México defiende política de no injerencia con Venezuela
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El nuevo gobierno de México defendió la política de no injerencia con Venezuela tras negarse a firmar una declaración en la que se pide al presidente Nicolás Maduro que no asuma su cargo para un segundo mandato y que transfiera el poder a la Asamblea Nacional hasta que se convoquen nuevas elecciones.
La declaración la suscribió el conocido “Grupo de Lima”, un conjunto de 14 países de América Latina y Canadá que hasta ahora coincidían en su postura crítica con el gobierno venezolano. México pertenecía a ese grupo pero optó por no firmar el documento con el argumento de ser respetuoso con la política interna de otros países.
“No podemos estarnos inmiscuyendo, metiéndonos en la vida interna de otro país porque nosotros no queremos que nadie, ningún gobierno extranjero intervenga en los asuntos que sólo corresponden a los mexicanos”, dijo el lunes el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia de prensa matutina.
Maduro fue reelegido en mayo en unas elecciones criticadas por la comunidad internacional por carecer de garantías esenciales y que no contaron con observadores independientes. El líder venezolano tiene previsto tomar posesión para su segundo mandato el próximo 10 de enero pero la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, acaba de declarar que no tiene la legitimidad para hacerlo y pide nuevos comicios.
El pronunciamiento del Grupo de Lima, que se creó en 2017 precisamente para formar un bloque político crítico ante la crisis venezolana, fue especialmente duro en la declaración de la semana pasada ya que, además de considerar a Maduro ilegítimo para asumir su segundo mandato, llamó a endurecer las sanciones contra su gobierno y sus funcionarios y apoyó iniciar procedimientos contra el mandatario en la Corte Penal Internacional.
López Obrador se ha mantenido muy cauto en sus declaraciones sobre Venezuela incluso desde la campaña electoral mexicana, ya que quiso distanciarse de Maduro _sus detractores intentaban compararlo con el venezolano, que se encuentra sumido en una crisis política, social y económica sin precedentes_ pero sin enfrentarse con él.
Esta postura de México con respecto a Venezuela supone un punto de inflexión respecto a la defendida por sus predecesores y, según el mandatario mexicano, marca el regreso del país a su tradicional política exterior de no intervención.
No obstante, no está exenta de polémica. El viernes, una colombiana se acercó al presidente en un aeropuerto _algo que es relativamente sencillo porque López Obrador viaja en vuelos comerciales y en clase turista_ y le preguntó por qué México no se había pronunciado sobre Venezuela. La respuesta del tabasqueño fue la misma, que no podía inmiscuirse en asuntos internos de otro país.
En la conferencia de prensa del lunes, reconoció que este tema “genera mucha polémica” pero insistió en que “debe de entenderse que no es un asunto de simpatías, es un asunto que tiene que ver con nuestra política exterior, con los principios de nuestra política exterior que siempre han dado resultados”, aseguró en referencia a la práctica que caracterizó a México desde los años 60 _ por ejemplo hacia Cuba_ y hasta que ganó la presidencia el conservador Partido de Acción Nacional, en el año 2000, cuando el país se alineó más con Washington.
De hecho, algunos analistas creen que ese posicionamiento tiene como objetivo presentar a México como un eventual mediador con Caracas.
Raúl Benítez, un experto en seguridad y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, afirmó que la política exterior ha sido el área en la que López Obrador lo ha hecho mejor hasta ahora, incluida la polémica invitación para que Maduro acudiera a su toma de posesión el pasado 1 de diciembre.
“Maduro está aislado y Mexico puede ser negociador... porque Maduro va a sentir confianza con él”, señaló.
Y las palabras de López Obrador podrían ir en ese sentido. “Nosotros estamos por el diálogo”, dijo el lunes. “En eso participamos, todo lo que sea diálogo. Lo que no podemos es condenar a un gobierno extranjero porque es violar el principio de no intervención, de autodeterminación de los pueblos, un principio constitucional. Pero diálogo sí, en todo lo que podamos dialogar”.