El cambio climático y la seguridad nacional de EEUU
BASE AREA DE OFFUTT, Nebraska, EE.UU. (AP) Las aguas desbordadas del río Missouri a la altura de la sede del Comando Estratégico rebasaron las bolsas de arena y demás medidas tomadas para contenerlas. Los soldados tuvieron que afanarse para salvar equipo importante, municiones y decenas de aviones.
Días después de la inundación, todavía había agua embarrada en casi 80 edificios de la Base de la Fuerza Aérea de Offut, Nebraska. En algunas instalaciones había hasta dos metros (siete pies) de agua. Se veían pilas de choclo arruinado desperdigado por todos los sectores donde se había ido el agua. El maíz había sido arrastrado desde los campos vecinos.
Hubo demasiada agua. Rebasó todas las barreras que levantamos, expresó el coronel David Norton, quien está a cargo de las instalaciones de la base, en declaraciones a un periodista de la Associated Press que recorrió el lugar para observar los daños. La velocidad con que sucedió todo fue sorprendente.
Si bien la sede del Comando Estratégico, que desempeña un papel vital en la detección y contención de cualquier amenaza global, no resultó dañada, la inundación ofreció un dramático ejemplo de la amenaza que representa el cambio climático a la seguridad nacional, por más que el gobierno de Donald Trump reste importancia al tema.
Fue asimismo un recordatorio de que los problemas climáticos agravados por el calentamiento global no se limitan a las costas, según destacó el contralmirante retirado David W. Titley, fundador de la Fuerza de Tareas Abocada al Cambio Climático de la Armada y del Centro para Soluciones a los Riesgos del Tiempo y del Clima de la Universidad Penn State.
Probablemente necesitemos algunos muros, tal vez diques, expresó Titley. Diría que esos son los muros que necesitamos, acotó, aludiendo a la propuesta de Trump de desviar dinero para construcciones militares y usarlo en un muro en la frontera con México.
Los llanos del centro del país fueron azotados por inundaciones la semana pasada, que desbordaron diques, suspendieron el servicio de trenes y mataron al menos a tres personas. Fue la segunda inundación grande que sufre la base de la fuerza aérea localizada en las afueras de Omaha en una década.
Tomará semanas determinar si las inundaciones estuvieron asociadas de algún modo con al cambio climático, pero organismos oficiales y científicos de todo el mundo coinciden en que el cambio climático hace que los desastres naturales sean más intensos, más frecuentes y más prolongados.
Los militares advirtieron varias veces en el pasado que el cambio climático representa una amenaza a la seguridad nacional en numerosos frentes, por posibles impactos directos en la infraestructura militar o afectando factores como la disponibilidad de alimentos y de agua, que pueden exacerbar conflictos afuera de Estados Unidos, según un sombrío informe del gobierno del año pasado.
Trump, no obstante, menosprecia las advertencias del propio gobierno. Durante un período particularmente frío en enero, dijo en un tuit que vendría bien un poco de ese querido Calentamiento Global. En respuesta a advertencias sobre el impacto del clima en la seguridad nacional, su gobierno permitió que físicos que rechazan la teoría ampliamente aceptada de que hay un cambio climático causado por el hombre organizasen un panel en la Casa Blanca para que saque sus propias conclusiones.
En respuesta a una consulta de AP, el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca no opinó acerca de si el cambio climático representa una amenaza a la seguridad nacional, pero dijo que le da suma importancia al tema del cambio climático.
La estrategia de seguridad nacional de la Casa Blanca, no obstante, menciona el cambio climático únicamente en el contexto de su política para contrarrestar una agenda energética que conspira contra el crecimiento relacionada con los combustibles fósiles.
Bajo el gobierno de Trump, el Pentágono no menciona el cambio climático como algo que comprometa la seguridad nacional.
Son militares retirados los que advierten acerca del impacto que puede tener el cambio climático en ese terreno. El brigadier general retirado Gerald Galloway, por ejemplo, dijo que las inundaciones pueden limitar el movimiento de soldados desde y hacia sus bases, el oleaje puede complicar los aterrizajes, las olas de calor pueden impedir el despegue de aviones, y que estos son temas con los que los militares deberían estar lidiando.
Las bases militares, sostuvo, son plataformas de lanzamiento y no puedes librar una guerra si no tienes un punto de partida.
Titley pronosticó que los daños en la base de Offutt alcanzarán a los 1.000 millones de dólares, como ya ocurrió con las bases de Camp Lejeune, Carolina del Norte, en septiembre y de Tyndall, en la Florida, en octubre, tras el paso de huracanes.
El actual clima político desalienta cualquier esfuerzo por mejorar las defensas de las bases para protegerlas del cambio climático, señaló Titley, quien también sirvió como director de operaciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
Agregó que los funcionarios del Departamento de Defensa saben lo que deben hacer, pero les resulta muy difícil hacerlo. La dinámica de la Casa Blanca es que no quieren oír hablar de eso.
Las bolsas de arena contuvieron inundaciones en el 2011 en la base de Offutt. Pero las crecidas del 15 de marzo rebasaron esas defensas, según el coronel Norton.
Todo el personal colaboró. Trabajamos toda la noche. Miles de personas en total, colocando bolsas de arena, barreras Hesco, sacando equipo de las instalaciones, sacando municiones... Fue un esfuerzo masivo, dijo Norton.
Más de 30 aviones fueron trasladados a otros sitios, llenos de equipos, motores y herramientas.
El sábado, un tercio de la base estaba bajo el agua.
Si bien el Comando Estratégico no se inundó, tuvo que funcionar con el mínimo indispensable de personal ya que las inundaciones bloquearon las carreteras.
El comando tiene varias responsabilidades, incluidas la capacidad de lanzar ataques en cualquier parte del mundo, defensa contra misiles, operaciones nucleares y disuasión estratégica.
Nadie resultó herido en las inundaciones.
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Knickmeyer y Burns informaron desde Washington. El reportero de AP especializado en temas científicos Seth Borenstein colaboró también desde Washington.