CNDH: Prisiones en México, menos peligrosas y hacinadas
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Las prisiones estatales y federales en México tienen personal insuficiente y malas condiciones de higiene, pero ya son sitios menos peligrosos y menos hacinados, según un informe difundido el jueves.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, un organismo gubernamental, dijo que 84% de las 165 prisiones estatales inspeccionadas tenían personal insuficiente; 76% no separaban en forma adecuada a reos sentenciados de aquellos que seguían a espera de juicio; y 72% presentaban problemas de higiene.
Sin embargo, los motines y riñas en los penales disminuyeron de 1.043 en 2017 a 892 en 2018. Y los homicidios al interior de las cárceles bajaron de 104 en 2017 a 31 en 2018.
De las prisiones estatales, 34% presentaron sobrepoblación, lo que no ocurrió en ninguna de las 21 prisiones federales. Las cifras representan un avance para los reclusorios que con frecuencia registraban sobrepoblación.
Sin embargo, el Congreso de México aprobó en fecha reciente reformas para que un número mayor de personas enfrenten prisión preventiva, una medida aplicada anteriormente sólo a los delitos más graves.
El titular de la CNDH, Luis González Pérez, auguró que la reclusión preventiva incrementará la población carcelaria, y que el ritmo de la construcción de nuevas prisiones no corresponde al aumento previsto.
“Va a crecer potencialmente la población penitenciaria, es el riesgo y no tenemos resuelto, por lo menos en el ámbito local, el tema de una reclasificación adecuada en once centros”, afirmó González Pérez. “Por eso, cuando se toman las medidas, deben ser integrales”.
En 45% de los penales estatales los presos controlan por lo menos algunas actividades y en 40% los reclusos extorsionan a otros reclusos.
La CNDH criticó la decisión de cerrar la colonia penal de las Islas Marías porque era la que tenía las calificaciones más altas entre todas las prisiones federales. Los últimos 652 presos de las islas fueron transferidos en febrero.
La población de bajo riesgo en la isla, la falta de muros en la mayoría de lugares y la gran libertad concedida a los presos convertía a la colonia penal en un buen lugar donde se preparaban para su futura liberación. Sin embargo, los costos asociados al mantenimiento de una isla prisión remota superaban los de las prisiones en el territorio continental.
González Pérez dejó entrever que la colonia penal debió seguir funcionando.
“Creo que debió buscarse la mejor alternativa entre lo ecológico y el principio de la reinserción social, y no creo que abone a ese principio”, agregó.