Renuncian jefes policiales chilenos por caso mapuche
SANTIAGO DE CHILE (AP) — Dos altos cargos de la policía chilena y cuatro miembros de los efectivos especiales dimitieron el domingo tras conocerse que sí existían cámaras que grabaron la muerte de un comunero mapuche y que las grabaciones fueron destruidas.
"Se ha podido comprobar de que uno de los miembros de la patrulla del Gope (Grupo de Operaciones Policias Especiales)” presente en la muerte del joven comunero mapuche Camilo Catrillanca “que inicialmente había señalado que no tenía ni contaba con una cámara de vigilancia, sí la tenía... Y más grave aún, que la tarjeta de memoria de esa cámara de vigilancia la destruyó", indicó en rueda de prensa el ministro del Interior, Andrés Chadwick, el domingo, tildando los hechos de “inaceptables”.
Renunciaron los jefes policiales general Mauro Victoriano y el coronel Iván Contreras Figueroa, afirmó Chadwick en el punto de prensa, según el Twitter del Ministerio del Interior chileno. Además, dimitieron los cuatro miembros del Gope que participaron en los sucesos.
Catrillanca, de 24 años, fue baleado en la cabeza cuando un comando policial perseguía a personas que habían robado a tres vehículos y su muerte generó protestas violentas tanto en el sur del país como en la capital, Santiago.
La muerte de Catrillanca, en un incidente aún muy confuso con versiones encontradas, ocurrió en Ercilla el miércoles, cerca de la comunidad de Temucuicui, 600 kilómetros al sur de Santiago. El joven trabajaba en un tractor acompañado por otra persona, según relató en su momento el ministro del Interior.
Marcelo Catrillanca, padre del joven fallecido, desestimó en ese momento la versión policial que hablaba de enfrentamientos policiales con su hijo afirmando que "los enfrentamientos se hacen cuerpo a cuerpo y esto fue por la espalda".
El sábado se celebró en Temucuicui el multitudinario entierro del joven, al que acudieron representantes mapuches llegados de diversos puntos del país, y que se realizó siguiendo los ritos ancestrales de la comunidad en una larga ceremonia.
El joven fue enterrado en un cementerio indígena al interior de la comunidad, después que el cortejo –que pasó por el lugar donde murió Catrillanca- recorrió varios kilómetros hasta el lugar sin presencia policial para acompañar al féretro que iba custodiado con jinetes vestidos con atuendos tradicionales.
El suceso ha reactivado fuertemente la tensión en la región de la Araucanía, en el sur de país donde se concentran las comunidades mapuches, así como en el resto del país.
El descubrimiento de la destrucción de pruebas afianza una profunda crisis de confianza y credibilidad de los chilenos hacia la policía que se ha visto recientemente involucrada en investigaciones judiciales por supuestamente manipular pruebas para inculpar a ciudadanos mapuches en distintos operativos.
De los casi 18 millones de chilenos poco menos de un millón son mapuches que viven en unas 2.000 comunidades, que aceptan la política oficial de entregar pequeños terrenos a grupos que muchas veces carecen de recursos para explotarlas. Unos 200 rechazan este plan y realizan actos violentos en demanda de la restitución de tierras de sus antepasados, los habitantes originarios de Chile.
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El fotógrafo de AP Luis Hidalgo colaboró en la elaboración de este despacho