Cientos de migrantes parten de la Ciudad México hacia EEUU
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Unos 900 migrantes centroamericanos salieron el viernes de la Ciudad de México para embarcarse en la etapa más larga y peligrosa de su viaje a Estados Unidos, mientras que miles decidieron esperar un día más en el estadio deportivo del sur de la capital al que llegaron a principios de la semana.
El grupo reunió sus pocas posesiones y partió en metro hacia la parte norte de la ciudad, para posteriormente caminar por una autopista con escolta policial.
Para muchos fue la primera vez que subían al tren subterráneo, y no conocen el camino hacia la ciudad de Tijuana, ubicada a unos 2.800 kilómetros.
Carlos Castanaza, un plomero de 29 años de la Ciudad de Guatemala, se envolvió de pies a cabeza en una manta para paliar el frío y le preguntó a los transeúntes dónde estaba la próxima caseta de peaje. Cuando le dijeron que se ubica en una ciudad a unos 30 kilómetros de distancia, escribió cuidadosamente el nombre en su mano con una pluma para recordar adónde iba.
Deportado por conducir sin licencia después de una década de trabajo en Connecticut, Castanaza está desesperado por volver con sus dos hijos nacidos en Estados Unidos.
"He querido regresar por más de un año, pero no pude", dijo. "Por eso me uní a la caravana".
La historia se repetirá el sábado, a lo grande. Según la directora de la Comisión de Derechos Humanos de la ciudad, Nashieli Ramírez, antes del amanecer partirá el 90% de los 4.000 centroamericanos que siguen en la capital y lo harán igual que los que se fueron hoy, tomando el metro hasta la salida norte de la urbe. De ahí, la ruta será a la ciudad de Querétaro, luego a Guadalajara (en el estado de Jalisco), Culiacán (en el de Sinaloa) y Hermosillo (en Sonora).
La mayoría de los que dejaron la capital el viernes en la madrugada llegaron por la tarde a Querétaro y permanecían en el estadio Corregidora, según confirmó Ramírez. El gobernador de ese estado, Francisco Domínguez, aseguró que estaban preparados para acoger a 4.000 personas.
Según las autoridades queretanas, algunos incluso compraron boletos de autobús para adelantarse otro tramo.
Mientras tanto, en el complejo deportivo del sur de la capital mexicana crecía la impaciencia.
"¡Vamos, vamos!", gritó el hondureño Eddy Rivera, de 37 años, que ya no quería quedarse más tiempo en el campamento. "Todos estamos enfermos del frío, de la humedad", agregó el hombre que dejó a su esposa y cuatro hijos en Honduras. "Queremos salir ya, tenemos que llegar a Tijuana".
Aunque no estaba seguro de cómo un trabajador agrícola no calificado como él sería admitido en Estados Unidos, tiene un simple sueño: ganar suficiente dinero para construir una pequeña casa para su familia en Puerto Cortés.
Miles de migrantes pasaron los últimos días descansando, recibiendo atención médica y debatiendo cómo proceder con su ardua caminata por Centroamérica y México que comenzó a mediados de octubre.
El jueves, representantes de la caravana se reunieron con funcionarios de la oficina local de las Naciones Unidas y exigieron autobuses que los llevaran a la frontera.
El coordinador de la caravana, Milton Benítez, dijo que los funcionarios les ofrecieron autobuses solo para las mujeres y los niños, pero que ellos insistieron en que debía haber para todos. Sin embargo, la ONU los desmintió. En un comunicado el viernes dijo que sus distintas agencias “están imposibilitadas de brindar el transporte requerido por algunos integrantes de la caravana”.
Los organizadores se mostraron indignados el viernes y dijeron que no querían más observadores de la ONU con la caravana.
Nashieli Ramírez indicó que las comisiones de derechos humanos estatales de toda la ruta han hecho “una cadena de protección” para cada una acompañar a la caravana en su territorio ante la “omisión” del gobierno federal a la hora de proteger el camino.
Algunos migrantes no descartaban un milagro y que los autobuses llegaran. Otros se mostraban escépticos. Todos, sin embargo, se mostraban decididos a seguir hacia el norte.
"No va a haber buses", manifestó Héctor Wilfredo Rosales, un electricista de 46 años de Olancho, Honduras, que se echó a andar con su hijastro de 16 años por la falta de empleo. "Nos han mentido mucho, pero iremos caminando como hemos hecho hasta ahora”.
Una de las mayores preocupaciones para todos era mantenerse juntos para mayor seguridad.
La Ciudad de México está a 965 kilómetros (600 millas) del cruce más cercano en McAllen, Texas, pero ya en la anterior caravana, que fue mucho más pequeña, se optó por llegar hasta Tijuana, en el extremo noroeste, para cruzar a San Diego, porque el camino es más seguro.
"California es la ruta más larga pero es la mejor frontera, mientras que Texas está más cerca pero es peor”, explicó el abogado José Luis Fuentes, del grupo estadounidense National Lawyers Guild, a los migrantes.
Rosales hubiera preferido una ruta más corta “porque van muchas mujeres con niños y va a ser muy duro”, pero estaba contento con la decisión de marcharse ya y confiaba en que, como ocurrió para llegar a la capital, los mexicanos los apoyarán.
México ha ofrecido refugio a los migrantes y el gobierno dijo que emitió 2.697 visas temporales a individuos o familias. Pero la mayoría quiere seguir a Estados Unidos y rechazaron las ofertas de las autoridades mexicanas. Nashieli Ramírez estimó que unos 400 centroamericanos optarán por quedarse en la capital.
Solo una pequeña parte accedió a retornar a sus países de origen.