Rugby, herramienta de paz en Sudán del Sur
JUBA, Sudán del Sur (AP) Apretando la pelota con las dos manos, Gloria Nene se filtra entre rivales y, llena de orgullo, anota un try. La niña de 11 años dejó el Boro Boro, en el que los jugadores de un equipo tratan de golpear con el balón a los de otro, y comenzó a jugar al rugby hace algunos meses. Ahora aspira a ser jugadora profesional.
Me gusta jugar. Si estás afuera sin hacer nada, puedes terminar peleándote con amigos, expresó la muchacha.
Sudán del Sur, una nación azotada por una guerra civil, inauguró su primera liga de rugby desde que se independizó de Sudán en el 2011 y comprobó que el rudo deporte pude servir para promover la paz.
Más de 200 menores de entre cinco y 13 años de edad participan en prácticas semanales en el Club de Rugby de Sudán del Sur. Muchos de ellos aprendieron a jugar el deporte en los centros para refugiados de países vecinos. Una cuarta parte de los enrolados son mujeres.
El deporte no discrimina. Habla un solo idioma, dijo a la Associated Press el técnico Abraham Riak.
El deporte es una alternativa al fútbol, que es más popular pero a veces tiene que rechazar gente porque ya no le quedan cupos, acotó.
La liga de rugby inculca asimismo lecciones de la vida y enseña cómo comunicarse sin pelear.
Lo que tratamos de hacer, además de promover la participación en el rugby, es ofrecerle a estos jóvenes las herramientas para transformen sus comunidades, indicó Gemma Robson, expatriada británicas que entrena voluntariamente equipos de rugby.
Una mañana reciente en la capital, Juda, varios niños esperaban ansiosamente recibir sus camisetas mientras algunas vacas pastaban en un campo improvisado. Después de la práctica, más de una docena de menores del barrio se acercaron tímidamente y preguntaron cómo podían vincularse con la liga.
Los fundadores de la liga están buscando patrocinadores y esperan que el rugby llegue a ser un deporte de proyección internacional. El gobierno de Sudán del Sur ya tiene problemas para financiar los deportes más populares, como el fútbol, el básquetbol y el hándbol, de acuerdo con Josseline Samson Apaya, directora general interina del ministerio de deportes, cultura y la juventud.
Dijo que una mayor inversión contribuiría mucho a una transición a la paz tras una guerra civil que lleva cinco años.
El deporte es bueno para cualquier nación, para la reconciliación, para olvidarse de lo que pasó, manifestó ella.
El presupuesto del ministerio no llegó a los 5 millones de dólares el año pasado, que alcanzaron para cubrir dos viajes de selecciones a torneos regionales, indicó el gobierno. En cambio, se asignaron 72 millones de dólares a gastos militares, de acuerdo con el Instituto Internacional de Investigaciones por la Paz con sede en Estocolmo, un organismo independiente.
Este año el parlamento está tratando de que se asignen casi 8 millones de dólares al deporte, de modo que pueda enviar más equipos al exterior.
Corea del Sur está costeando los gastos de una visita del equipo de fútbol a Seúl en octubre y empresarios locales pagarán por el viaje de la selección de básquetbol a Tanzania en diciembre.
Los sudsudaneses son altos y talentosos, pueden ser grandes deportistas si se les da la oportunidad, expresó David Unyo Demy, miembro del parlamento y presidente de la comisión del deporte, la cultura y la juventud.
Algunos sudsudaneses ya triunfaron en el exterior. Cuatro juegan en la NBA: Luol Deng y Deng Adel con los Minnesota Timberwolves, Thon Maker con los Milwaukee Bucks y Wenyen Gabriel con los Sacramento Kings. Otros compiten a nivel universitario en Estados Unidos y otros países.