Hancock presenta una cacería pausada en ???The Highwaymen???
CIUDAD DE MÉXICO (AP) Para el director John Lee Hancock hay más similitudes entre la época de los célebres bandidos Bonnie y Clyde y la actualidad de lo que uno imaginaría.
Fueron los primeros en entender su poder como marca y si Bonnie escribía un poema o Clyde una carta, terminaban en la prensa y sus fotografías aparecían en todos los periódicos, dijo Hancock. Bonnie hablaba de sus fans y les decía su público como una estrella de cine.
Definitivamente ese culto a la celebridad está vivo ahora y si ellos estuvieran vivos tendrían millones de seguidores en Instagram, agregó.
Hancock habló recientemente con The Associated Press desde el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, donde presentó su película sobre los rangers de Texas que lograron cercar a estos ladrones, The Highwaymen (La última emboscada). La cinta, protagonizada por Kevin Costner y Woody Harrelson, se estrena el viernes en Netflix.
En la misma, la gente no sólo no denuncia a Bonnie y Clyde cuando se los topan; los persiguen para tratar de saludarlos, e incluso un periodista de AP ofrece 1.000 dólares por una entrevista sobre ellos (nótese que, en la vida real, la AP no paga por entrevistas). Por eso la gobernadora de Texas Ma Ferguson (Kathy Bates), de donde se fuga Clyde de una prisión rural, está desesperada por detenerlos, pues llevan dos años prófugos y siguen cometiendo atracos y asesinatos.
Pese a que desintegró a los rangers de Texas, un cuerpo de investigación y seguridad creado en el siglo XIX, a Ferguson le proponen como último recurso que use sus servicios para lograr lo que la policía no ha podido con métodos más modernos como el espionaje telefónico.
Así es como el jubilado Frank Hamer (Costner) recibe a regañadientes la misión. Al principio duda en llamar a su amigo Maney Gault (Harrelson), pero no tiene otra opción: sus otros excolegas están muertos.
Hamer es serio y estóico, mientras que Gault habla mucho, incluso en español, y deja aflorar sus emociones libremente.
Los considero la mitad de la misma persona, dijo Hancock. Les han pasado tantas cosas juntos que no es algo de lo que puedan conversar con otros, pero se conocen y saben lo que les ha pasado.
Harrelson y Hancock son tejanos, por lo que incorporar palabras en español en el filme resultó natural para ambos.
En la película se la pasa diciendo palabras en español. Su gramática es horrible y lo pronuncia muy mal, pero así hablan muchos tejanos español ahí, explicó el director.
En cambio, el personaje de Costner se mantiene a la distancia: Creemos que a Frank no le importa o no siente nada, como que sólo está haciendo su trabajo, pero al final te das cuenta que sí le importa mucho y también le afecta.
Hancock quiso enfocarse en el costo que tiene la misión para estos oficiales, a diferencia del clásico de 1967 Bonnie y Clyde protagonizado por Warren Beatty y Faye Dunaway, donde los héroes son los ladrones y los rangers son monótonos, incluso torpes. Otra de las diferencias es que esta nueva versión recrea con más fidelidad esa época en los años 30, con sus vestidos ligeros, sombreros fedora y peinados con bucles.
Considero esto una película que acompaña a Bonnie y Clyde, dijo el cineasta. Pero no todo lo que se decía en esa película sobre Frank y Maney era correcto.
En la década de 1930 el descontento social por la economía durante la Gran Depresión era enorme. La película muestra escenas de campamentos de desposeídos; el mismo Gault está en riesgo de perder la cabaña donde vive. Por eso cuando Bonnie y Clyde robaban blancos la gente los veía como una especie de Robin Hood, aunque ellos no regresaban el dinero a los pobres. La gente los respaldó hasta el final: unas 20.000 personas a su funeral.
Sabemos cómo termina Bonnie y Clyde: mueren en medio de una lluvia de balas en una emboscada, dijo Hancock, para quien precisamente este era un reto atractivo para su película. Estos dos rangers de Texas que tenían un don terrible: eran muy buenos para seguir rastros de sangre y sabían cómo terminaría todo, que no sería bonito, no habría alegría, sería feo, brutal y violento. Lo saben desde el principio.
Hancock, cuyos créditos incluyen The Founder (Hambre de poder), Saving Mr. Banks (El sueño de Walt) y The Blind Side (Un sueño posible), se toma su tiempo para disfrutar de los kilómetros y kilómetros que Hamer y Gault recorren en un elegante Ford negro, como un reflejo de la sabiduría que lleva a estos rangers a buscar a su presa sin apuro.
Adoro la frontera entre México y Texas, señaló el director. Es una belleza cruda, es el desierto, sin duda, pero me encanta tener todos estos pequeños pueblos a ambos lados del Río Bravo y son pueblos hermanos.