Migrantes marchan en México para pedir autobuses a EEUU
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Unos 200 migrantes centroamericanos marcharon el jueves hacia la sede de la ONU en la Ciudad de México en representación de los casi 5.000 que están en un estadio con el fin de solicitar transporte para llegar a Estados Unidos.
Después de cruzar buena parte de la ciudad en una caminata de tres horas, los migrantes llegaron a la sede de las Naciones Unidas cuando las oficinas ya estaban cerradas, pero representantes de la institución recibieron a una delegación de una docena de personas en un lugar cercano, explicó a la AP Ilberto Sosa Montes, un hondureño de 45 años que forma parte de los coordinadores de la caravana.
La reunión continuaba al caer la noche, indicó Sosa Montes. La oficina del representante en México del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU confirmó a la AP la realización del encuentro.
Los migrantes que participaron en la marcha esperaban cansados a sus representantes, algunos tumbados en la calle. Habían insistido en que se “necesitan camiones para seguir viajando”, dijo Milton Benítez, porque según se avance hacia el norte el clima será más frío y es inseguro seguir caminando por las carreteras de las zonas donde operan los cárteles de drogas.
“[Esta] es una crisis humanitaria y la están desconociendo”, dijo al llegar a la sede de la ONU.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos había instado a las autoridades a facilitar transporte humanitario, sobre todo para las personas más vulnerables de la caravana.
Según los últimos datos de la oficina del ombudsman de la Ciudad de México, entre los 4.841 migrantes registrados hay 1.726 menores _de ellos 31 viajan solos y 310 tienen menos de cinco años_, y 24 mujeres están embarazadas. El 85% son de Honduras y el resto de Guatemala, El Salvador o Nicaragua en menor medida.
La previsión era que, cuando regresara esta delegación al estadio Jesús Martínez, los migrantes reunidos en asamblea decidirían cuándo salir y la ruta a tomar, aunque, según Sosa Montes, todo apunta a que se dirigirán a la ciudad de Tijuana, fronteriza con California.
Además de los 4.800 migrantes registrados en el estadio, el representante de México ante la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Christopher Gascón, calculó que otros 4.000 migrantes avanzan en caravanas por el sur del país.
El grueso de la caravana ya lleva varios días en el estadio. Muchos comenzaban el jueves a impacientarse y algunos muchachos se fueron para intentar tomar un tren de carga que se dirigía al norte temprano por la mañana, según dijo José Luis Bardales García.
Este joven de 19 años de Santa Cruz Yojoa, Honduras, decidió esperar.
"Uno no puede adelantarse porque hay mucho riesgo; mejor todos juntos", afirmó.
Con un cepillo de dientes y un tubo de pasta metidos en el bolsillo del pecho trató de calentarse con los rayos del sol y especuló que el grupo decidiría apuntar a Tijuana, una ruta más larga pero posiblemente más segura.
Nora Torres, que un día antes se había comprometido a llegar al menos a una ciudad fronteriza mexicana donde escuchó que había empleos bien remunerados, el jueves estaba pensando en regresar a Puerto Cortés, Honduras.
"Mucho tiempo de estar en un lugar me desespera", dijo Torres.
En el centro deportivo unos optaron por aprender algo de boxeo, otros por los juegos de pelota o de mesa y también hubo quien se entretuvo al son de los mariachis o en un improvisado concierto del grupo mexicano Café Tacvba.
Mientras tanto, muchas organizaciones se acercaban a darles consejos.
El abogado José Luis Fuentes, del colectivo estadounidense National Lawyers Guild, fue uno de los que estos días recorrió las carpas con un altavoz informando cómo funciona la ley de asilo en Estados Unidos.
Otros explicaban las alternativas de refugio en México. Según los últimos datos del gobierno mexicano, 3.230 personas han solicitado refugio en el país.
Pero Delmar Antonio Pineda Erazo, un agricultor de Copán, Honduras, dijo que creía que la mayoría de los miembros de la caravana continuarán la marcha.
El hombre de 37 años dejó a su esposa y sus dos hijos porque no podía mantenerlos con su trabajo.
"Se dicen en las noticias que (Donald) Trump allá no va a dejar entrar a nadie, pero uno tiene que tener paciencia, a ver qué. Algo tiene que pasar", afirmó.
Antonio Pérez, un aspirante a escritor de 21 años también de Copán, lleva ocho días en la Ciudad de México. Tuvo la suerte de viajar en el remolque de un camionero que se detuvo para ayudar a los migrantes. Permaneció en un refugio local hasta que se reunió en el estadio con el resto de la caravana, y dijo que está dispuesto a seguir esperando hasta que todos decidan marcharse juntos porque escuchó que las cosas están "calientes" en el norte.