Uruguay apuesta fuerte al mercado de cannabis médico
Nueva Helvecia, URUGUAY (AP) — Cuando era chofer, lo único que Enrique Morales sabía sobre marihuana era que se fumaba para drogarse. “Mi percepción ahora cambió. ¡Es una planta que tiene muchas propiedades!”.
Trabajar como chofer no requería tantos cuidados. Hoy Morales es horticultor en una plantación de cannabis en Nueva Helvecia, 130 kilómetros al oeste de Montevideo, y cuando llega a su trabajo debe cambiar su ropa por un pantalón, una camisola y unos zapatos blancos que jamás salieron al mundo exterior. Luego, antes de entrar a los invernáculos donde crece la hierba, deberá pasar los zapatos blancos por un pediluvio, colocarle zapatones plásticos por sobre ellos, lavarse las manos con alcohol, ponerse guantes descartables sobre las manos recién desinfectadas, también cofia y tapabocas.
Tantos cuidados se explican porque las flores de la marihuana de este cultivo de la empresa Fotmer serán destinadas a la industria médica y por lo tanto su producción requiere de la mayor higiene, pureza y calidad.
Transformarse en líder en la exportación de marihuana medicinal es una gran apuesta de Uruguay. Cuando en diciembre de 2013 el país se convirtió en el primero del mundo en regular el mercado del cannabis desde su siembra hasta su venta al público, el gobierno vaticinó que eso traería una ola de inversiones y desarrollo económico.
Aquellas promesas están tomando cuerpo. Fotmer, una empresa de capitales locales y estadounidenses, ya invirtió siete millones de dólares en laboratorios y cultivos, y emplea a 80 personas.
En diciembre, el presidente Tabaré Vázquez inauguró otro laboratorio para producir medicamentos a partir del cáñamo -una planta muy similar a la marihuana aunque sin efectos psicoactivos-, con una inversión de 12 millones de dólares. En este caso se trata de la empresa ICCLabs, propiedad de la canadiense Aurora.
“Uruguay tiene hoy un dinamismo en la industria del cannabis que es muy difícil de encontrar en otros sectores”, dijo a The Associated Press Diego Olivera, principal de la Secretaría Nacional de Drogas.
Aunque paradojalmente Uruguay reguló antes el mercado de cannabis recreacional que el medicinal, hoy su gobierno ya autorizó todo el mercado: hay permisos para cultivar, fabricar, consumir, importar y exportar.
Fotmer no piensa en el reducido mercado local de un país de apenas 3,3 millones de habitantes. Eso queda claro apenas se observa la magnitud de las instalaciones donde hoy Morales, el exchofer que estaba desempleado hasta la llegada a su pueblo de esta industria marihuanera, se ha reconvertido en horticultor.
Los cultivos abarcan 18 grandes invernáculos, cada uno de 100 metros de largo por 12,5 de ancho. En total son 35.000 plantas, muchas de la cuales ya tienen más de un metro de alto, y crecerán más hasta dar sus preciadas flores en marzo. La empresa -cuyos inversores ya tienen cultivos de este tipo en el estado de Colorado- tiene autorizada la producción de diez toneladas anuales de flores secas para empleo en la industria médica.
Una vez esté lista la primera cosecha, se planea comenzar a exportar. De momento solo ha habido pequeños embarques promocionales, dijo Olivera.
El funcionario informó que otra empresa de capitales estadounidenses ya comenzó a instalarse tras obtener una licencia para producir 120 toneladas anuales de flores en un campo no muy lejano del de Fotmer, en una inversión que superará los 40 millones de dólares.
A partir de las flores secas de cannabis se extrae un aceite que permite fabricar pastillas, cremas, pomadas, parches y otras presentaciones que sirven para tratar casos de epilepsia y dolor crónico, entre otros usos.
Helena González, bióloga y gerente de calidad, investigación y desarrollo de Fotmer, sostuvo que hoy hay 2.000.000 de personas que consumen productos de cannabis medicinal en Estados Unidos, donde la mayoría de los estados ya legalizó su uso. También hay 800.000 en Alemania y 340.000 en Canadá.
