Lindsay Graham, de crítico ac?rrimo a ladero de Trump
COLUMBIA, Carolina del Sur, EE.UU. (AP) John McCain no quería saber nada de Donald Trump. Y el presidente le tenía tanto encono que hizo mordaces alusiones al senador durante su campaña electoral. Una figura de Washington, no obstante, todavía albergaba esperanzas de zanjar las diferencias entre ambos.
Lamento que no haya tenido más tiempo para hacer las paces con Trump, declaró el senador republicano Lindsay Graham a la Associated Press esta semana, en alusión a su finado amigo y mentor. Graham dijo que McCain perdonó a sus captores en Vietnam. Quién sabe lo que hubiera pasado con el correr del tiempo.
El optimismo de Graham y sus esfuerzos por limar los aspectos más ásperos de Trump confunden a sus colegas. El senador republicano de Carolina del Sur era el mejor amigo de McCain en el Senado, un admirador de sus puntos de vista y de su integridad. Pero mientras que otros --en especial McCain-- han mantenido distancias con el tempestuoso presidente, Graham hizo lo contrario, y ha pasado a ser una especie de enlace, traductor y, según algunos, alguien que le despeja el camino.
Cuando el establishment republicano aceptaba como ciertas las críticas a Trump en un reciente editorial anónimo, Graham lo denunciaba en Fox como una estrategia de la izquierda para hacer quedar el mandatario como un loco y repitió la postura de Trump de que la investigación sobre los manejos de Rusia se desmorona.
El senador dice que su giro es una cuestión de responsabilidad. En una entrevista con la AP, Graham afirmó que McCain le enseñó que el país debe seguir adelante después de una elección y que uno tiene la obligación de ayudar al presidente, especialmente si es republicano. Señala que Trump le cae mejor y que está aprovechando esa buena relación para incidir en ciertas decisiones, aunque no dijo cuáles.
Trato de ayudar, creo que él necesita toda la ayuda que pueda recibir, manifestó. Tus críticas pueden surtir más efecto cuando la gente se da cuenta de que los tratas de ayudar a que tengan éxito.
La actitud de Graham es parte de un cálculo político. Después de todo, buscará la reelección en el 2020.
Algunos legisladores republicanos, como Jeff Flake y Bob Corker, criticaron abiertamente a Trump y lo pagaron caro. Ambos se están retirando. Otros apoyan contra viento y marea al mandatario.
Y hay antiguos rivales en la puja por la presidencia, como los senadores Rand Paul y Marco Rubio --y ahora Graham--, que se acercaron a Trump después de criticarlo duramente en la campaña.
Igual que su mentor McCain, Graham es uno de esos senadores a los que les gusta combatir en muchos frentes y forjar acuerdos con su astucia y su punzante humor.
A Trump le cae bien eso y le sigue la corriente. Se los ve a menudo juntos, juegan al golf con regularidad y hablan por teléfono. Graham parece tener mucha influencia en la Casa Blanca. Cuando el periodista Bob Woodward quiso conseguir una entrevista con Trump, le pidió a Graham que hiciese de intermediario.
Cuando Trump quiso despotricar contra el trabajo de Woodward, lo habló con Graham.
Está furioso, se siente traicionado, y no lo culpo, dijo Graham.
En el terreno militar, en el que Graham es un halcón, el senador ofrece una alternativa a la postura no intervencionista de Trump. En ese sentido, Graham sigue las enseñanzas de McCain y contrarresta la influencia de otro allegado a Trump, el libertario Paul.
Graham produjo revuelo el mes pasado cuando dijo que Trump planeaba despedir al secretario de justicia Jeff Sessions después de las elecciones de noviembre. El año pasado había dicho que Trump lo pagará muy caro si despide a Sessions.
Hubo una época en la que la idea de que Trump y Graham jugasen regularmente al golf era inconcebible. Poco después de que el magnate lanzase su candidatura Graham lo describió como un bobo que no debería ser el jefe de las fuerzas armadas. Trump, a su vez, dijo en un acto que Graham era un peso liviano y un idiota, para luego dar el número de teléfono privado del senador ante las risas de su auditorio.
Graham retiró su candidatura y, al igual que McCain, no fue a la convención republicana. Declaró que no apoyaría a Trump en las elecciones y que el Partido Republicano había sido embaucado.
Graham admite que Trump es temperamental e imprevisible, pero afirma que escucha a los demás y se interesa en los temas más de lo que la gente cree.
A partir del golf, llegué a conocerlo bien, expresó Graham, agregando que Trump le parece alguien entrador y afable.
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Mascaro informó desde Washington.
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