Buscan textos sobre cambio climático, encuentran propaganda
Cuando la profesora de ciencia Diana Allen decidió enseñar a sus alumnos acerca del cambio climático, un tema que nunca había estudiado en la escuela, se llevó una sorpresa: Buena parte del material educativo que encontraba en la internet era basura.
“Es un tema difícil”, expresó Allen, quien enseña en la escuela secundaria Sanford Junior High School, al sur del estado de Maine. “Hay portales bien engañosos. Tienes que ser un experto para darte cuenta si dicen la verdad o no”.
Hay bastante material generado por sectores que ponen en duda el cambio climático, por la industria petrolera o que tienen información vieja o discutible. La red Climate Literacy and Energy Awareness Network, financiada por el gobierno, revisó más de 30.000 sitios en la web y determinó que solo 700 podían ser usados en las escuelas.
“Hay mucha información errada, vieja, engañosa o que no tiene sustento científico, que no es confiable en el plano técnico”, afirmó Frank Niepold, coordinador de educación climática de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera.
El Heartland Institute, organización de Illinois que no cree en el cambio climático, envió en el 2017 a miles de profesores copias de un libro llamado "Why Scientists Disagree About Global Warming" (Por qué los científicos no están de acuerdo con el calentamiento global). El libro, atribuido a un Panel Internacional No Gubernamental de Cambio Climático, tergiversa el consenso casi universal de que el cambio climático es real y causado por el hombre.
Otra fuente, el Instituto Fraser de Canadá, ofrece planes de estudio según los cuales los científicos han hecho un uso selectivo de la información disponible y el que las emisiones de dióxido de carbono causadas por el hombre estén contribuyendo al cambio climático es algo debatible.
“Nuestra historia está llena de ejemplos en los que ‘verdades aceptadas’ fueron descartadas a favor de hipótesis más correctas”, dice el plan. Entre ellas, “¿Hay enfermedades causadas por espíritus malignos? ¿Hay desastres naturales causados por dioses enojados?”.
Y “¿el cigarrillo es malo para la salud?”.
Los maestros tienen también a su disposición material producido por la industria petrolífera. ExxonMobil, Chevron, Shell y otras empresas han invertido fuertes sumas en la promoción de la educación escolar y hay quienes dicen que esos materiales pueden ser engañosos al no abordar el papel de los combustibles fósiles en el calentamiento global.
A los profesores de escuelas con problemas financieros les cuesta mucho decirle que no a estos materiales, que son gratis.
Melisa Lau, maestra de sexto grado en Piedmont, Oklahoma, asistió a un taller para educadores que ofrece la Oficina de Recursos Energéticos de Oklahoma, que es financiada por empresas petroleras y de gas. Se quedó con un pago de 50 dólares por asistir y con el equipo con instrumentos para clases de ciencia que recibió, pero tiró material educativo con el personaje “Petro Pete”.
Ese material, que está disponible en la internet, muestra a Petro Pete teniendo pesadillas acerca de todo lo que le faltaría si no hubiese derivados del petróleo, desde su cepillo de dientes hasta el autobús escolar.
“Recibo tazas gratis y cosas de ese tipo”, dijo Lau. “Pero el material es básicamente propaganda”.
Una portavoz de la industria, Dara McBee, dijo que el material responde a la política de Oklahoma, que no habla del cambio climático, y tiene por fin complementar lo que se enseña en la escuela.
El material producido por la industria petrolífera tiende a presentar el cambio climático como algo secundario, de acuerdo con Charles Anderson, profesor de ciencias en la Universidad Estatal de Michigan.
“El sistema escolar de Estados Unidos está tan fragmentado y tiene tan pocos recursos que no queda otra salida que apelar a la industria petrolífera, que ofrece material gratis”, comentó.
A veces los profesores tienen que desmentir lo que otros maestros les enseñaron a sus alumnos.
Leigh Foy, profesor de ciencias de la York Suburban High School, una secundaria de Pensilvania, dijo que una profesora de estudios sociales de su escuela les había dicho a sus estudiantes por años que el cambio climático era todo un cuento y que podía comprobarlo con un experimento. Llenó una taza con hielo y agua, y marcó el nivel del agua. Ese nivel no subió a medida que se derretía el hielo. El problema, dijo Foy, es que no explicó la diferencia entre el hielo marino y el hielo de la tierra ni la expansión del agua cuando se calienta.
“Es un ejemplo de los obstáculos que enfrentamos”, señaló Foy.
Algunos maestros están bien informados sobre el tema.
Sarah Ott, que enseña ciencia en octavo grado en Dalton, Georgia, habla con sus alumnos de cómo saber cuándo hay información falsa. Un día subrayó material incluido en un pedido de más de 30.000 supuestos científicos que dicen que el calentamiento global no representa un peligro.
“Son expertos falsos, usados para engañar a la gente”, les dijo a sus estudiantes.
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La reportera de la Associated Press Sarah Blake Morgan (Dalton, Georgia) colaboró en este despacho.