Brasil: Transferirán a reos tras matanzas en prisiones
MANAOS, Brasil (AP) — Nueve presos a los que se les atribuyen una serie de asesinatos en varias prisiones de Brasil serán transferidos a instalaciones federales más seguras, después de dos días de disturbios que dejaron a 55 reos muertos y a las autoridades intentado evitar que la violencia se propagara, informaron el martes funcionarios de seguridad.
Alrededor del mediodía del domingo comenzó una pelea entre reclusos en un complejo penitenciario en Manaos, la capital del estado Amazonas, en el norte del país. El secretario de prisiones estatales dijo que las muertes fueron el resultado de disputas internas en uno de los grupos delictivos de la cárcel.
“Los individuos muertos son miembros de este grupo, involucrados en el narcotráfico”, dijo en un comunicado, sin especificar qué facción.
En el complejo de Manaos se activó un protocolo de seguridad de emergencia y en cuestión de 45 minutos la situación estaba bajo control, dijeron las autoridades locales. Aun así, 15 reclusos fueron asesinados, ya sea por asfixia o con armas improvisadas como cepillos de dientes afilados.
Al día siguiente estallaron más disputas en otras tres instalaciones, todas en la misma ciudad de Manaos, en las que murieron otros 40 reclusos y obligó a las autoridades federales a enviar un comando especial para evitar una situación similar a la de enero de 2017, en la que murieron más de 120 reclusos durante varias semanas de enfrentamientos.
Se cree que los nueve reclusos que serán transferidos a instalaciones federales el martes fueron los ordenaron los asesinatos, dijeron las autoridades. Como medida de precaución, también cambiaron de celda a otros 200 prisioneros.
Aunque las fuerzas policiales intervinieron para separar a los reclusos considerados en riesgo, dos detenidos fueron baleados mientras intentaban tomar a empleados de la prisión como rehenes.
En tanto, familiares de los reclusos se reunieron afuera de las prisiones en espera de información sobre sus seres queridos. Algunos afuera de la Unidad de Prisión Puraquequara (UPP) dijeron el martes a The Associated Press que habían escuchado a personas gritar y pedir ayuda el lunes desde el interior de las instalaciones.
“Me quedaré parada aquí hasta que reciba noticias”, dijo Ediane Costa Soares, de 38 años, cuyo hijo de 19 años, Anderson Soares de Souza, es recluso en UPP.
Su hijo no aparece en la lista de víctimas mortales, pero Costa Soares quiere tener la certeza de que su hijo está bien después de los disturbios. “No nos han dicho nada”.
El Complejo Penitenciario Anisio Jobim, en donde 15 reclusos murieron el domingo, fue el lugar de una grotesca disputa interna hace dos años, en la que murieron 56 prisioneros. A muchas de esas víctimas fueron decapitadas o se les arrancaron el corazón y los intestinos.
Los grupos de narcotraficantes y otras organizaciones delictivas dirigen gran parte del día a día en las prisiones de Brasil, en donde con frecuencia tienen una gran influencia. Los asesinatos de 2017 estuvieron relacionados principalmente con las pandillas y provocaron que las autoridades aumentaran los esfuerzos para separar a los grupos y transferir prisioneros con mayor frecuencia.