Política exterior de Bolsonaro podría aislar a Brasil
SAO PAULO (AP) — El presidente electo Jair Bolsonaro ha expresado reiteradamente su admiración por Donald Trump y parece dispuesto a seguir los pasos del mandatario estadounidense para hacer una reforma radical en política exterior que, los expertos advierten, podría aislar y perjudicar a Brasil.
Bolsonaro, quien asume el poder el 1 de enero, prometió retirar al país más grande de Latinoamérica del acuerdo climático de París, unirse a un puñado de países que han trasladado sus embajadas en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, y adoptar una postura dura en contra del presidente de Venezuela Nicolás Maduro.
El excapitán del ejército, quien ganó notoriedad como congresista debido a su lenguaje violento y comentarios ofensivos, también ha criticado frecuentemente a China, el principal inversionista extranjero de Brasil.
Su plan a grandes rasgos ha provocado que diplomáticos, analistas políticos y exfuncionarios gubernamentales lancen advertencias de que esas acciones podrían aislar a la potencia regional en lugar de otorgarle apertura a nuevos mercados, algo que Bolsonaro dijo que quiere lograr promulgando una privatización generalizada de las industrias estatales.
“Si Bolsonaro hace lo que dice, Brasil no tardará en volverse un paria en la comunidad global”, dijo Rubens Ricupero, un exministro de finanzas y medio ambiente. “Brasil tiene 50.000 problemas por resolver. Quiere darnos problemas que no tenemos a cambio de nada”.
Los comentarios de Bolsonaro, una figura sumamente polémica en su país, han agraviado a distintos sectores. Llamó “desperdicio humano” a los refugiados que huyen hacia Europa, lo que indignó a países de África y Medio Oriente, e irritó a China al visitar Taiwán, a quien Beijing considera una provincia disidente.
Y, al igual que Trump, dijo que Brasil cancelaría o intentaría renegociar tratados comerciales, incluyendo el Mercado Común del Sur (Mercosur).
Además de las agresivas declaraciones de Bolsonaro, los analistas no saben bien cómo operará con exactitud. No ha dicho a quién podría nombrar como ministro del Exterior, y fuera de su exagerada retórica de campaña, su plataforma oficial dependió en gran medida de generalidades, sin entrar a detalle en materia política.
“La estructura del Ministerio del Exterior necesita servir a los valores que siempre hemos relacionado con el pueblo brasileño”, se lee en un comunicado. “El otro frente es nutrir el comercio internacional con países que puedan aportar valor económico y tecnológico a Brasil”.
Como congresista, Bolsonaro tuvo un historial deslucido durante 27 años —durante los cuales solo dos de sus propuestas se convirtieron en ley— y a menudo aseguró que la política exterior brasileña era impulsada por la “ideología izquierdista del Partido de los Trabajadores“, que se mantuvo en el gobierno entre 2003 y 2016. Prometió retirar el sesgo político de su plataforma internacional al “no involucrarse con dictaduras”, una aparente referencia a mandatarios de izquierda, como los presidentes de Venezuela y Cuba.
La posible salida del acuerdo de París será una de sus decisiones más seguidas. Brasil acordó reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 37% debajo de los niveles de 2005 antes del año 2025. Para que eso suceda, necesita incrementar el uso de biocombustibles como parte de su infraestructura energética, además de reducir drásticamente su deforestación.
Al igual que Trump, quien retiró a Estados Unidos del acuerdo, Bolsonaro dijo que era un mal negocio para Brasil, que alberga la mayor parte de la selva amazónica. En septiembre, el entonces candidato dijo que el pacto ponía “en riesgo la soberanía brasileña” debido a que para alcanzar los objetivos de emisiones y deforestación tendría que abstenerse de urbanizar millones de hectáreas (acres) de territorio amazónico.