Ceden las guerras, preocupa la economía en Medio Oriente
AMÁN, Jordania (AP) — Una década de calamitosos conflictos en Siria, Yemén, Libia e Irak parece estar llegando a su fin, dejando millones de desplazados, miles de muertos y ciudades enteras en escombros.
Pero el potencial de inestabilidad sigue siendo alto en el Medio Oriente, incluso en países que le escaparon a las guerras civiles que siguieron a la Primavera Árabe del 2011 como Jordania, el Líbano y Egipto. Millones de jóvenes siguen marginados de la economía y la política, y gobiernos autoritarios no logran combatir efectivamente el alto desempleo y los problemas de siempre.
“El 2019 va a ser un año duro”, comentó el analista Amer Sabaileh en Jordania, donde protestas semanales contra las políticas económicas ya derribaron a un primer ministro este año y ahora tienen en la mira a su sucesor.
La política de Estados Unidos de aliarse con una potencia regional, Arabia Saudí, en detrimento de Irán, ha aumentado las tensiones en la región. Por ahora Teherán está en un compás de espera, sin renunciar al acuerdo nuclear con las potencias mundiales del que se salió el gobierno de Donald Trump, que restauró sanciones contra los iraníes.
En una región donde violentos conflictos costaron la vida a cientos de miles de personas, el brutal asesinato de un periodista saudí, el columnista del Washington Post Jamal Khashoggi, por agentes saudíes fue uno de los acontecimientos más notables del 2018. La muerte fue atribuida en forma generalizada al príncipe heredero Mohammed bin Salman e hizo que se replantease la participación de Arabia Saudí en la guerra civil de Yemén y la relación con Estados Unidos.
Estado de cosas en el Medio Oriente con miras al 2019:
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SE DESVANECEN LOS CONFLICTOS
El gobierno yemeníi, apoyado por una coalición encabezada por los saudíes, hizo algunos progresos en su lucha contra rebeldes hutíes con miras a un acuerdo de paz auspiciado por las Naciones Unidas, después de cuatro años de guerra en la que murieron al menos 60.000 personas y que puso al país al borde de una hambruna. Hay nuevas charlas programadas para enero.
En Siria, el presidente Bashar Assad, con la ayuda de Rusia e Irán, sofocó una rebelión de siete años y se mantuvo en el poder.
Irak declaró la victoria ante la agrupación Estados Islámico hace un año. Sin embargo, todavía tiene muchos desafíos por delante, incluida la reconstrucción de ciudades devastadas y la corrupción.
Gobiernos rivales acordaron un diálogo nacional en Libia a llevarse a cabo a comienzos del 2019 para despejar el camino hacia una elección general.
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PROBLEMAS ECONÓMICOS
En Irán, golpeada nuevamente por sanciones de Estados Unidos, la divisa sufrió grandes fluctuaciones, pero no se registraron las fuertes protestas de comienzos del año.
El retiro de Estados Unidos del pacto nuclear eliminó acuerdos por miles de millones de dólares con fabricantes de aviones y automóviles, pero Washington permitió que muchas naciones continuasen importando petróleo iraní por ahora. Esto hizo que se desmoronasen los precios del petróleo, con su consiguiente efecto en las economías de la región dependientes de los petrodólares.
El boicot de Catar encabezado por Bahréin, Egipto, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos no tiene fin a la vista, sobre todo después del sorpresivo retiro de Catar de la OPEP.
En Egipto, el país más poblado del Medio Oriente con 100 millones de personas, la generación de empleos no compensa el explosivo crecimiento de la población, de 2 millones de personas por año. La confianza del inversionista mejora, pero la inflación está por encima de los niveles fijados por el Fondo Monetario Internacional.
Décadas de corrupción y malos gobiernos están haciéndose sentir en el Líbano, cuya deuda de 84.000 millones de dólares hace temer un colapso económico.
“Me pregunto qué pasará con la creciente desesperanza de amplios sectores de la población”, expresó Jon Alterman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington. “¿La gente agachará la cabeza y seguirá siendo miserable o habrá algún tipo de explosión?”.
Las destructivas consecuencias de los levantamientos de la Primavera Árabe podrían funcionar como disuasivo en algunos casos.
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EL CONFLICTO ENTRE ISRAEL Y LOS PALESTINOS
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu empezó el año con un regalo de Trump, que reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y trasladó la embajada de Estados Unidos a esa ciudad en mayo. El presidente palestino Mahmoud Abbas congeló las relaciones con Estados Unidos en respuesta.
Israel siguió construyendo asentamientos en la Margen Occidental y Hamas encabezó grandes protestas contra el bloqueo de la Franja de Gaza, que ya lleva una década. Algunos militantes palestinos lanzaron ataque esporádicos contra los israelíes y decenas de personas murieron en enfrentamientos en el 2018, la mayoría de ellos palestinos.
Un plan de paz impulsado por Trump no se ha materializado.
En el 2019 habrá elecciones en Israel y cualquier concesión a los palestinos podría desbaratar la coalición de gobierno derechista de Netanyahu. El gobernante tal vez no se postule de nuevo si siguen su curso un par de juicios por corrupción en su contra.
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Los reporteros de la Associated Press Zeina Karam (Beirut), Jon Gambrell (Dubái, EAU), Josef Federman (Jerusalén), Hamza Hendawi (El Cairo) y Kathy Gannon (Islamabad) colaboraron en este despacho.