Impactantes confesiones de imputados salpican a Fernández
BUENOS AIRES (AP) La resolución judicial en la que la expresidenta argentina Cristina Fernández (2007-2015) fue procesada por liderar una asociación ilícita en la que funcionarios de su gobierno recaudaban sobornos de empresarios a cambio de premiarlos con obras públicas contiene impactantes declaraciones de imputados que confesaron las irregularidades.
Estas son algunas de las declaraciones recogidas por el juez Claudio Bonadío en su escrito de 500 hojas en el cual también involucró a Néstor Kirchner (2003-2007), fallecido marido y antecesor de Fernández, en las presuntas maniobras de corrupción.
El empresario Manuel Santos Uribelarrea narró que accedió a entregar sobornos debido a la fuerte presión que provenía del Poder Ejecutivo.
La sola emisión del pedido por parte de quien ocupaba un lugar importante dentro del organigrama de poder del gobierno anterior fue suficiente para tener fundadas sospechas de que si no entregaba el dinero, podía tener inconvenientes preocupantes como empresario.
El empresario Juan Chediack relató que el ministro de Planificación Julio De Vido lo amenazó.
De Vido me dijo Si querés seguir trabajando tenés que pagar... Yo atiné a explicarle que veníamos de una crisis, la de 2001, pero me trató de llorón... Entendí el mensaje muy claramente y al tiempo empecé a llevarle algunas cantidades de dinero a su casa. No me impuso montos determinados.
Los lugares de entrega del dinero eran dos: el Ministerio de Planificación donde me decía que deje los paquetes de dinero en el baño o en la propia casa del funcionario, en su living, al lado de unos bonsáis.
Claudio Uberti, titular del rgano de Control de Concesiones Viales durante el mandato de Kirchner, dijo que en una ocasión en 2005 el entonces presidente se enojó cuando le entregó pesos provenientes de la recaudación en lugar de dólares.
Una de las primeras veces que fui a ver a Néstor Kirchner... le llevé paquetes de pesos, euros... agarró a patadas el paquete de los pesos y lo tiró por el despacho. Kirchner era un suplicio.
Uberti también hizo un perfil del matrimonio presidencial: Cristina... no te saludaba, insultaba a sus colaboradores, especialmente a las mujeres. Néstor les pegaba a sus colaboradores. Encontrarte con ellos personalmente era terrible.
Uberti recordó que el día en que murió Néstor Kirchner, el 27 de octubre de 2010, en el departamento propiedad de la pareja presidencial en Buenos Aires había 60 millones de dólares y que en una ocasión observó que en el lugar había alrededor de veinte valijas de distinto tamaño.
Los transportes de dinero se hacían al sur por vía aérea, en bolso o valijas, y se hacían a la luz del día y a la vista de los que estuvieran en el lugar. No vi dinero pero sí las valijas. Esta cuestión no era ajena la señora de Kirchner que presenciaba los transportes.
José López, secretario de Obras Públicas durante el kirchnerismo, recordó la noche de junio del 2016 en la que le pidieron que por razones de seguridad cambiara de lugar unos nueve millones de dólares. En medio de la noche López fue descubierto por la policía mientras intentaba ocultar el dinero en un monasterio a las afueras de Buenos Aires.
La plata no sé dónde estaba antes de que me la trajeran. Si me llamaba Fabián (Gutiérrez, secretario privado de Cristina Fernández) era porque Cristina así se lo había indicado, Fabián era Cristina... Es obvio que creí que el dinero era de Cristina y que quien estaba enviando a Fabián era ella y por eso le hice caso.
Al ser interrogado sobre por qué nunca había declarado antes que el dinero pertenecía a la exmandataria López aseguró: Por temor a Cristina Kirchner, persona muy vengativa a quien conozco hace mucho tiempo... temor a ser descubierto o delatado, temor sobre mi vida y la de mi familia.
Ernesto Clarens, financista y encargado de cambiar los pesos a distintas divisas, declaró que el secretario privado de Néstor Kirchner, Daniel Muñoz -fallecido en 2016- le contó que todo este efectivo estaba en archivos metálicos que se encontraban dentro de una bóveda en el subsuelo de la casa del matrimonio Kirchner en El Calafate (en la provincia patagónica de Santa Cruz), donde había un olor a tinta (de los billetes) muy importante.
Clarens también afirmó que ante la falta de espacio para guardar tanta cantidad de dinero en determinado momento Muñoz me pide que trate de traer euros en billetes de 500 porque ocupaban menos lugar.