Hondureña víctima de violencia doméstica pide asilo en Utah
SALT LAKE CITY (AP) Afuera de la Primera Iglesia Unitaria de Salt Lake City en donde Vicky Chávez y sus dos hijas llevan seis meses refugiadas, hay un parque infantil rodeado de grandes árboles frondosos. Sin embargo, Chávez nunca permite que Yaretzi, de 6 años, o Issabella, de 11 meses, jueguen ahí. Nunca salen de la iglesia.
Chávez, de 30 años, teme que agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), las detengan y las envíen de vuelta a Honduras, en donde teme por su seguridad a causa de su novio abusivo. Sus miedos la llevaron a pedir asilo en Estados Unidos hace cuatro años.
A pesar de que un juez de inmigración ha negado reiteradamente su solicitud, Chávez le dijo a la prensa la noche del lunes que está determinada a permanecer en la iglesia y luchar por quedarse en Utah, en donde viven sus hermanos y padres. Sus abogados buscan un remedio en una corte federal de apelaciones, aunque es un intento con pocas probabilidades de éxito.
Ver a otros padres inmigrantes separados de sus hijos en la frontera la hace incluso más reticente de regresar a casa y pasar por una posible separación de sus hijas si otra vez intenta pedir asilo en Estados Unidos, dijo.
No me imagino sentir el dolor de que me separaran de mis hijas, dijo Chávez durante una entrevista con The Associated Press el mes pasado. Dormir en un centro de detención no es nada fácil. Lo viví. Yo lo viví con mi hija, pero no lo viví separada.
Chávez entró sin autorización a Estados Unidos en junio de 2014 y un juez de inmigración federal ordenó que fuera deportada en diciembre de 2016, dijo Carl Rusnok, vocero de ICE. Chávez recibió la orden de salir del país y el 30 de enero agotó todas las apelaciones disponibles, agregó.
Esa noche, Chávez tenía pasajes de avión para regresar a su casa en San Pedro Sula, Honduras; pero en lugar de eso, aceptó una oferta de refugio de la iglesia.
Ella y sus hijas duermen en un salón de catequesis y pasan la mayor parte del tiempo en otro cuarto con una televisión, un caballete y otros juegos. Yaretzi recibe lecciones de piano en la capilla, y bailan y corren en un salón abierto con pisos de madera.
La pequeña Issabella ha aprendido a caminar en la iglesia y ahí celebró por adelantado su primer cumpleaños. Yaretzi recibe tutoría en lugar de asistir a la escuela.
Me siento triste porque no puede darle a la niña una vida normal, dijo Chávez.
Son los primeros inmigrantes en refugiarse en Utah de los que se tiene conocimiento, según grupos locales de defensa a migrantes y la sucursal estatal de la Unión Americana de Libertades Civiles. La práctica ha sido común en estados como Arizona y California, pero nunca en Utah, en donde dos terceras partes de la población son mormones.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ltimos Días es compasiva con los inmigrantes y recientemente dijo que estaba muy perturbada por las separaciones de familias en la frontera, pero no ofrece refugio a inmigrantes.
El reverendo Tom Goldsmith de la Primera Iglesia Unitaria dijo que su congregación, de unas 300 familias, votó hace una década recibir un caso de refugio. Cuando un grupo de apoyo inmigrante presentó el caso de Chávez, la congragación aceptó ayudar. El gobierno del presidente Donald Trump fue factor en su compromiso, dijo.
Es muy fácil hacer lo mismo de siempre como un grupo normal de feligreses privilegiados, predominantemente blancos, dijo Goldsmith. Hay un profundo llamado para extender el amor y el compromiso con la justicia social. No sólo presentarse en manifestaciones o protestar en marchas, sino demostrar en una forma muy tangible que estamos comprometidos con lo que decimos.
Unos 200 miembros de la iglesia y otros voluntarios se aseguran de que la familia Chávez sea alimentada, educada, apoyada y protegida.
No tengo familia en Honduras. No tengo un hogar donde puedo llevar a mis hijas, dijo Chávez. Vengo huyendo por violencia doméstica. Estuvimos recibiendo amenazas de muerte... Mi miedo es que nos puede ocurrir algo malo en Honduras.