Juez niega que puesto en gabinete de Bolsonaro sea un premio
SAO PAULO (AP) — El juez que es el rostro más prominente de la campaña anticorrupción en Brasil negó el martes que su nombramiento como ministro de Justicia fuera un premio por condenar y encarcelar a un rival político de su nuevo jefe.
"No tiene nada que ver con el caso del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva", dijo el juez Sergio Moro a reporteros en su primera conferencia de prensa desde que aceptó el cargo. "Sé que algunas personas interpretaron mi nominación como una recompensa. Ese no es el caso".
Moro es admirado y repudiado en Brasil por su papel en la investigación "Auto Lavado", que llevó a prisión a docenas de empresarios y políticos que participaron en una red para intercambiar licitaciones públicas y favores a cambio de sobornos.
El caso más prominente es el Lula, cuya condena le prohibió postularse candidato presidencial, lo que allanó el camino para el triunfo del presidente electo Jair Bolsonaro.
Muchos dicen que el estricto juez puso fin a una cultura de impunidad, pero otros creen que la investigación se ha enfocado demasiado en el Partido de los Trabajadores, de Lula, prestando menor atención a políticos de derecha.
Esas quejas han aumentado desde que Moro aceptó el puesto en el gabinete de Bolsonaro. Los abogados de Lula han apelado el caso alegando que el nombramiento es prueba de la parcialidad del juez.
Moro dijo que él no tiene intenciones de postularse a un puesto público y agregó que su trabajo en el ministerio sería "técnico".
Moro defendió por momentos a Bolsonaro, diciendo que algunos de los comentarios del político de extrema derecha fueron sacados de contexto, pero también dijo que ambos estaban en desacuerdo en algunos puntos, como el hecho de que Bolsonaro quiere que la gente que ocupa terrenos en protesta sea considerada como terrorista.
Moro saltó a la palestra nacional al combatir la corrupción, pero como jefe de los ministerios de Seguridad Pública y Justicia, enfrentará un problema potencialmente más espinoso: el flagelo de los crímenes violentos, muchas veces atizado por bandas de narcotraficantes. El año pasado, casi 64.000 personas fueron asesinadas en Brasil, un récord para un país que desde hace mucho tiempo es líder mundial de homicidios anuales.
Moro dijo a reporteros que usaría algunos de los mismos recursos que utilizó en la campaña “Auto Lavado”, como grupos especiales para investigar crímenes, diciendo que Nueva York tuvo éxito con esta práctica al combatir a la mafia.
En contraste con Bolsonaro, cuya retórica sobre crimen muchas veces se enfoca en el uso de fuerza policial, Moro habló sobre mejorar la recopilación de datos, el uso de la tecnología y el encarcelamiento y aislación a cabecillas del narcotráfico como parte de la lucha contra el crimen organizado.
"Una buena operación policial es cuando nadie resulta herido, y el criminal va a parar a la cárcel, y los policías regresan a casa", dijo.
También prometió aplicar medidas para ayudar a combatir la corrupción y dijo que en caso de que se encontraran irregularidades en el gobierno de Bolsonaro, el sistema judicial aplicaría las leyes.
A críticos les preocupa que los elogios de Bolsonaro a las dictaduras militares y la tortura, su retórica - muchas veces - violenta sobre crimen y sus afirmaciones despectivas contra las mujeres, negros y homosexuales son un presagio de políticas que socavarán los derechos civiles. El mismo presidente electo indirectamente abordó esos temores el martes durante una ceremonia para conmemorar el 30 aniversario de la constitución brasileña, diciendo que el documento es el "verdadero norte de nuestra democracia".
Moro también abordó esas preocupaciones, diciendo que todo lo que él va a hacer estará basado en las leyes y derechos.
"No hay posibilidades de que haya una política de discriminación en contra de minorías", puntualizó.