Francisco pide a rumanos trabajar juntos ante desafíos
BUCAREST, Rumania (AP) — El papa Francisco inició el viernes una peregrinación de tres días a Rumania haciendo un nuevo llamamiento a la unidad, 20 años después de que Juan Pablo II hiciera la primera visita papal a la nación de mayoría ortodoxa.
Francisco mencionó ese viaje histórico en su discurso ante el gobierno rumano y en su reunión posterior con el patriarca Daniel, titular de la Iglesia ortodoxa.
La visita de Juan Pablo II en 1999, 10 años después de la caída del Muro de Berlín, fue la primera de un papa a un país de mayoría ortodoxa desde el Gran Cisma cristiano de 1054.
El papa polaco que contribuyó a la caída del comunismo tuvo una recepción extraordinaria con gritos de "unidad, unidad".
"Esto ya es unidad", dijo Francisco a Daniel el viernes.
"Debemos ayudarnos a no caer en una cultura de odio, una cultura individualista que tal vez no sea tan ideológica como durante las persecuciones ateas, pero sigue siendo persuasiva", dijo el papa.
Es el más reciente de sus viajes a naciones pobres en las que los católicos son una minoría. En Rumania, se dividen además entre dos ritos católicos: el romano y el greco-católico.
Francisco advirtió que los rumanos deben unirse más que nunca para enfrentar los desafíos de hoy. Subrayó que la partida de tantas personas en busca de trabajo deja aldeas enteras despobladas y debilita las raíces de la cultura rumana.
"Sólo se puede considerar verdaderamente civil una sociedad en la medida que se ocupa de sus miembros más desfavorecidos", dijo el pontífice.
Entre los momentos más importantes del viaje estará la misa que oficiará para católicos romanos, que en su mayoría hablan húngaro, en el santuario mariano más famoso del país, Sumuleu Ciuc, en la región oriental de Transilvania. Además beatificará a siete obispos greco-católicos que fueron martirizados durante el gobierno comunista, cuando los católicos sufrieron una brutal persecución.
"Vengo para que caminemos juntos", dijo el papa en un mensaje de video publicado en la víspera del viaje.
Francisco y el patriarca Daniel, jefe de la Iglesia ortodoxa rumana, dirán cada uno el Padrenuestro en la catedral ortodoxa, un enorme edificio nuevo al que Juan Pablo II donó 200.000 dólares para su construcción durante su visita en 1999.
El vocero vaticano, Alessandro Gisotti, destacó que los dos líderes religiosos rezarían en el mismo lugar pero no lo harían juntos, una distinción importante para muchos ortodoxos. Se esperaba la presencia de fieles, a diferencia de la visita reciente de Francisco a Bulgaria, donde se le permitió orar en la catedral ortodoxa en Sofía, pero a solas.
Juan Pablo II accedió a visitar solamente Bucarest y no Transilvania, donde residen la mayoría de los católicos del país. Por consiguiente, en muchos sentidos Francisco completa el itinerario que hubiera querido realizar el papa de origen polaco.
Como entonces, el tema de las propiedades confiscadas a la Iglesia católica y entregada a la ortodoxa por el régimen comunista sigue siendo un tema delicado en las relaciones. Gisotti dijo que no había planes para analizar públicamente el asunto, pero no descartó que las hubiera en privado.
"Vivimos en tiempos de paz y comprensión, pero deseamos que mejoren estas relaciones" entre las iglesias, dijo el vocero del arzobispado de Bucarest, Francisc Dobos. "No debemos tener miedo unos de otros, debemos confiar unos en otros. Esta visita debería volvernos mejores católicos y mejores ortodoxos y en definitiva, mejores ciudadanos".
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Winfield informó desde Roma