Más familias cruzan ilegalmente a San Diego
TIJUANA, México (AP) — Primero, la mujer se arrastró por debajo de la cerca fronteriza con el cuerpo boca abajo a través de un hueco cavado. El espacio tiene unos centímetros de alto y sus pies levantaban el polvo mientras se movía. Luego, siguió su hija de 3 años vestida de color rosa, que fue empujada boca arriba y con los pies por delante por un hombre que se quedó en México.
La madre, que esperaba ansiosa en el lado de California de la frontera, los apresuró. “Rápido”, dijo. “Aquí estoy yo. Ni importa que te ensucies”.
Quince segundos después, las hondureñas estaban juntas en Estados Unidos. Al poco tiempo, un agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) se acercó a ellas en una cuatrimoto para llevárselas en custodia.
El sector fronterizo de San Diego ha registrado una “ligera alza” en el número de familias que ingresan ilegalmente a Estados Unidos y se entregan a los agentes de migración desde que la caravana de migrantes centroamericanos llegó a Tijuana hace dos semanas, dijo la CBP el martes.
Miles de migrantes en el lado mexicano de la frontera viven en albergues abarrotados y llenos de tiendas de campaña en la ciudad fronteriza de Tijuana luego de un viaje agotador a través de México en el que caminaron y pidieron aventones con el objetivo de solicitar asilo en Estados Unidos.
Frustrados por la larga espera para presentar sus solicitudes, puesto que Estados Unidos procesa a lo sumo 100 al día, algunos migrantes tratan de cruzar la frontera de forma clandestina.
Rachel Rivera, de 19 años, comentó a The Associated Press que Honduras se había vuelto inhabitable. Momentos antes de arrastrarse bajo la cerca, dijo que estaba deslizándose hacia Estados Unidos en un intento de “darle una mejor vida” a su hija Charlot.
Un videorreportero de The Associated Press vio a más de una veintena de migrantes trepando una cerca entre México y Estados Unidos el lunes por la noche. Una vez que llegaron al otro lado, los migrantes alzaron los brazos para entregarse a los agentes fronterizos que llegaron rápidamente al lugar en camionetas blancas.
No está claro hasta el momento a dónde fueron trasladas esas familias.
En un día normal antes de que llegara la caravana a Tijuana, los agentes de la Patrulla Fronteriza en la zona de San Diego detenían aproximadamente a unas 120 personas que trataban de ingresar de forma ilegal a Estados Unidos desde México.
El presidente Donald Trump emitió una proclama en noviembre en la que suspendió el derecho a asilo para las personas que ingresaran a Estados Unidos de forma ilegal. Los grupos defensores de derechos humanos cuestionaron la legalidad de dicha proclama.
El portavoz de la CBP, Ralph DeSio, dijo que Estados Unidos trataba de frenar los cruces ilegales al emitir la proclama.
Estados Unidos ha establecido un proceso para los solicitantes de asilo para que se presenten de una forma “ordenada” en un cruce fronterizo, comentó DeSio a la AP en un correo electrónico. “Cuando la gente decide ignorar ese proceso se ponen en peligro y, en el caso de las familias, eligen poner en riesgo las vidas de sus hijos”.
Trump volvió a tuitear el martes para tratar de obtener apoyo para un mejor muro fronterizo y argumentó que el gasto sería menor en comparación con el que incurre cada año Estados Unidos por la inmigración ilegal.
Personas en su mayoría de Honduras, pero también de El Salvador y Guatemala, integraron la caravana que viajó hacia Tijuana, buscando seguridad en los números mientras atravesaban México para evitar a los criminales y las cuotas exigidas por las pandillas que se aprovechan de los migrantes.
Docenas de migrantes han comentado a la AP que huyen de la pobreza y que buscan una mejor calidad de vida, mientras que muchos también dijeron que huyeron de la terrible violencia y de las amenazas de muerte en su tierra natal.
La hondureña Margarita López dijo que definitivamente saltaría la cerca hacia Estados Unidos si tiene la oportunidad. Pero mientras tanto, López se mantuvo formada el martes para solicitar una visa humanitaria a las autoridades mexicanas que le permitiría vivir y trabajar en México por un año.
Cerca de ella, Luis Fernando Vázquez, de Guatemala, dijo que no intentaría saltar la cerca fronteriza.
“Yo no soy así. Prefiero trabajar... portarme bien aquí”, señaló.
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Los periodistas de The Associated Press Amy Guthrie en la Ciudad de México y Elliot Spagat en San Diego contribuyeron a este despacho.