Y a pesar de que muchos países latinoamericanos -como Venezuela, Ecuador, Cuba, Panamá, El Salvador y Guatemala- aún no han autorizado el uso medicinal de la marihuana, sus habitantes de todos modos están descubriendo sus usos terapéuticos. La propia madre de Morales, el chofer reconvertido en horticultor cannábico, está usando unas gotas para tratar su artrosis.
Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, Colombia, Perú, México y Puerto Rico ya han autorizado el uso medicinal de la hierba.
“El mercado latinoamericano está mal abastecido y está creciendo rápido. Los colombianos, peruanos, chilenos, todos viajan y ven lo que ocurre en Estados Unidos y Canadá, o leen la noticias. Ven que hay buenas terapias basadas en el cannabis”, dijo a la AP Chuck Smith, principal de la empresa estadounidense Dixie Brands que días atrás anunció una asociación con Khiron Life Sciences, para transformar a esta última en líder de ventas en América Latina de marihuana envasada para uso medicinal y recreativo.
Smith informó que Khiron -una empresa de la que participa el expresidente mexicano Vicente Fox- ya tiene planes de inversión en este campo en Brasil y Uruguay.
El pequeño país sudamericano vive una explosión de negocios e inversiones cannábicas. Más de 20 empresas están desarrollando proyectos a partir de la hierba. Y hasta la Facultad de Veterinaria investiga para desarrollar medicamentos cannábicos para mascotas. El gobierno estimó meses atrás que el país recibiría inversiones por 120 millones de dólares en este campo, pero Martín Rodríguez, director del Instituto de Regulación y Control del Cannabis dijo a la AP que la cifra debería ser corregida al alza.
Mientras tanto, los proyectos se siguen sumando a pesar de que el clima del país no es el mejor para esta planta.
“Mantener cultivos estables de cannabis en Uruguay requiere de soluciones tecnológicas específicas. En países más cálidos como Colombia o México la planta crece a otros niveles, pero los inversores internacionales ven que tenemos una ley sobre cannabis muy avanzada, integral y abarcativa sobre todos sus usos. Y nuestra estabilidad jurídica, transparencia y seguridad pública son altas en comparación con otros países de la región”, dijo Olivera.
Uruguay también cuenta con una ley de estímulo a las inversiones extranjeras y con zonas francas donde las empresas no pagan impuestos: Fotmer está instalada en una de ellas.
Las plantas de marihuana empleadas para fines médicos, en cuanto a su biología, no difieren las empleadas para producir droga de uso recreativo.
“Lo que es medicinal es la producción”, explicó la bióloga González. “La diferencia está en todo el proceso de cultivo y de producción”.
Entre muchos elementos presentes de las flores de la marihuana, hay dos que se distinguen por sus potencialidades, el TCH y CBD.
El THC es el componente psicoactivo de la planta, pero a la vez tiene muchas propiedades medicinales. Su principio activo es muy importante para el tratamiento del dolor, también en cuidados paleativos y estimulación del apetito, agregó González.
El CBD se emplea mucho para casos de epilepsia. Las plantas de cáñamo tienen CBD pero no THC.
González sostuvo que muchas propiedades del cannabis como planta medicinal -que algunos consumen para tratar desde glaucoma hasta mal de Parkinson- requieren información e investigaciones adicionales. Y para eso también es importante la producción controlada al máximo de su empresa. “Se requiere materia prima de calidad para poder obtener datos que validen o no los usos para enfermedades más complejas. Apoyar estas investigaciones es otro de nuestros objetivos”.
El Parlamento sancionó el 10 de diciembre de 2013 una ley que transformó a Uruguay en el primer país del mundo en tener un mercado legal de esta hierba desde su siembra hasta su venta al público.
En cuanto al uso recreativo, la ley habilitó el cultivo personal, los clubes cannábicos y la venta en farmacias. Para sumarse a cualquiera de estas opciones hay que tener más de 18 años, ser ciudadano uruguayo o residente legal en el país y anotarse en un registro.
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El periodista de AP en Buenos Aires, Luis Henao, contribuyó con esta nota.
Además se contó con la colaboración de los corresponsales deBrasil, Chile, Paraguay, Perú, Venezuela, Colombia, México, Guatemala, El Salvador, Panamá, Cuba, Brasil y Puerto Rico.