La sorpresiva estabilidad de Betsy DeVos
Cuando Donald Trump visita una escuela, generalmente no va a las aulas sino que lo hace como parte de algún acto de campaña. En su último informe anual sobre el estado de la nación, mencionó la educación una sola vez. En Twitter usó la palabra “educación” seis veces desde que asumió hace más de dos años, comparado con las 500 que empleó “frontera”.
La educación, está claro, no es una de las prioridades del presidente.
Ese tema lo deja en manos de la secretaria de educación Betsy Devos, una de las figuras más controversiales de su gabinete y también una de las más estables. Los líderes de una docena de departamentos se fueron solos o fueron despedidos, pero DeVos sobrevive y no parece tener intenciones de irse a ninguna parte.
“El hecho de que sea muy resistida y que haya estado involucrada en polémicas no quiere decir que no esté haciendo su trabajo”, sostuvo el senador republicano Lamar Alexander, presidente de una comisión que lidia con la educación. “Vino y sigue aquí, que es más de lo que se puede decir de otros miembros del gabinete”.
Para los partidarios de DeVos, el que Trump no se involucre con la educación es una bendición. Mientras la Casa Blanca se enfoca en temas como la inmigración y la economía, DeVos puede concentrarse en sus programas de “school choice” que teóricamente ofrecen más alternativas de escuelas a los padres para sus hijos.
En DeVos, Trump tiene una figura que les cae bien a los partidarios de esos programas y a los cristianos evangélicos. DeVos, de 61 años, se formó en la Iglesia Reformada Cristiana y es conocida por su devoción a su fe. A menudo intercala temas religiosos en sus discursos sobre educación.
Si bien no tiene una relación estrecha con Trump, es amiga de años del vicepresidente Mike Pence y estableció alianzas con otros miembros del gobierno, según sus colaboradores, incluidos la hija del mandatario Ivanka Trump y su esposo Jared Kushner.
Además, en un gabinete lleno de escándalos, DeVos tiene antecedentes éticos impecables. A diferencia de otros miembros del gabinete acusados o investigados por sus gastos de viajes a costa de los contribuyentes, DeVos usa un avión de su familia y cubre ella misma los costos. Dona su sueldo de 200.000 dólares a distintas obras benéficas.
“Mucha gente no está de acuerdo con ella, pero no porque hizo algo malo”, afirmó Nathan Baile, su jefe de despacho. “Es probablemente la persona más íntegra que conozco”.
DeVos le escapa a los medios de prensa y su equipo dijo que no estaba disponible para hacer declaraciones para este despacho.
Pero no ha podido evitar estar en el candelero y ha sido blanco de una inusitada cantidad de cuestionamientos para ser una secretaria de educación. Por de pronto, el sindicato de maestros la detesta porque se opone a sus políticas de “school choice” y la considera una enemiga de las escuelas públicas. Es además uno de los principales blancos de los demócratas, que la pintan como una millonaria despistada que sabe poco de la enseñanza pública. Sus metidas de pata en público no ayudan a disipar esa imagen.
En su audiencia de confirmación del 2017, por ejemplo, pareció confundida cuando se le preguntó por leyes que protegen a los estudiantes con incapacidades. También fue ridiculizada por plantear que algunas escuelas podrían necesitar armas para protegerse de los osos.
Sus colaboradores dicen que DeVos tiene el apoyo de Trump a pesar de algunos encontronazos, como cuando defendió en público una reducción del presupuesto para las olimpiadas especiales dispuesta por el gobierno. En respuesta al clamor popular, Trump cambió de parecer y la dejó mal parada
Más recientemente, DeVos no estuvo de acuerdo con la decisión del gobierno de revocar pautas de la época de Barack Obama acerca de cómo lidiar con estudiantes transgénero ni con un decreto de Trump que defiende la libertad de expresión en las universidades. DeVos había hablado en contra de ello, pero prefirió no agitar el avispero.
La persistencia de DeVos sorprende a muchos. No necesita dinero ni tiene aspiraciones políticas, según allegados. Podría irse tranquilamente y disfrutar de su casa.
“Si, a veces me pregunto por qué sigue”, admitió el reverendo Robert Sirico, amigo de la familia y presidente del grupo de investigaciones conservador Action Institute. “No lo hace para obtener beneficio personal alguno ni para ganar prestigio”.
La explicación, según Sirico, puede ser que “cree en lo que predica. Piensa que va a beneficiar a los chicos de las escuelas”.
Sus partidarios dicen que DeVos logró ampliar la conversación en torno a “school choice” y que por ello más estados están considerando esa opción.
“No esperaba que llegase tan lejos”, manifestó el representante republicano Tim Walberg, amigo de DeVos. “Pero abrió un diálogo y estamos considerando cosas que no habían sido tomadas en cuenta por años”.
Los demócratas, no obstante, afirman que DeVos lleva al país en la dirección equivocada.
“Se enfoca en school choice y en programas de ‘voucher’”, expresó el representante demócrata Bobby Scott, presidente de la comisión de educación de la cámara baja. Los “vouchers” son subsidios que permiten a los padres anotar a sus hijos en escuelas privadas.
“Debería enfocarse en ofrecer buenas escuelas públicas a los estudiantes”, indicó Scott.
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Collin Binkley está en https://twitter.com/cbinkley