Críticos y aliados latinoamericanos claman por Venezuela
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Mientras “Venezuela”, “Juan Guaidó”, “Nicolás Maduro” y “Leopoldo López” eran palabras que se multiplicaban en la prensa y redes sociales de todo el mundo, las reacciones de los gobiernos latinoamericanos ante el alzamiento opositor contra el gobierno venezolano corrían como pólvora.
Los mensajes eran predecibles: los aliados de ambas partes sostuvieron las posturas que ya habían mostrado en escenarios de tensión previos.
Tras la aparición de Juan Guaidó --acompañado de algunos militares y del ahora liberado líder opositor Leopoldo López-- en una base aérea caraqueña, los aliados de Nicolás Maduro fueron de los primeros en condenar la situación. Bolivia y Cuba se pronunciaron a través del canciller y presidente respectivamente y catalogaron los hechos como un “intento de golpe de Estado”, mismo que convocaron a “condenar” para “impedir que la violencia cobre vidas inocentes”, según escribió el mandatario boliviano Evo Morales a través de su cuenta de Twitter. Nicaragua apareció más tarde y el gobierno dijo a través de un comunicado que rechazaba enfáticamente la “provocación” encabezada contra Maduro. En cambio, se respaldaba el diálogo y la reconciliación.
Guaidó ha dicho en los últimos meses que no se prestará a “falsos diálogos” con el gobierno.
El respaldo a este legislador venezolano de 35 años --quien también ocupa el cargo de presidente de la Asamblea Nacional, actualmente el único órgano gubernamental en manos de la oposición-- volvió a manifestarse entre sus aliados usuales. Argentina apoya “el espíritu de libertad” de Venezuela, tuiteó el canciller Jorge Faurie, y horas más tarde el mandatario de ese país, Mauricio Macri, escribió en la misma vía que quizá “este sea el momento decisivo para recuperar la democracia” venezolana.
“Valiente pueblo de Venezuela llegó tu hora”, publicó a su vez el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, en su cuenta de Twitter, y desde Colombia el canciller Carlos Holmes lanzó un comunicado donde declaró que los países del llamado Grupo de Lima --que reúne a representantes de una docena de países con el objetivo de dar seguimiento a la crisis venezolana-- hacen “un llamado a la fuerza armada nacional de Venezuela para que manifieste su lealtad al Presidente encargado Juan Guaidó”.
El bloque responsabilizó a Maduro por cualquier daño que pudiera ocurrirle a los miembros de la Asamblea Nacional y a sus familias, y aseguró haber convocado a una reunión de emergencia para tratar lo sucedido.
A finales de febrero, Guaidó viajó a la ciudad fronteriza de Cúcuta, en Colombia, para intentar ingresar a su territorio varias toneladas de ayuda humanitaria que diversas naciones enviaron para su causa. Aunque al final esto no se consiguió, aquel episodio evidenció parte del apoyo regional con el que cuenta Guaidó: Abdo Benítez viajó para respaldarlos junto con otros mandatarios como el colombiano Iván Duque y el chileno Sebastián Piñera, que también lo reconocen como presidente interino.
El mismo Piñera se mostró implacable ante lo que ocurría el martes en Caracas y en una rueda de prensa desde Santiago aseguró que reitera “absolutamente nuestro sólido e inquebrantable apoyo al presidente democrático de Venezuela, Juan Guaidó”, y agregó que Maduro encabeza una “dictadura” que “le ha hecho un daño gigantesco, inconmensurable a la vida de Venezuela y también a la calidad de vida de los venezolanos”.
Desde Ecuador se pronunció el canciller José Valencia, quien escribió en Twitter que el gobierno de su país “renueva su firme respaldo” a Guaidó, y en Perú el presidente Martín Vizcarra dijo ante la prensa que esperaba que el alzamiento del líder opositor “sea un camino que los lleve al retorno de la democracia y la estabilidad”. Sin embargo, puntualizó que Perú nunca estuvo “de acuerdo que desde el exterior haya una intervención militar en Venezuela”.
Paralelamente, México y Uruguay decidieron volver a mantenerse neutrales. Mientras que el Estado mexicano expresó su consternación ante una posible escalada de violencia y derramamiento de sangre en Venezuela y en un comunicado de la cancillería repitió su disposición de buscar una solución pacífica mediante el diálogo, el órgano homólogo uruguayo omitió pronunciarse sobre el problema de fondo y también abogó por una solución pacífica y negociada.