Reporte: Afganistán pudiera no estar lista para paz
KABUL (AP) — Afganistán pudiera no estar listo para la paz a menos que se encuentre una forma de integrar a los combatientes del Talibán a la sociedad, y combatir la corrupción y el problema de los narcóticos en el país, dijo el miércoles un organismo estadounidense que vigila la situación.
La advertencia vino del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR), que monitorea miles de millones de dólares en ayuda de Estados Unidos al país. En su reporte trimestral, el grupo discute además las necesidades en Afganistán una vez haya un acuerdo de paz con el Talibán.
En los últimos meses, Estados Unidos ha acelerado gestiones para encontrar una solución pacífica a la guerra de 17 años en Afganistán y realizando conversaciones con el Talibán. Los islamistas, no obstante, se niegan a negociar con el gobierno en Kabul, al que consideran una marioneta de Washington. El Talibán además sigue lanzando ataques casi diarios, causando numerosas bajas, y ahora controla la mitad del país.
"No importa lo bienvenido que sería un acuerdo de paz, puede conllevar las semillas de consecuencias imprevistas e indeseadas”, dijo en el reporte John F. Sopko, director de SIGAR.
La guerra ya le ha costado a Estados Unidos 737.000 millones de dólares, de acuerdo con el Pentágono. Solamente en la reconstrucción, Estados Unidos ha gastado 132.000 millones desde el 2002, gran parte de ello para entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad afganas, aparte de fortalecer las instituciones gubernamentales, proveer educación y mejorar el sistema de salud pública, dijo Sopko.
Pero las ganancias son frágiles, agrega, y se necesitan soluciones para la creciente inseguridad en el país, “la corrupción endémica, la debilidad de la instituciones, el impacto nocivo del tráfico de drogas y la inadecuada coordinación y supervisión por los donantes”.
Sopko dijo que no conseguir la integración de los aproximadamente 60.000 combatientes del Talibán y sus familias a la sociedad afgana minaría al país.
"Estos riesgos del ‘día después’ pudieran amenazar la inversión de los contribuyentes estadounidenses en Afganistán, dañar los programas humanitarios y de desarrollo, debilitar el apoyo al gobierno afgano o incluso sentar las bases para nueva o renovada discordia”, dijo Sopko.