Trump apuesta reelección a críticas a migración y socialismo
WASHINGTON (AP) — Desde la máxima tribuna política en Estados Unidos, el mandatario Donald Trump especificó claramente que en el asunto más distintivo de su presidencia —la inmigración— no puede modificar ni modificará su postura estricta con vistas a los comicios del 2020.
Al mismo tiempo, el presidente republicano buscó imponerles una nueva etiqueta a sus oponentes demócratas cuando advirtió en su segundo discurso sobre el Estado de la Unión que el ascenso del socialismo en la izquierda amenaza los valores fundamentales de Estados Unidos.
El discurso del martes no fue el banderazo de salida de las campañas electorales rumbo al 2020. La disputa comenzó casi inmediatamente después de la victoria de Trump en 2016. Como sea, el discurso del mandatario en horario estelar ofreció la hoja de ruta más clara a la fecha sobre cuál será su mensaje en busca de la reelección y su postura frente a los cambios culturales y demográficos que han empañado la arena política.
Trump está apostando conservar la presidencia cuatro años más con base en que su enérgico argumento contra el socialismo y la inmigración ilegal preserve su coalición de hombres blancos de clase trabajadora en toda la región industrial del centro-norte de Estados Unidos. Este sector de personas, quizá más que ningún otro, contribuyó a su apretada victoria de 2016.
Sin embargo, no queda claro si esa postura bastará para reparar su tensa relación con las mujeres, que abandonaron en grandes números las filas republicanas a fines del año pasado, lo cual les dio a los demócratas la mayoría en la Cámara de Representantes.
El del martes fue un momento crucial en la pugna anticipada rumbo al 2020 que ha puesto de relieve las dificultades de ambos partidos políticos para concretar una oferta política eficaz en lo que ya constituye el arranque de las próximas campañas presidenciales.
En particular, Trump necesita mejorar su posicionamiento político si pretende obtener la reelección. El mandatario ha comenzado la campaña electoral como uno de los presidentes más débiles en su primer período del que se tenga registro. Su tasa de aprobación durante el cierre del gobierno el mes pasado cayó a 34%, su nivel más bajo en más de un año, según una encuesta efectuada por The Associated Press y el NORC Center for Public Affairs Research.
En fuerte contraste a la exhortación del presidente, hasta ahora los demócratas han intentado adoptar un mensaje de unidad y diversidad con llamados directos a los electores blancos de clase trabajadora que los abandonaron en 2016.
Stacey Abrams, que en 2018 fracasó en su intento por convertirse en gobernadora de Georgia, se convirtió en la primera mujer de raza negra en pronunciar la refutación del Partido Demócrata al discurso del mandatario. Rodeada de una audiencia en la que había muy pocos hombres blancos, Abrams presentó una lista de prioridades demócratas sobre asuntos de salud, educación y derecho al voto.
Abrams “dijo sus verdades al poder esta noche. Nuestra democracia solo funciona cuando se escucha a todos los estadounidenses”, afirmó la senadora Kirsten Gillibrand, una de varios demócratas que aspiran a la candidatura presidencial para el 2020.
El senador Bernie Sanders, aspirante a esa misma candidatura, ofreció su propia refutación al discurso presidencial. Posteriormente su propio partido lo criticó por encimarse al discurso de Abrams.
El hecho de que Sanders se defina a sí mismo como un demócrata socialista quizá impulsó los argumentos de Trump.
“Aquí, en Estados Unidos, estamos alarmados ante los nuevos exhortos de que se adopte el socialismo en nuestro país”, declaró Trump ante la nación. “Esta noche, renovamos nuestra determinación de que Estados Unidos jamás será un país socialista”.
Más que cualquier otro punto, el mandatario mantuvo a la inmigración en la parte central de su mensaje sobre el Estado de la Unión.
Trump destacó a sus invitados a la Cámara de Representantes cuyas familias perdieron algún pariente a manos de inmigrantes que estaban ilegalmente en el país, e ignoró entre los asistentes a los inmigrantes jóvenes conocidos como “dreamers” que luchan por regularizar su permanencia en la nación.