Miles marchan en Brasil en apoyo a Bolsonaro
RÍO DE JANEIRO (AP) — Miles de personas se reunieron el domingo en diversas ciudades de Brasil para mostrar su apoyo al presidente Jair Bolsonaro, quien enfrenta un Congreso que no coopera, protestas callejeras, un escándalo de corrupción familiar y caídas en los índices de aprobación cinco meses después de iniciar su mandato.
El hecho de que el mandatario de extrema derecha, que ganó tras aprovechar una ola de insatisfacción con la clase gobernante, haya tenido un arranque con traspiés impulsó a sus partidarios a convocar a las manifestaciones, en las que se plantearon diversas exigencias.
Partidarios de Bolsonaro cantaron el himno nacional y ondearon banderas mientras coreaban los nombres de funcionarios de su gabinete. Muchos dijeron que las instituciones brasileñas no le están permitiendo gobernar. Algunos pidieron el cierre del Congreso y del Supremo Tribunal Federal.
"Necesitamos limpiar el Congreso", dijo Neymar de Menezes, un contratista de la construcción de 45 años.
El mandatario, quien previamente en su carrera política indicó que cerraría el Congreso si llegaba a ser presidente, dijo a los reporteros el viernes que no apoyaba el llamado a cerrar instituciones.
"Eso no sería bueno para Brasil", dijo Bolsonaro. "Eso es más Maduro que Jair Bolsonaro", agregó, refiriéndose al líder venezolano Nicolás Maduro.
En las últimas semanas el mandatario ventiló sus quejas acerca de las dificultades que está teniendo para gobernar el país. En un evento en Río de Janeiro la semana pasada dijo que Brasil es un gran país, “pero nuestro problema es la clase política”. Una semana antes compartió un texto de un autor desconocido en WhatsApp en el que se afirmaba que Brasil es “ingobernable”.
En una manifestación en pro de Bolsonaro, muchos sostenían letreros con listas de exigencias, incluyendo la aprobación de una reforma a las pensiones y un proyecto de ley contra la delincuencia, así como destituir a jueces del Supremo Tribunal y a políticos centristas de la clase dirigente que según los inconformes obstaculizan la labor del presidente.
“Bolsonaro desea lograr cambios en el sistema, pero el sistema desea hundirlo y no permitiremos que eso ocurra”, dijo Elen dos Santos, estudiante de derecho. “Los políticos de la clase dirigente no están dejándolo gobernar porque desean favores a cambio”.
La idea de organizar manifestaciones a favor de Bolsonaro generó una división entre algunos de los conservadores de Brasil, incluido el jefe del partido del presidente, que dijeron que las protestas “carecen de sentido”.
Janaína Paschoal, una legisladora federal cuyo nombre fue manejado en un momento dado como posible vicepresidenta, tuiteó: “Por el amor de Dios, dejen de convocar a protestas; esas personas requieren que la realidad las confronte”. Dijo que los mayores riesgos del mandatario son él mismo, sus hijos y algunos de los miembros de su equipo.
Bolsonaro no participó en las protestas. En declaraciones en una ceremonia religiosa en Río de Janeiro, dijo que los manifestantes estaban en las calles para "entregar un mensaje a aquellos que insisten en mantener la vieja política que no permite que la gente sea libre".
La idea de organizar manifestaciones en favor de Bolsonaro ganó fuerza después de que miles de personas en todo Brasil protestaron la semana pasada por los recortes presupuestarios a la educación pública impuestos por su gobierno. El mandatario dijo que los participantes, encabezados por estudiantes, eran "imbéciles" e "idiotas útiles".
Ese fue el primer movimiento masivo callejero contra Bolsonaro, un excapitán del ejército que asumió la presidencia el 1 de enero y ha visto descender su popularidad gradualmente. Aproximadamente la misma cantidad de personas desaprueban ahora su gobierno de las que lo aprueban. Pollster XP Investimentos indicó que su sondeo halló que el 36% de los brasileños piensa que el gobierno de Bolsonaro es malo o terrible y el 34% dice que es bueno o excelente. La firma encuestó a 1.000 personas del 21 al 22 de mayo, con un margen de error por encima de tres puntos porcentuales.
“Bolsonaro tuvo un arranque muy malo, especialmente en el primer mes”, dijo Sergio Praça, especialista en ciencias políticas en la Universidad Fundación Getulio Vargas, refiriéndose a un escándalo de corrupción que involucra a su familia.
Cuando sólo llevaba unas semanas en la presidencia, crecieron las interrogantes en torno a un reporte de reguladores financieros que señalaba pagos irregulares en 2016 y 2017 entre su hijo, Flavio, en ese entonces legislador estatal y ahora senador, y su chofer. Los fiscales sospechan que los pagos forman parte de una maniobra usual en los niveles bajos del gobierno de Brasil en el que los políticos contratan a empleados inexistentes que depositan una parte de sus salarios en la cuenta bancaria del funcionario electo.
Bolsonaro y su hijo se postularon con campañas anticorrupción, una razón importante por la que muchos electores lo prefirieron por encima del candidato izquierdista del Partido de los Trabajadores, sacudido por escándalos, que había ganado elecciones recientes.
La economía de Brasil avanza con lentitud y su moneda se ha debilitado. Bolsonaro está pasando apuros para lograr alianzas con el Congreso, que está impidiendo la aprobación de su agenda, incluida la reforma a las pensiones. El sistema de pensiones de Brasil, que permite a gran cantidad de personas retirarse poco después de cumplir 50 años, es el factor que más contribuye al déficit del gobierno.
Y, de la misma forma en que lo hizo durante su campaña y el tiempo que estuvo en el Congreso, Bolsonaro está encabezando los titulares noticiosos por comentarios controversiales. Durante el carnaval en marzo tuiteó un video pornográfico, afirmando que era una advertencia al país de lo decadente que se ha vuelto esa celebración.
“El inicio de este gobierno se ha visto marcado por la incertidumbre y la confusión”, afirmó Praça.
Mientras los partidarios del presidente se manifestaban, unos 1.000 activistas por los derechos humanos y residentes de las favelas de Río de Janeiro protagonizaron una protesta en la playa contra la violencia policial.
Bolsonaro y Wilson Witzel, gobernador del estado de Río de Janeiro, respaldan las estrategias policiales de disparar a matar en vecindarios donde operan pandillas de narcotraficantes.
Algunos de los participantes en la protesta en la playa de Ipanema dijeron que habían perdido familiares por la violencia familiar.