Brasil: exministros critican rumbo de política ambiental
SAO PAULO (AP) — No los unió el amor, sino el espanto.
Ocho exministros de Medio Ambiente brasileños, de distintos gobiernos e ideologías, advirtieron el miércoles que el gobierno del presidente Jair Bolsonaro impulsa una política de “desmonte” y ataques a las medidas de defensa del medioambiente. Aglutinados por el rechazo a la gestión de Bolsonaro, los exfuncionarios se reunieron en la Universidad de Sao Paulo (USP) y emitieron un comunicado con duros cuestionamientos al gobierno por “vaciar la capacidad de formulación de políticas públicas” que protejan el ecosistema.
“Asistimos una serie de acciones sin precedentes que vacían la capacidad del Ministerio de Medio Ambiente. Figuras claves del gobierno niegan los cambios climáticos y señalizan retrocesos en los esfuerzos practicados para reducir las emisiones de gases estufa”, reza el documento, firmado por los antiguos ministros Rubens Ricupero (1993-94); Gustavo Krause (1995-1999); José Sarney Filho (2016-2018); Marina Silva (2003-2008); Carlos Minc (2006-2010); Izabella Teixeira (2010-2016); y Edson Duarte (2018-2019).
Los exfuncionarios aseguraron que el gobierno del ultraderechista instaló una sensación de “impunidad” que puede favorecer el avance de la deforestación de la Amazonía, principal pulmón verde del Planeta que muchos científicos consideran vital para frenar el calentamiento global.
“Estamos ante un riesgo de aumento descontrolado de la deforestación”.
Marina Silva, exministra y excandidata a presidente de Brasil, dijo que es la primera vez que “un gobierno tiene como política destruir todo lo que se hizo antes”.
“El área de medioambiente une a todo el mundo: empresarios, trabajadores, jóvenes. Todos precisamos agua potable, aire puro y tierra fértil. Esta debe ser una lucha de todos, porque están amenazando el patrimonio natural de Brasil”, dijo Silva a la AP.
Como congresista y candidato, Bolsonaro cuestionó la realidad del cambio climático y dijo que los grupos ambientalistas actúan bajo influencia extranjera, entorpeciendo el crecimiento económico del país. Durante la campaña, Bolsonaro prometió que retiraría a Brasil del acuerdo climático de Paris --un compromiso de países dentro de la Organización Naciones Unidas para reducir la emisión de efecto invernadero-- porque "afecta la soberanía" del país, aunque en enero de este año cambió de opinión y finalmente garantizó que el gigante sudamericano seguirá adherido.
Por su parte, el canciller de Bolsonaro, Ernesto Araújo, cree que el cambio climático es un dogma "marxista" que pretende perjudicar a Occidente y beneficiar a China.
En sus primeros meses de gestión, el gobierno de Bolsonaro transfirió el Servicio Forestal Brasileño, encargado de fomentar el conocimiento y expansión de la cobertura forestal, al Ministerio de Agricultura. Además, Agricultura recibió el poder de determinar la marcación de tierras indígenas, otra decisión que fue interpretada por muchos sectores como la subordinación de la política ambiental a la agroindustria.
“El presidente está mostrando que el Ministerio de Medio Ambiente es una extensión de Agricultura. Todo lo que el agronegocio desea, el gobierno lo hace. Ésa es la actual política", dijo Sarney Filho, funcionario del gobierno del ex presidente Michel Temer.
Ricardo Salles, actual ministro de Medio Ambiente, fue condenado por la justicia en diciembre por fraude en la administración pública cuando se desempeñó como secretario de Medio Ambiente de Sao Paulo. Se le halló culpable de modificar un plan de protección ambiental para favorecer la actividad de grupos mineros.
El ministro de Medio Ambiente emitió este miércoles una respuesta al documento crítico, en el que negó todo tipo de retroceso en las políticas de protección.
"En la práctica, lo que causa prejuicios a la imagen de Brasil es la permanente campaña de difamación promovida por ONGs y supuestos especialistas. El gobierno no rechazó ni destruyó ningún compromiso previamente asumido", aseguró Salles.
Salles redujo este año un 24% el presupuesto del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables, organismo que actúa coordinando la protección del territorio con poder de policía ambiental.
“Existe un vaciamiento sistemático del ministerio de Medio Ambiente, que fue preservado de manera formal, pero vaciado de contenido transfiriendo sus principales atribuciones a otros organismos", dijo el exministro Ricupero.
El año pasado, la deforestación de la Amazonía registró su peor índice en una década, con el aumento de un 14% entre agosto de 2017 y julio de 2018. La destrucción del territorio, de 7900 kilómetros cuadrados, es resultado de la tala descontrolada de árboles y la invasión de tierras según especialistas.