Tropas tendrán función limitada en la frontera de EEUU

Tropas tendrán función limitada en la frontera de EEUU
El gobernador de Arizona, el republicano Doug Ducey, se reúne con miembros de la Guardia Nacional en la Base Militar Papago Park en Phoenix el 9 de abril del 2018. (AP Photo/Ross D. Franklin, File)

PHOENIX (AP) — El presidente Donald Trump ha ordenado enviar 5.200 soldados a la frontera con México, pero las funciones que tendrán estarán sumamente limitadas, pues las leyes estadounidenses restringen la participación de las fuerzas armadas en tareas policiales.

Por ejemplo, los efectivos no podrán detener a migrantes, no podrán confiscar drogas, ni podrán tener participación alguna en detener la caravana de migrantes centroamericanos que huyen de la violencia en sus países y atraviesan México con esperanzas de llegar a la frontera con Estados Unidos.

Sus tareas serán muy similares a las que ya realizan los aproximadamente 2.000 efectivos de la Guardia Nacional que han sido desplegados en la frontera en los últimos seis meses, como por ejemplo vigilar desde helicópteros, instalar barreras de concreto y reparar vehículos. Habrá policías militares, ingenieros de combate y helicópteros con tecnología para detectar a gente en la oscuridad.

El envío de soldados ocurre una semana antes de las elecciones legislativas, en momentos en que Trump trata de usar el tema de la caravana para instigar miedo con fines políticos. El martes intensificó su retórica, acusando a los migrantes de ser “una invasión”.

“¡Nuestras fuerzas armadas los esperan!”, tuiteó el mandatario.

R. Gil Kerlikowske, comisionado del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza entre el 2014 y el 2017, aclaró que los militares no pueden detener a quienes pidan asilo y que los agentes de la Patrulla Fronteriza no han tenido problemas para detener a quienes cruzan sin autorización.

“Desde mi punto de vista, no es más que una maniobra política, un despilfarro de recursos militares y un malgasto de dinero público”, dijo Kerlikowske, quien dirigió la agencia cuando aumentó pronunciadamente el número de migrantes centroamericanos en el 2014. " Me parece que es un gran error usar a militares activos en ese rol. Para mí no es más que el presidente doblegándose antes de las elecciones legislativas”.

La caravana consiste en unos 4.000 migrantes que en su mayoría viajan a pie y, aparte, hay otra mucho más pequeña de unos centenares de personas. Todavía les quedan semanas o incluso meses para llegar a la frontera. Miles de ellos han abandonado la travesía, pidiendo asilo en México o aceptando la oferta del gobierno mexicano de llevarlos en autobús de vuelta a sus países de origen. Muy probablemente la caravana se reduzca aún más en el futuro cercano.

Otra caravana más pequeña que llegó al cruce fronterizo de San Diego hace unos meses tenía apenas unas doscientas personas.

Y a pesar de la intensificada retórica, el número de inmigrantes detenidos en la frontera es mucho menor al de años pasados. Agentes fronterizos este año realizaron sólo una cuarta parte de los arrestos que hicieron en el 2000, cuando estaba en su peor punto la crisis de la inmigración ilegal, cuando la agencia tenía la mitad del personal que tiene hoy. La composición demográfica de los migrantes también ha cambiado: antes eran en su mayoría hombres mexicanos que viajaban solos, hoy son mayormente familias centroamericanas con niños.

Los migrantes que están llegando a la frontera verán una nutrida presencia militar _ más del doble de los 2.000 efectivos que luchan en Siria _ aunque estos militares tendrán básicamente una misión de apoyo.

Eso debido a que los militares están limitados por la Ley de Posse Comitatus, una ley federal adoptada en el siglo XIX que restringe la participación de las fuerzas armadas en actividades policiales. A menos que el Congreso lo autorice específicamente, los militares no pueden tener contacto directo con civiles, incluyendo inmigrantes, dijo Scott R. Anderson del Instituto Brookings.

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Contribuyeron con esta nota los corresponsales de la AP Lolita Baldor, Robert Burns, Colleen Long y Jill Colvin en Washington; Susan Montoya Bryan en Albuquerque; Elliot Spagat en San Diego y Nomaan Merchant en Houston.

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