Venezuela, nuevo referente de la geopolítica mundial
MOSCÚ (AP) — Rusia, China, Irán, Siria y Cuba apostaron a un bando. Estados Unidos, Canadá y varios países de Europa occidental quedaron del lado opuesto.
A medida que se agrava la crisis de Venezuela, donde el presidente Nicolás Maduro enfrenta un osado reto del líder opositor Juan Guaidó, la repercusión geopolítica parece familiar.
El presidente de Estados Unidos Donald Trump, el vicepresidente Mike Pence y el secretario de estado Mike Pompeo emitieron comunicados reconociendo a Guaidó como nuevo presidente interino, diciendo que Estados Unidos tomará medidas diplomáticas y económicas para apuntalar al nuevo gobierno de transición. Canadá dijo que reconocía a Guaidó y el secretario de relaciones exteriores británico Jeremy Hunt lo describió como “la persona indicada” para sacar a Venezuela adelante.
Pero los adversarios de Washington se están pronunciando en contra de una eventual intervención estadounidense. Y funcionarios rusos dijeron que en Venezuela hay un “golpe” planificado por Estados Unidos.
Estados Unidos y Rusia ya están en bandos opuestos en relación con la guerra civil siria y la crisis venezolana podría agravar las tensiones. Las relaciones ruso-estadounidenses están en niveles de la Guerra Fría por el apoyo de Moscú a separatistas ucranianos y denuncias de que los rusos interfirieron en las elecciones estadounidenses del 2016.
“Consideramos el intento de usurpar el poder en Venezuela como algo que contradice y viola los fundamentos y los principios de las leyes internacionales”, dijo el vocero del Kremlin Dimitry Peskov.
Vladimir Putin habló por teléfono con Maduro y le expresó su apoyo. Dijo en su llamada que “la interferencia extranjera destructiva pisotea las normas básicas de las leyes internacionales” y promovió un diálogo pacífico, según el Kremlin.
El hecho de que Venezuela es uno de los principales productores de petróleo --tiene las reservas subterráneas más grandes del mundo, aunque su producción de crudo sigue mermando-- implica que su inestabilidad política tiene profundas repercusiones a nivel mundial.
Y Rusia parece tener un interés especial en el país. El mes pasado envió dos bombarderos Tu-160 con capacidad nuclear a Venezuela por varios días en lo que fue visto como un adelanto de una posible presencia militar a largo plazo.
Pompeo dijo que había “dos gobiernos corruptos dilapidando fondos públicos y sofocando la libertad mientras sus pueblos sufren”. Peskov sostuvo que la declaración había sido “poco diplomática” e “inapropiada”. Acotó que la mitad del presupuesto militar estadounidense “alcanzaría para alimentar a toda África”.
El ministerio de relaciones exteriores ruso afirmó el jueves que la crisis “ha alcanzado un punto peligroso” y exhortó a la comunidad internacional a que sirva de mediadora entre el gobierno y la oposición.
El ministerio de relaciones exteriores chino también se pronunció en contra de una interferencia de Washington en Venezuela. Lo mismo hicieron aliados de China, incluidos Siria e Irán.
China “se opone a una intervención externa en Venezuela”, señaló el portavoz del ministerio Hua Chunying. “Esperamos que Venezuela y Estados Unidos se puedan respetar y se traten como iguales, y resuelvan sus asuntos en base a la (política de) no interferencia en los asuntos del otro”.
En la última década China le ha dado a Venezuela 65.000 millones de dólares en préstamos, efectivo a inversiones. Venezuela le debe más de 20.000 millones. Las esperanzas de los chinos de cobrar lo que les adeudan dependerían de que Venezuela revitalice su producción petrolera, aunque los bajos precios del petróleo y la crisis económica podrían impedirlo.
La empresa estatal rusa Rosneft ha invertido fuertes sumas en Venezuela y su director ejecutivo Igor Sechin visitó Caracas en noviembre para presionar al gobierno de Maduro a que cumpla sus compromisos con esa firma. Rusia, que es también un importante productor de petróleo, ha estado comprando petróleo a la firma estatal venezolana PDVSA y Sechin habría expresado en Caracas su preocupación ante la posibilidad de que Venezuela suspenda sus entregas de petróleo.
Se calcula que Rusia aportó al menos 17.000 millones de dólares en préstamos e inversiones desde la llegada de Hugo Chávez, predecesor de Maduro, al poder en 1999.
Cuando se le preguntó si Rusia estaría dispuesta a darle asilo a Maduro, el vocero del Kremlin Peskov se negó a especular e insistió en que Moscú considera a Maduro el único líder legítimo de su país.
El acercamiento entre Irán y Venezuela obedece en buena medida a que ambos están enemistados con Estados Unidos.
Chávez viajó a Irán en el 2006 para recibir la Medalla de la República Islámica, el máximo honor que concede ese país, de manos del presidente de entonces Mahmoud Ahmadinejad, un intransigente que describió a Chávez como un “hermano, compañero de trinchera”.
Cuando Maduro asumió el poder tras la muerte de Chávez en el 2013, Irán siguió apoyando a Venezuela. Y continúa haciéndolo.
“La República Islámica de Irán apoya al gobierno y al pueblo de Venezuela, contra cualquier intervención extranjera en sus asuntos y cualquier otra medida ilegítima e ilegal, como un golpe de estado”, manifestó el portavoz del ministerio de relaciones exteriores Bahram Ghasemi.
También expresaron su respaldo a Maduro Turquía, Siria y Cuba, que envió a Venezuela decenas de miles de trabajadores, desde médicos hasta funcionarios de los servicios de inteligencia, y a cambio recibió decenas de miles de barriles de petróleo a precios muy subsidiados.
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Los reporteros de la Associated Press Christopher Bodeen (Beijing), Bassem Mroue (Beirut), Suzan Fraser (Ankara) y Jon Gambrell (Dubai) colaboraron en este despacho.