Obrador dijo que las autoridades mexicanas intentarán comunicar esta semana mejor sus esfuerzos en migración. El mandatario mexicano publicó el domingo un mensaje “al pueblo” en Estados Unidos afirmando que desea seguir siendo amigo de Trump e insistiendo en que los mexicanos son sus amigos.
“Que nada ni nadie separe nuestra bonita y sagrada amistad”, indicó al final de la misiva.
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El fotoperiodista de Associated Press Marco Ugarte en Tapachula, México, contribuyó a este despacho.