Muerte de joven mapuche desata incidentes en el sur de Chile
SANTIAGO DE CHILE (AP) — La muerte de un joven mapuche, baleado en la cabeza cuando un comando policial perseguía a desconocidos que habían robado tres vehículos, desató el jueves violentos incidentes en la conflictiva zona indígena de La Araucanía y otras ciudades chilenas.
Al anochecer centenares de personas se congregaron en una simbólica plaza de Santiago para protestar por la muerte de Camilo Catrillanca en una manifestación no autorizada. Cuando los manifestantes intentaron ocupar las calzadas fueron dispersados por la policía con gruesos chorros de agua y profusos gases lacrimógenos.
Grupos de encapuchados levantaron barricadas encendidas, obstaculizaron el tránsito y se enfrentaron con piedras a los policías. La televisión mostró dos autobuses del transporte público y un par de camioneras quemadas.
Incidentes similares se repitieron en ciudades del interior como Temuco, en el sur, y Valparaíso, al noroeste de Santiago.
Temprano en la mañana corresponsales de radio Cooperativa señalaron que hubo varios enfrentamientos entre desconocidos y miembros del “Comando Jungla”, un grupo de policías entrenados en Colombia. También se registraron ataques incendiarios que destruyeron una vivienda, un templo evangélico y un complejo turístico; hubo cortes de caminos y fue apedreada una comisaría.
Los incidentes de la madrugada ocurrieron en distintas áreas de Ercilla, 600 kilómetros al sur de Santiago, donde la víspera murió Catrillanca, de 24 años, en medio de un enfrentamiento entre delincuentes y miembros de la policía militarizada del “Comando Jungla” en las cercanías de la comunidad de Temucuicui, donde el joven trabajaba en un tractor acompañado por otra persona, dijo el ministro del Interior, Andrés Chadwick.
Agregó en el palacio de gobierno que los hechos se desataron luego de que delincuentes robaron tres vehículos a cuatro maestras y dos niñas y fugaron hacia Temucuicui mientras eran perseguidos por la policía con el apoyo de un helicóptero.
Chadwick añadió que los policías recibieron “disparos de distintas localidades” que derivaron en un enfrentamiento en el que murió Catrillanca.
El periódico La Tercera difundió lo que identificó como el parte policial del “Comando Jungla” que asegura que Catrillanca conducía uno de los vehículos robados antes de huir en un tractor en el que fue baleado.
Marcelo Catrillanca, padre del fallecido, desestimó la versión policial y dijo que su hijo recibió más de un disparo. “Hubo más proyectiles que al final terminaron con su vida... dicen que esto fue enfrentamiento, los enfrentamientos se hacen cuerpo a cuerpo, esto fue por la espalda”, aseveró.
El gobierno defendió el actuar del “Comando Jungla”. La vocera Cecilia Pérez dijo que desde abril pasado “los resultados que ha tenido este equipo especial de Carabineros (policías) en la lucha y el combate contra la delincuencia han sido positivos”, mientras varios grupos políticos demandaron el retiro del comando desde La Araucanía.
La policía de investigaciones debe establecer quiénes dispararon la bala que mató al joven.
José Aylwin, consejero del estatal Instituto Nacional de Derechos Humanos, dijo en declaraciones a la televisión estatal que hay un testigo, menor de edad, que dijo que la bala provino de la policía.
Imágenes de la televisión local mostraron que el jueves, al paso del cortejo que llevaba el cadáver de Catrillanca, decenas de encapuchados lanzaron piedras a la policía que respondió con gases lacrimógenos.
El senador de La Araucanía, Francisco Huenchumilla, declaró que el gobierno centroderechista del presidente Sebastián Piñera “exacerbó las cosas” cuando entregó el control del orden público a un comando policial “formado en Colombia, en una situación de guerra interna, de narcotráfico y terrorismo”.
“Estamos hablando de un delito común para lo cual se ha usado una fuerza militar”, añadió.
El alcalde de Reinaco, Juan Carlos Reinao, declaró que “nosotros sabemos que hay ciertos sectores que usan distintos medios de lucha para reivindicar el territorio. Pero hoy, con este Comando (Jungla), va a aumentar la violencia”.
De los casi 18 millones de chilenos poco menos de un millón son mapuches que viven en unas 2.000 comunidades que aceptan la política oficial de entregar pequeños terrenos a grupos que muchas veces carecen de dinero para explotarlas. Unos 200 rechazan este plan y realizan actos violentos en demanda de la restitución de las tierras de sus antepasados, los habitantes originarios de Chile.
Los mapuches nunca lograron ser dominados por los conquistadores españoles, a los que se resistieron por 300 años, hasta que en el siglo XVIII el Estado chileno los dominó por las armas y los empujó al sur, mientras chilenos y colonizadores se hicieron de sus tierras.