Lágrimas y abrazos tras 1ra ronda de reencuentros coreanos
SEL, Corea del Sur (AP) Mientras sus dos hijas norcoreanas, ambas de unos 70 años, lloraban ante su autobús el miércoles, Han Shin-ja, de 99, golpeaba la ventanilla del vehículo desde dentro con desesperación, moviendo los labios para decir no lloren y adiós.
Cuando el bus partió hacia Corea del Sur, las hijas del Han corrieron detrás hasta que fueron interceptadas por un funcionario norcoreano, una despedida predecible aunque igualmente desgarradora tras el que probablemente será el último encuentro con su madre antes de su muerte.
La familia de Han estaba entre los cientos de ancianos coreanos que se despidieron entre lágrimas al final de la primera ronda de reencuentros entre familias separadas por la Guerra de Corea (1950-1953).
Alrededor de 200 surcoreanos regresaron a su país luego de tres días de reuniones con sus parientes norcoreanos en el balneario de Diamond Mountain. Otros 337 viajarán desde el Sur para una segunda ronda de contactos entre el viernes y el domingo.
La primera fase de la iniciativa dejó desgarradoras imágenes de familiares llorando, abrazándose y acariciándose en medio de un torrente de emociones. Muchos de los surcoreanos eran refugiados de guerra que volvieron a ver a los hermanos o hijos pequeños que dejaron atrás, que ahora rondan los 70 años.
Algunos de los participantes intercambiaron sus números de teléfono y direcciones, aunque desde el final de la guerra las Coreas no permiten que sus ciudadanos visiten a sus parientes al otro lado de la frontera ni contacten con ellos sin autorización.
Casi 20.000 personas han participado en 20 rondas de encuentros desde 2000, pero nadie ha tenido una segunda oportunidad para verse.
Los encuentros se celebran tras un parón de tres años en los que Corea del Norte realizó tres ensayos nucleares y múltiples pruebas con misiles que podrían alcanzar territorio continental de Estados Unidos. Tras un periodo de hostilidades, el líder norcoreano, Kim Jong Un, optó por un enfoque más diplomático en 2018 y se reunió en dos ocasiones con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y una con el de Estados Unidos, Donald Trump.
Aunque Seúl presiona para celebrar más iniciativas de este tipo, los analistas dicen que Pyongyang las considera importante moneda de cambio y no quiere ampliarlas porque permiten que su población tenga una mayor conciencia del mundo que existe más allá de la hermética nación.