Suman 89 muertos por estadillo de gasoducto en México
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — La cifra de muertos por un enorme incendio en un oleoducto del que se fugaba combustible en México aumentó el lunes a 89 debido a más decesos de las personas que resultaron heridas y fueron trasladadas a hospitales.
Cincuenta y un víctimas resultaron gravemente quemadas en el incendio y continúan en los hospitales, dijo el secretario de Salud Jorge Alcocer. Dos de ellas fueron trasladadas a un hospital en Galveston, Texas.
Las víctimas estaban recolectando el combustible que se fugaba de una toma clandestina en un ducto en el estado de Hidalgo, en el centro de México, el viernes cuando estalló el incendio, prendiendo un campo de alfalfa y dejando cuerpos calcinados.
El gobierno informó el lunes que se encontraron 14.894 tomas clandestinas en 2018, un promedio de casi 41 al día.
Hidalgo es el estado con la mayor cantidad de dichas tomas, con 2.121. El incendio ocurrió en el pequeño pueblo agrícola de Tlahuelilpan, en donde 38 tomas clandestinas fueron encontradas en 2017 y 23 en 2018.
El incendio fue en un oleoducto subterráneo de 35 centímetros (14 pulgadas) que ya había sido perforado, alterado y reparado.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que los oleoductos de México son anticuados y están deteriorados.
“Son los mismos ductos desde hace 30 años, con miles de tomas clandestinas, ductos parchados y con muy poca capacidad de distribuir combustible”, dijo el lunes. “Por eso se decidió ampliar la capacidad para distribuir combustible con pipas”.
López Obrador añadió que el gobierno ha firmado contratos para comprar 571 camiones cisterna que serían operados por el ejército. Se ha reclutado a conductores civiles, pero ahora viven en bases militares en espera de que lleguen los camiones.
El mandatario dijo que espera pagar parte de los camiones vendiendo la flotilla de vehículos de la presidencia y de guardaespaldas, que se ha negado a utilizar como parte de su plan de austeridad.
López Obrador lanzó una ofensiva contra las tomas clandestinas poco después de ocupar el puesto el 1 de diciembre al desplegar a 3.200 marinos para vigilar los oleoductos y refinerías mientras cerraba los ductos en donde se detectaron las tomas clandestinas.
El cierre de oleoductos ha resultado en una escasez de combustible en las gasolineras, algo que pudo haber aumentado el número de personas interesadas en conseguir combustible de forma ilegal en el campo en donde fue la explosión.
Arely Calva Martínez, residente de Tlahuelilpan, dijo que su hermano Marco Alfredo Calva estaba en el campo el viernes y todavía no lo encuentran. Un 57% de los cuerpos calcinados quedaron en tan mal estado que no pueden reconocerse.
Calva Martínez dijo que Marco, un maestro, necesitaba combustible para manejar dos horas y media cada día a su trabajo.
“No tenían gasolina porque las gasolineras no han vendido y la necesitaban para su trabajo”, dijo Calva Martínez. “Yo creo que si hubiera en las gasolineras muchos no habrían estado allí”.