Trump aplaza aranceles sobre importación autos y autopartes
WASHINGTON (AP) — Atrapado en una enorme disputa comercial con la rival China, el presidente Donald Trump resolvió el viernes no declarar la guerra comercial a los países amigos: la Casa Blanca dijo que demorará por seis meses la decisión de imponer aranceles sobre la importación de autos, una medida que impactaría duramente a Europa y Japón.
Trump espera utilizar la amenaza de los aranceles como factor de presión para forzar a Japón y la UE a hacer concesiones en las negociaciones comerciales en curso.
El presidente ha sacado a relucir un arma rara vez empleada del arsenal estadounidense en la guerra comercial _la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962_ para investigar si las importaciones de autos amenazan la seguridad nacional, lo que justificaría los aranceles.
El Departamento de Comercio presentó sus recomendaciones a la Casa Blanca en febrero. Aunque no se han publicado, la opinión generalizada es que incluyen la posibilidad de aplicar aranceles.
Las audiencias públicas del año pasado revelaron que fuera de la Casa Blanca prácticamente no hay apoyo para los aranceles a los autos importados, ni siquiera entre los fabricantes estadounidenses.
"El caso está claro: los autos no amenazan la seguridad nacional", dijo en un comunicado la cámara empresarial Alianza de Fabricantes de Automóviles. "Nos preocupa profundamente que el gobierno siga estudiando la imposición de aranceles sobre los autos. Al elevar los precios de autos en general y los costos de reparaciones y mantenimiento, los aranceles son en esencia un enorme impuesto a los consumidores".
Trump utilizó el argumento de la seguridad nacional el año pasado para justificar los aranceles sobre la importación de acero y aluminio. Una de las intenciones era obligar a México y Canadá a aceptar una reforma del pacto norteamericano de libre comercio. El hecho es que mexicanos y canadienses aceptaron un pacto comercial regional al gusto de Trump, pero hasta el momento el gobierno se ha negado a derogar los impuestos sobre los metales que exportan a Estados Unidos.
La aplicación de aranceles sobre los autos significaría una gran escalada de las políticas comerciales agresivas de Trump. El año pasado, Estados Unidos importó vehículos por valor de 192.000 millones de dólares y autopartes por 159.000 millones.
Mientras tanto, Trump está embarcado en un enfrentamiento con China en el que hay mucho en juego. Washington acusa a Beijing de robar secretos comerciales y obligar a las empresas estadounidenses a entregar tecnología, en su afán de desafiar la supremacía tecnológica del país norteamericano.
Los dos países aplican mutuamente aranceles sobre los productos del otro, valorados en cientos de miles de millones de dólares. Las conversaciones finalizaron la semana pasada sin solución.
Las hostilidades entre las dos primeras economías mundiales han lastrado gravemente el mercado de valores estadounidense y han puesto en peligro un largo ascenso que Trump presenta como vindicación de sus medidas económicas. La apertura de un nuevo frente en las guerras comerciales contra la UE y Japón hubiera consternado a los inversionistas aún más.
A primera vista, los fabricantes de automotores se beneficiarían con un impuesto sobre sus competidores extranjeros, pero muchos fabricantes estadounidenses dependen de autopartes importadas que se encarecerían con los aranceles de Trump.
John Bozzella, presidente de Global Automakers, dijo que si el presidente impone nuevos impuestos sobre autos y autopartes, "los consumidores estadounidenses recibirán un puñetazo en el estómago". Dijo que los aranceles vigentes han acrecentado los costos, reducido la competitividad global del sector y generado una incertidumbre que frena las inversiones y el crecimiento.
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Krisher reportó desde Detroit. El periodista de The Associated Press Deb Riechmann en Washington contribuyó para este despacho.