Consejo militar de Sudán promete un gabinete civil
EL CAIRO (AP) — El nuevo consejo militar que gobierna Sudán anunció el domingo que nombrará a un primer ministro y un gabinete civiles, pero no a un presidente para que ayude a gobernar el país tras el golpe de Estado en el que fue derrocado el añejo líder Omar al-Bashir.
Las fuerzas armadas han comenzado a reorganizar a los organismos de seguridad y no reprimirán las manifestaciones que han continuado frente a las instalaciones militares desde el golpe del jueves, dijo también el teniente general Shamseldin Kibashi, vocero del Ejército, en declaraciones televisadas.
Se emitió el comunicado después de un segundo día de reuniones entre el Ejército y los organizadores de las protestas callejeras que fueron creciendo a lo largo de meses y que derivaron en la caída de al-Bashir.
Es improbable que el anuncio apacigüe a los manifestantes, que han exigido un gobierno totalmente civil. Los organizadores de las protestas han exhortado a las fuerzas armadas a que entreguen el poder “de inmediato y de forma incondicional” a un gobierno civil de transición que gobernaría durante cuatro años.
Horas antes el domingo, la Asociación de Profesionales Sudaneses, que ha encabezado las protestas, también publicó una lista de exigencias con nueve puntos, incluyendo el enjuiciamiento de los que estuvieron detrás del golpe militar de 1989 respaldado por los islamistas, la disolución de todos los sindicatos progubernamentales, la congelación de los activos de los altos mandos del gobierno de al-Bashir y el despido de los principales jueces y fiscales.
La oposición no hizo comentarios sobre el anuncio de los militares.
Tras las conversaciones del sábado, Omer el-Digair, líder del opositor Partido Sudanés del Congreso, les dijo a los manifestantes ubicados frente a la sede de las fuerzas armadas en Jartum que el ambiente había sido “positivo”. Indicó que las conversaciones se enfocarán en la presentación de las exigencias y el plan de transición planteados por los organizadores, y que están pidiendo la disolución del gobernante Partido del Congreso Nacional, de al-Bashir.
“Exigimos la reestructuración del aparato de seguridad actual”, dijo el-Digair. “No necesitamos un aparato de seguridad que detenga a la gente y cierre periódicos”.
Los partidos políticos y los movimientos que están detrás de los cuatro meses de protestas advirtieron en un comunicado conjunto el sábado por la noche que permanecerán en las calles hasta que se cumplan sus exigencias. Dijeron que el paso a un gobierno civil sería “el primer paso hacia la caída del régimen”.
Tras el golpe de Estado, el Ejército nombró a un consejo militar que dice gobernará durante dos años o menos en lo que se convoca a elecciones.
Las fuerzas armadas pusieron fin al régimen de casi 30 años de al-Bashir y lo colocaron en arresto domiciliario en la capital. Los manifestantes temen que los militares, que están dominados por oficiales nombrados por al-Bashir, se aferren al poder o elijan a uno entre ellos para sucederlo.
En comunicados separados emitidos el sábado por la noche, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos respaldaron al consejo militar de transición en Sudán.
Arabia Saudí dijo que “respalda al pueblo sudanés” y exhortó a todos los sudaneses “a darle prioridad al interés nacional” de su país. Los EAU les pidieron a los habitantes “a trabajar para proteger la legitimidad y asegurar una transferencia pacífica del poder”.
El rey saudí Salman ordenó el envío de un paquete de ayuda a Sudán que incluye derivados del petróleo, trigo y medicinas.
El general Abdel-Fattah Burhan fue juramentado el viernes como jefe del consejo de transición, después de que los manifestantes objetaran a que fuera encabezado por el general Awad ibn Ouf, visto como muy cercano a al-Bashir. Las fuerzas armadas anunciaron el domingo que ibn Ouf se había retirado.
En declaraciones emitidas en la televisora estatal, Burhan dijo el sábado que ha invitado a “todo el espectro del pueblo sudanés para dialogar”.
Burhan añadió que levantaría el toque de queda impuesto el jueves, que en principio iba a durar un mes, y decretó la liberación inmediata de todos los detenidos y juzgados durante la oleada de descontento iniciada en diciembre.
Al-Bashir impuso en febrero el estado de emergencia, que prohibía las aglomeraciones públicas no autorizadas y daba amplios poderes a la policía, en un intento de aplastar las protestas. Docenas de personas murieron en choques entre la policía y los manifestantes, y cientos de personas fueron juzgadas ante tribunales de emergencia.
Los manifestantes se inspiraron en los alzamientos de la Primavera Árabe en 2011 que derrocaron a mandatarios en Egipto, Túnez, Libia y Yemen. Han incorporado muchos de sus lemas y este mes se plantaron ante el cuartel general del Ejército en Jartum.
Esos alzamientos dejaron un legado dispar, y solo Túnez se ha convertido en una democracia. En Egipto, el Ejército depuso en 2013 a un presidente islamista elegido en las urnas pero divisivo, y desde entonces las autoridades han perseguido la disidencia con dureza. Yemen se sumió en una guerra civil y Libia está al borde de otro gran conflicto mientras milicias rivales luchan por el control de la capital, Trípoli.