Cuatro mundiales y ning?n título para Messi
Alineaciones y tácticas distintas todos los partidos. Un técnico que fue perdiendo autoridad con cada encuentro. Un país encendido en llamas por el flojo desempeño de su selección. El descalabro argentino en la Copa Mundial fue de tal magnitud que ni Lionel Messi pudo hacer mucho por evitarlo.
Messi se despidió de Rusia 2018 sin pena ni gloria, marcado tal vez para siempre por no haber podido ganar nada con la selección albiceleste, cuando Francia derrotó el sábado 4-3 a los argentinos en los octavos de final.
Argentina se lleva en las valijas un revés 3-0 con Croacia, un empate 1-1 con Islandia y una sola victoria, 2-1 ante Nigeria, que le dio el pase a la segunda fase con escasos cuatro puntos.
Más que eso, se va con una imagen desdibujada, de equipo que perdió totalmente el rumbo y nunca supo bien a qué jugaba.
Messi no formuló declaraciones tras el revés ante Francia, pero el técnico Jorge Sampaoli reconoció que no se supo aprovechar todo el genio del astro del Barcelona.
Contamos con el mejor jugador del mundo y teníamos que generar situaciones colectivas para ese jugador que tiene tanta brillantez, dijo Sampaoli. Lo intentamos en distintas formas para aprovechar esa virtud, por momentos se logró y otros no.
En el plano personal, Messi anotó un gol memorable tras bajar un balón dificilísimo en el área con el muslo izquierdo y marcar de derecha contra Nigeria. Dejó algunos destellos de su genio, pero no fue determinante. Se lo vio deambular por la cancha, incapaz de resolver las situaciones adversas, como hace rutinariamente en el Barcelona.
Fue una nueva frustración para un jugador que ha cosechado todo tipo de títulos con su club pero nada con la selección, excepto un oro olímpico en Beijing 2008. Es una deuda que lo carcome y que muchos compatriotas no le perdonan.
No es el primer caso de un genio privado del gozo de alzar la Copa Mundial. Ahí están Alfredo Di Stefano, Johan Cruyff, Ferenc Puskas y Eusebio, entre otros.
Sus frustraciones en los mundiales también dan munición a sus detractores, que le echan en cara que no es un líder como Diego Maradona, el capitán del seleccionado que conquistó el último título argentino, el de México 1986.
Messi venía de perder tres finales seguidas con la selección la del último Mundial en 2014 y las de las dos últimas ediciones de la Copa América en 2015 y 2016 y había renunciado el equipo diciendo que ya lo había dado todo y que el destino se había empeñado en negarle una coronación con su selección.
Lo convencieron de que volviese, tan solo para sufrir otra decepción, tal vez mayor que las anteriores.
No sería de extrañar que esta sea su despedida definitiva de la selección, lo mismo que la de otros jugadores de la vieja camada, como Javier Mascherano, Gonzalo Higuaín y Ángel di María.
El único imprescindible es Messi, todos los demás somos prescindibles, dijo Mascherano, quien anunció su retiro del seleccionado tras la eliminación en Rusia.
En total, Messi ha marcado seis goles en cuatro copas mundiales, ninguno de ellos después de la primera ronda.
Otro elemento que jugó en contra del cinco veces ganador del Balón de Oro fue la crisis institucional que se desató en el fútbol argentino tras la muerte de su mandamás Julio Grondona poco después del Mundial de 2014.
Argentina se clasificó con lo justo a Rusia 2018, después de despedir a dos técnicos. Los argentinos tenían a Messi pero no lograban rodearlo de gente con la que pudiese jugar. Sampaoli, el tercer estratega de la selección durante este ciclo mundialista y con quien se logró la clasificación en la última fecha, trató de armar un equipo al servicio del astro.
Ensayó numerosas variantes, pero llegó a Rusia sin una alineación ni un esquema de juego definidos. Siguió buscando la mejor forma de apoyar a Messi en pleno Mundial, sin resultados.
Los cambios constantes para tratar de sacarle el mejor provecho a Messi hicieron que Argentina perdiese su identidad y que Sampaoli perdiese el respeto de sus jugadores, según medios argentinos. Se llegó a decir incluso que al final Sampaoli tenía que negociar cada decisión con los jugadores de más peso en el plantel.
Pero nada rindió dividendos. El nivel de Argentina fue tan pobre que la tarea de los rivales se hizo fácil: lo único que tenían que hacer era anular de un modo u otro a Messi.
Nuestro objetivo era que Messi no recibiese la pelota, declaró el capitán de Croacia Luka Modric tras el triunfo 3-0 sobre los argentinos.
Así de simple. Anulado Messi, Argentina no existió.