Gorda oportunidad: Ruiz busca largo reinado en los pesados
NUEVA YORK (AP) — Andy Ruiz Jr. podría pasar por cualquier neoyorquino, un simple chico regordete con un jersey muy ajustado de los Knicks y una gorra de béisbol, que se abre camino entre una acera concurrida de regreso al hotel.
Pero las personas que estaban ahí vitoreaban precisamente a Ruiz, extendiendo los brazos para tomarse selfies, dándole palmadas en la espalda, pidiéndole autógrafos y algunos gritando: “¡Orgullo mexicano!”.
Tal vez el mundo del boxeo no conocía mucho sobre Ruiz antes de que casi fuera sacado a abucheos del Madison Square Garden al pararse en el cuadrilátero para enfrentar al campeón invicto Anthony Joshua.
Pero el público aprendió mucho más luego que Ruiz salió del cuadrilátero como campeón, posando para las fotografías con los cinturones de los pesados por la Asociación Mundial (AMB), Federación Internacional (FIB), Organización Mundial (OMB) y Organización Internacional de Boxeo (OIB).
Esos cuatro cinturones colgaban de sus brazos, número apropiado al tratarse de uno por cada vez que mandó a Joshua a la lona del Garden.
“Es una sorpresa, ¿no?”, dijo Joshua. “Los corredores de apuestas decían que yo era favorito. Un golpe en la parte superior de la cabeza me sacudió un poco. Pero ganó el mejor hombre. Respeto a Andy. Ahora sigo adelante”.
Ruiz, el primer boxeador mexicano o de ascendencia mexicana en ganar el título de la máxima categoría en la historia, avivó los recuerdos de Buster Douglas y otros peleadores que dieron la campanada en esta división. Desfavorecido ampliamente por los pronósticos, derribó dos veces a Joshua en el tercer round y dos veces más en el decisivo séptimo episodio para reclamar su parte de la corona de los pesos pesados.
Y podrá debatirse mucho sobre el bienestar o la relevancia del boxeo, pero por una noche, un Garden electrizante, repleto de celebridades y de 20.000 aficionados que cantaban y gritaban, fue el mejor lugar para estar en los deportes.
La mayoría de los estadounidenses aficionados ocasionales a los deportes no podría mencionar a otro boxeador de la era moderna que no sea Floyd Mayweather Jr., y hubo muchos espectadores que vistieron camisetas de Mike Tyson y Muhammad Ali en el Garden.
La mística del pasado suele engullir al presente en la casa de algunas de las peleas más históricas de este deporte. Ruiz ya atrajo algunos aficionados notables — The Rock (La Roca) y Conor McGregor tuitearon felicitaciones — y podría sumar más si puede extender sus 15 minutos de fama a unas cuantas defensas de los títulos.
“Creo que esto va a hacer mucho por mi comunidad, por México”, dijo Ruiz. “Ahora pueden decir que tienen al primer campeón del mundo mexicano de peso completo. Sólo estoy feliz de que sea yo”.
Ruiz, un boxeador corpulento del sur de California, tiene una personalidad amable y recibió una oportunidad por el título de último minuto luego que un análisis positivo de dopaje marginara a Jarrell Miller.
No consiguió el pleito a través de exigencias furibundas hechas por televisión ni por nocauts convincentes en peleas que le fueran ganando un mejor lugar en la clasificación. Ruiz se atrevió y envió al promotor Eddie Hearn un mensaje directo en Instagram pidiéndole una oportunidad que decía: “Dame esta pelea, pelearé más duro que cualquiera de los nombres que has mencionado, te daré una pelea mejor y venceré a Anthony Joshua”.
Hearn aceptó el ofrecimiento y el evento principal fue organizado.
Es fácil burlarse de la complexión regordeta de Ruiz, derribado en el tercer asalto, y de sus 122,47 kilogramos (270 libras), una cifra oficial que parece demasiado generosa y que luce como excesiva incluso entre los pesados. Sus calzoncillos quedaban un poco bajos por su cuerpo flácido, mientras enfrentaba a un Joshua de físico perfectamente esculpido en el gimnasio.
Con cuatro cinturones de campeonato frente a él en una mesa, Ruiz dijo que se pondría en forma para una esperada revancha este mismo año.
“Ahora que tengo esta ocasión, quiero ponerme en forma y lucir como un Anthony mexicano”, declaró Ruiz sonriendo. “Pero estaba listo para la guerra. Estaba listo para los 12 rounds".
¿La división de peso completo está lista para la revuelta que viene?
Joshua estaba posicionado como la estrella de la división, y el peleador británico hizo gran fanfarria para su combate de debut en Estados Unidos.
Efectivamente, arrebató los aplausos de la multitud y acaparó los reflectores mientras caminaba al cuadrilátero. Su victoria parecía un mero formalismo.
Joshua sabía que peleas más grandes y lucrativas contra rivales como Tyson Fury y Deontay Wilder estaban en el horizonte. La división de los pesados, a menudo ignorada, recuperó algo de su viejo lustre a lo largo de los últimos años y cualquier combinación de peleas entre Joshua, Wilder y Fury hubiera significado grandes negocios y la unificación de los títulos en la mezcla enredada de las organizaciones de boxeo.
Wilder, poseedor de la corona del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), decidió darle una revancha a Luis Ortiz.
Ortiz maltrató a Wilder en algunas partes de su pelea a inicios de 2018, antes de cansarse y ser noqueado. Wilder trató de robarse los titulares esta semana cuando anunció que su revancha con Fury fue programada para 2020. Wilder y Fury empataron en diciembre en Los Ángeles. Wilder retuvo su título de los pesados del CMB tras derribar al retador británico dos veces.
“Naturalmente, van a hablar sobre Wilder y Fury”, aceptó Joshua. “Así es esto. ¿Por qué intentaría y bloquearía el hecho de que hay otra competencia por ahí? Aún quiero competir. Por eso pregunto, ¿qué sigue?”.
Para Joshua, es regresar al estado de retador, un retroceso que le costará una megapelea que deseaba este año.
¿Y para Ruiz? El mexicano luce más como un sparring para un sábado por la mañana en la YMCA que como el monarca de la máxima división.
Ahora, buscará demostrar que no es como Douglas, una maravilla que duró sólo una pelea.