Turbulencia por Trump rompe inercia hacia acuerdo comercial

Turbulencia por Trump rompe inercia hacia acuerdo comercial
En esta fotografía del 9 de abril de 2019, varios camiones hacen fila junto a automóviles poco antes de cruzar la frontera con Estados Unidos en Ciudad Juárez, México. (AP Foto/Christian Torres, Archivo)

WASHINGTON (AP) — Los promotores de un nuevo acuerdo comercial norteamericano habían generado una buena inercia entre los tres gobiernos, pero todos los esfuerzos se frenaron de repente, tras toparse con turbulencias causadas por el presidente Donald Trump.

En las últimas semanas, el propio gobierno de Trump había tomado medidas para trabajar con legisladores demócratas y republicanos a fin de abordar algunas inquietudes en relación con el propuesto Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC por su acrónimo en español).

Entonces, de la nada, Trump amenazó días atrás con aplicar un arancel del 5% a los productos importados desde México, a menos que el vecino del sur tomara medidas enérgicas contra los migrantes centroamericanos que intentan cruzar la frontera con Estados Unidos.

Apenas días antes, el gobierno de Trump había anunciado la eliminación de los aranceles al acero y aluminio procedentes de Canadá y México, algo que apaciguó a la mayoría de los republicanos que estaban presionando para que se eliminaran esos impuestos comerciales.

El gobierno también se había comprometido a reunirse con un grupo de demócratas de la Cámara de Representantes para disipar sus preocupaciones. Ese gesto creó buena voluntad, y como lo describió la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, demócrata por California, puso a los demócratas "en el camino hacia el sí".

Ahora no queda claro a dónde conducirá ese camino.

Grupos empresariales influyentes temen que la amenaza de Trump contra México pueda descarrilar el acuerdo comercial propuesto.

"Lo último que queremos hacer es poner en peligro ese acuerdo histórico, y los dos millones de puestos de trabajo en la industria manufacturera que dependen del comercio norteamericano", afirmó Jay Timmons, presidente y director ejecutivo de la National Association of Manufacturers (Asociación Nacional de Fabricantes de Estados Unidos).

La Cámara de Comercio estadounidense anunció que estaba estudiando la posibilidad de emprender medidas legales para bloquear la entrada en vigor de los aranceles.

Algunos senadores del Partido Republicano también reaccionaron molestos, sobre todo Charles Grassley, de Iowa, presidente de la Comisión de Finanzas del Senado.

"Esto es un uso indebido de la autoridad arancelaria presidencial y va en contra de las intenciones del Congreso", sostuvo Grassley.

Asistentes del Congreso que trabajan con ambos partidos dijeron que es demasiado pronto para decir si la medida de Trump descarrilará el acuerdo, pero sin duda hará más difícil para los legisladores buscar un mejor panorama económico si entraran en vigor los aranceles contra México.

Los demócratas también parecen preocupados, ante todo por otros acontecimientos afines.

Horas antes de que Trump anunciara su plan arancelario, Washington había tratado de llegar a un acuerdo para una posible votación en el Congreso antes del receso legislativo de agosto. El gobierno ya había dado los pasos formales necesarios para poner en marcha el reloj para la presentación de una iniciativa de ley al Congreso.

Pelosi dijo que eso "no fue un paso positivo" y que "indica una falta de conocimiento por parte del gobierno sobre la política y el proceso para aprobar un acuerdo comercial".

Ha sido un propósito de los demócratas fortalecer el cumplimiento de las normas laborales y ambientales en México. Para ello han apremiado a las autoridades mexicanas a cambiar las leyes laborales que han generado bajos salarios equivalentes a uno o dos dólares por hora en algunas plantas, lo que ha sido un fuerte incentivo para que las compañías estadounidenses trasladen su producción de Estados Unidos a México.

Los legisladores mexicanos aprobaron una ley que obliga a los sindicatos a efectuar elecciones mediante voto secreto y mostrar que los trabajadores han aceptado sus contratos colectivos. Los demócratas en Washington pretenden garantizar un seguimiento, y Pelosi tiene la última palabra para determinar o no la fecha en que el acuerdo sea sometido a votación.

Al igual que varios senadores republicanos, Pelosi criticó el amago de Trump de imponer los aranceles y afirmó que ese proceder del mandatario “no se basa en una política comercial sensata, sino tiene más que ver con una mala política de inmigración de su parte”.

"Una vez más, el presidente está sembrando el caos en la frontera en lugar de ofrecer soluciones para los trabajadores y consumidores estadounidenses", apuntó.

La asesora de la Casa Blanca, Kellyanne Conway, explicó que los aranceles no deberían poner en peligro la ratificación del acuerdo comercial y que el presidente simplemente desea que México aumente sus acciones para contener el flujo de migrantes.

Afirmó que la Casa Blanca confía en que el acuerdo será aprobado por la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, si Pelosi lo somete a votación.

Trump aseveró tener la autoridad para imponer un impuesto de 5% a todos los bienes importados de México y añadió que los aumentará hasta 25% si México no reduce de manera considerable el número de migrantes que cruzan la frontera sin autorización legal.

A través de un tuit, el mandatario indicó el sábado que las compañías que se establecieron en México “regresarán a Estados Unidos cuando los aranceles alcancen los niveles más altos”.

Los inversionistas reaccionaron de manera negativa: el promedio industrial Dow Jones perdió el viernes alrededor de 355 puntos, o 1,4%.

Sin embargo, Conway dijo a la prensa que los “aranceles son una buena manera de llamar la atención de un socio comercial, y al parecer se logró”.

El secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, anunció que conversará el miércoles con el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, en Washington, una reunión que según analistas podría contribuir a aminorar las tensiones y evitar la adopción de aranceles de represalia.

Sin embargo, México y Canadá han continuado sus respectivos trámites para la ratificación del acuerdo comercial.

La ministra del Exterior de Canadá, Chrystia Freeland, dijo que depende de Estados Unidos y México solucionar su disputa.

“Es un asunto bilateral”, agregó.

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Los periodistas de The Associated Press Rob Gillies en Toronto y Deb Riechmann contribuyeron a este despacho.

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