Libertadores: Boca-River, una final que enfrenta a familias
BUENOS AIRES (AP) — Gonzalo Raffo es un hincha fervoroso de Boca Juniors. Su esposa, Delfina Foramitti, se desvive por River Plate.
Ven por televisión juntos cada partido con los colores de los clubes que mantienen una de las rivalidades más intensas del mundo.
A veces apuestan: el que pierde se encarga de las tareas de la casa. El ganador no hace nada. Bromean entre ellos. A veces, las bravuconadas y frases hirientes alcanzan un punto que acaban peleados. Pero lo que está en juego ahora lo supera todo.
Es la primera vez que los dos clubes más grandes de Argentina se enfrentan en la final de la Copa Libertadores. Como muchos argentinos, los esposos están de acuerdo que nada se compara con esta final histórica. Pero también temen que estos dos clubes que dividen al país también pueden dividir a su propia familia.
“Lo siento más que el Mundial”, dijo Foramitti sentado al lado de su esposo en un sofá blanco en el que suelen ver fútbol por televisión. "Estoy muy nerviosa, pero por dos cosas. No solo por River, porque soy muy fanática. Me preocupo más por él, porque van a volar los platos en esta casa".
Raffo respondió: “¡Mientras gane Boca no va a pasar nada!”, dijo soltando una carcajada.
“Los argentinos son fanáticos del futbol y estos son los dos clubes más grandes de la Argentina”, dijo Raffo. La pareja hizo silencio y luego reflexionó: “El país será otro el día después”, advirtió Raffo en tono serio. “Yo en serio creo que se pueden destruir familias. El divorcio está ‘on the line' (de por medio)’", añadió Foramitti medio en broma.
El choque de ida se jugará el sábado en la Bombonera, la olla de presión que es el estadio de Boca. La vuelta será el 24 de noviembre en el Monumental de River, donde Argentina conquistó su primer Mundial en 1978.
“Todos los Boca-River son importantes, pero este realmente es el partido del siglo”, dijo Carlos Zinola, el septuagenario que ha sido dueño del restaurante Don Carlos frente al estadio de Boca durante casi 50 años y testigo de incontables súper clásicos. “Es la gloria eterna para el ganador o el fracaso estrepitoso para el perdedor”.
No se permitirá el ingreso de público visitante en ambos duelos, acorde con la práctica de seguridad para evitar la violencia. Así ha sido desde 2013 y ni siquiera una solicitud del presidente Mauricio Macri, ex presidente de Boca, pudo cambiarla.
Pero Macri ha continuado opinando como un hincha. El mandatario dijo que el que pierda necesitará "20 años para recuperarse", y hasta calentó el partido cuando trató de afortunado al técnico de River Marcelo Gallardo con un término soez durante un acto oficial.
La rivalidad está al tope. Una pareja llamó a su hijo recién nacido Enzo "River Plate" Bejarano. Los cardiólogos advierten sobre un partido que podría ser muy peligroso para los débiles de corazón. En la prensa se informó que un hombre que supuestamente estaba listo para postergar su matrimonio porque coincidía con el partido, y otro que se preparaba para la final pintando a su perro con los colores de su amado equipo.
También hay reportes sin confirmar que dicen que el presidente ruso Vladimir Putin llegara antes de una conferencia de líderes del G20 en Buenos Aires solo para poder ver la final que los medios argentinos han denominado como "El Partido del Siglo”.
Los clubes más emblemáticos del fútbol argentino surgieron en el puerto de la ciudad, en La Boca, barrio de clase obrera en el sur de Buenos Aires. La rivalidad se remonta a inicios del siglo pasado.
Boca fue fundado por un grupo de inmigrantes italianos que escogieron los colores los colores azul y amarillo para la camiseta, inspirándose en la bandera de un barco sueco que había anclado en el puerto. River, con su camiseta blanca y la banda roja cruzada en forma diagonal, se mudó a un barrio más acaudalado, al norte.
El diario británico The Observer destacó el Boca-River como uno de los 50 acontecimientos que cualquier aficionado al deporte debería disfrutar antes de morirse por su “combinación de color, ruido y energía”.
“Esto es como tener un hijo, no lo podés abandonar nunca. Esto tampoco”, dijo Matías Chamorro, un hincha de River de 33 años que posó para una foto en la que mostró el tatuaje del club que se puso en el hombro derecho mientras pagaba su cuota mensual en el estadio. "Guardar dinero para comer, pagar la luz, pagar el gas y para ver a River”.